Probablemente, el monovarietal de Merenzao de Cantariña sea el vino que mejor ejemplifica los cinco pilares sobre los que se sustenta este proyecto familiar: amor por el terruño, cultivo ecológico, autenticidad, elaboración de vinos “disfrutables” y, por supuesto, vinos “de familia”.
Estos cinco puntos se traducen el cultivo de viñedos de la familia, mayormente viejos, plantados siempre con variedades autóctonas, cultivados de forma artesanal, sostenible y ecológica (sin usar pesticidas ni herbicidas), respetando el ecosistema natural de la viña y “mimando” sus suelos para que todo este esfuerzo se convierta en vinos para disfrutar y compartir. Y si pruebas Cantariña 6 Merenzao 2021, vas a entender perfectamente que pocos vinos encajan mejor en la categoría de “para disfrutar”.
En la que es su tercera añada, este Cantariña 6 Merenzao muestra un carácter más “adulto” que en las anteriores iteraciones, un descriptor poco ortodoxo que nos sirve para explicar algunos matices de este monovarietal elaborado con uvas procedentes de La Cuadra de la Señora, una parcela ubicada en el paraje de Las Gundiñas, en Villafranca del Bierzo, al borde del Camino de Santiago, replantada en 2015 con Merenzao por ser una variedad autóctona de enorme potencial en El Bierzo y –por qué no– como una especie de acto de justicia poética, ya que se cree que la Merenzao (Trousseau, en Francia) vino precisamente del Jura de manos de los peregrinos que cruzaban Francia y España de este a oeste en busca del jubileo.
Para elaborarlo, las uvas, plantadas en una ladera de suelos arcillosos con cantos rodados orientada al sureste, se vendimiaron a mano y fermentaron en tres barricas abiertas usadas de roble francés de 225 litros, tras lo cual dos terceras partes del vino se criaron en una barrica usada durante nueve meses mientras el resto lo hacía en un pequeño depósito de acero inoxidable.
Después de dos años de reposo en botella, llega el turno de descorcharlo para encontrar un vino de un sugerente color fresa traslúcido y capa media baja cuya nariz nos entrega aromas a cereza, fresa ácida y una nota herbal. Su boca es deliciosa y adictiva, con una acidez notable pero no puntiaguda; una acidez amable que define a este vino vertical, frutal, fresco y a la vez goloso, con una estructura que nos sorprende y que nos lleva a definir esta añada como más “adulta” sin que ello suponga que haya perdido un ápice de ese carácter jovial y “juguetón” que tanto nos gusta de este vino y que tan bien encaja en esos cinco pilares sobre los que se sustenta este proyecto familiar: amor por el terruño, cultivo ecológico, autenticidad, elaboración de vinos de familia y, por supuesto, vinos “disfrutables”.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
| Cantariña 6 Merenzao 2021 | 13,8 % | 455 botellas de 75 cl | 35 euros (añada 2022) |
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Cantariña 6 Merenzao 2021: A wine born to be enjoyed
The single-varietal Merenzao from Cantariña is probably the wine that best exemplifies the five pillars on which this family project is based: love for the terroir, organic farming, authenticity, making “enjoyable” wines and, of course, “family wines”.
These five points translate into the farming of the family’s vineyards, mostly old, always planted with native varieties, farmeded in an artisanal, sustainable and ecological way (without using pesticides or herbicides), respecting the natural ecosystem of the vineyard and “pampering” its soils so that all this effort becomes wines to enjoy and share. And if you try Cantariña 6 Merenzao 2021, you will perfectly understand that few wines fit better into the “to enjoy” category.
In what is its third vintage, this Cantariña 6 Merenzao shows a more “adult” character than in previous iterations, an unorthodox descriptor that helps us explain some nuances of this single-varietal made with grapes from La Cuadra de la Señora, a plot located in the area of Las Gundiñas, in Villafranca del Bierzo, on the edge of the Way of St. James, replanted in 2015 with Merenzao because it is a native variety with enormous potential in El Bierzo and – why not – as a kind of act of poetic justice, since it is believed that the Merenzao (Trousseau, in France) came precisely from the Jura from the hands of the pilgrims who crossed France and Spain from east to west in search of the jubilee.
To make it, the grapes, planted on a southeast-facing slope of clay soils with boulders, were harvested by hand and fermented in three used 225-liter open French oak barrels, after which two thirds of the wine was aged in a used barrel for nine months while the rest was kept in a small stainless steel tank.
After two years of resting in the bottle, it’s time to uncork it to find a wine with a suggestive translucent strawberry color and a low middle layer whose nose gives us aromas of cherry, sour strawberry and a herbal note. Its palate is delicious and addictive, with a notable but not sharp acidity; a gentle acidity that defines this vertical, fruity, fresh and at the same time sweet wine, with a structure that surprises us and that leads us to define this vintage as more “adult” without this meaning that it has lost an iota of that jovial and “playful” character that we like so much about this wine and that it fits so well into those five pillars on which this family project is based: love for the terroir, organic farming, authenticity, family winemaking and, of course, enjoyable wines.
