Con ella empezó todo, con la Alicante, con unas cuantas cepas de Garnacha Tintorera que su arrendatario no quiso vendimiar. Se trata de una uva autóctona del Bierzo, pero rara vez se vinifica sola; de hecho, a día de hoy los varietales de Alicante Bouschet o Garnacha Tintorera no están aún amparados por la D. O. Bierzo, a pesar de que la propia D. O. reconoce que esta variedad supone un 2 % del viñedo berciano.
Así que en 2015 nace este subversivo Cantariña 1 La Garnacha. Los hermanos Ysart Álvarez de Toledo deciden vendimiar esa fruta prohibida y hacer con ella un vino diferente. Con la ayuda de amigos como Bodegas Luna Beberide (donde se obra el milagro que transmuta la tintorera en tinto) y con el uso de barricas nuevas que lo docilitarán durante doce meses, con ilusión y un punto de locura, nace el primero de los cuatro vinos que constituyen hoy el proyecto de estos cinco hermanos: Fede, Santi, Sonso, Consu y Coque.
Cata de Cantariña 1
Cantariña 1 La Garnacha 2015 necesita tiempo para abrirse. Pero desde el momento de empezar a servirlo podemos deleitarnos con su precioso color rojo picota, brillante, sano, limpio. En nariz encontramos fruta roja madura, compota, intensidad… Con tiempo y con trabajo de muñeca la Cantariña empieza a despertar y aparecen notas de madera, tostados suaves, cacao… Es una madera muy bien integrada que aporta unos matices más complejos a una nariz muy limpia, de buena intensidad, en la que la fruta nunca deja de llevar la voz cantante.
Si eres como nosotros y te gusta apreciar cómo despierta el vino, Cantariña 1 te mostrará una gran evolución desde que sirves la primera copa hasta que se oxigena y logra expresarse por completo. Cuando lo consigue, te mostrará en boca esa carga frutal prometida en nariz, aunque se trata de una fruta muy fresca, no madura, con una acidez que nos invita a imaginar una evolución en botella formidable si decides guardarlo durante varios años. El trago es medio largo, su entrada es ácida y va dejando notas más balsámicas mientras se diluye en el suelo de la boca.
Cantariña Vinos de Familia
Así que esta primera Cantariña es la hermana mayor de otras tres más. Cantariña 2 Viña de los Pinos 2017 es la etiqueta más popular del proyecto de la familia Ysart. Se trata de un varietal de Mencía con personalidad, este sí amparado por la D. O. Bierzo. Cantariña 3 El Triángulo 2016 es el tope de gama. Sus uvas, principalmente Mencía, provienen de la mejor parcela, orientada a poniente y con suelo arenoso. Tras 12 meses de crianza en roble de diversos usos, promete ser un vino verdaderamente serio. Y, por el momento, Cantariña 4 Doña Blanca 2017 es el último vino, un blanco varietal de Doña Blanca con un 20 % de Palomino que deja sin palabras a todo el que lo prueba.
¿Habrá algún día un Cantariña 5? Nunca se sabe, pero si tuviéramos que apostar, nos la jugaríamos al “sí”. Y ya que jugamos a los futurólogos, nos gusta imaginar que dentro de unos años El Triángulo, La Viña de los Pinos y Valdeobispo darán sus nombres a Vinos de Paraje o de Viña Clasificada, en la nueva terminología borgoñesa del Bierzo, cerrando el círculo que José Álvarez de Toledo, “Don Pepito”, inició apostando por hacer un vino de calidad en el Bierzo cuando los viticultores de la región se limitaban a elaborar vinos cosecheros para consumo propio o para vender a granel a Galicia, un legado que sus nietos han sabido honrar de forma magistral.