Probablemente Cantariña no necesitaba un “nuevo viñedo viejo”. Probablemente tampoco necesitaba una nueva referencia en su porfolio. Y más que probablemente hacerse con una parcela cuya inclinación es del 66 % no es lo mejor de cara a racionalizar el trabajo o aquilatar los costes. Pero cuando Santi Ysart vio el viñedo de A Freita y supo que estaba a la venta, tuvo que incorporarlo al proyecto.
A Freita es, así, un paraje de Corullón que se encuentra en la ladera del cañón del río Burbia orientada hacia al este, a unos 550 metros de altitud. Esta parcela, en concreto, es un viñedo de un cuarto de hectárea donde las cepas centenarias de Mencía salpicadas de otras variedades hunden sus raíces sobre suelos pizarrosos con cuarcitas y arena buscando la humedad y la sustentación necesarias.
Con sus uvas (un 85 % Mencía y un 15 % Palomino) se ha elaborado esta primera añada de Cantariña 7 A Freita, siguiendo las pautas habituales de la bodega: viticultura ecológica y en secano, vendimia manual y vinificación de mínima intervención, buscando la expresión de la variedad, el terruño y la añada.
Así, las uvas de este Cantariña 7 A Freita 2021 fermentaron en un pequeño depósito de acero inoxidable, con levaduras autóctonas y sin control de temperatura. Posteriormente, el vino se crió durante nueve meses en una barrica de roble francés de 500 litros, tras lo cual permaneció alrededor de medio año redondeándose en la botella antes de que lo descorcháramos.
Cuando lo servimos en la copa observamos un vino de color rojo picota y capa media. Su nariz, muy limpia, nos ofrece sugerentes aromas de violetas, campo, fruta roja y negra, azúcar quemado y un toque de regaliz. Pero lo que hace que nuestros ojos se abran como platos es su boca: fina, elegante, fresca… Su entrada es vertical, pero enseguida el trago comienza a ensancharse y a ganar complejidad, profundidad, volumen… No sabemos si quedarnos con su buena acidez, sus taninos sedosos, su agradable longitud, su toque mineral… Lo que sí nos queda claro es que probablemente Cantariña no necesitaba un “nuevo viñedo viejo”, pero agradecemos a cada trago que una vez más el corazón haya triunfado sobre la razón.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Cantariña 7 A Freita 2021 | 13,5 % | 640 botellas de 75 cl | 30 euros |
🇬🇧
Cantariña 7 A Freita 2021: Mencía from an old vertical vineyard in El Bierzo
Probably Cantariña didn’t need a “new old vineyard”. Probably They didn’t need a new reference to their portfolio either. And it’s more than likely that getting a plotwith a 66% slope isn’t the best way to rationalize the work or assess the costs. But when Santi Ysart saw the A Freita vineyard and knew that it was for sale, he had to add it to the project.
A Freita is, a place in Corullón located on the slope of the Burbia river canyon facing east, at about 550 meters above sea level. This plot, in particular, is a vineyard of a quarter of a hectare where the hundred-year-old Mencía vines sprinkled with other varieties sink their roots into slate soils with quartzite and sand, seeking the necessary moisture and support.
With its grapes (85% Mencía and 15% Palomino) this first vintage of Cantariña 7 A Freita was produced, following the usual guidelines of the winery: organic and dry viticulture, manual harvest and vinification with minimal intervention, seeking the expression of the variety, the terroir and the vintage.
Thus, the grapes for this Cantariña 7 A Freita 2021 fermented in a small stainless steel tank, with native yeasts and without temperature control. The wine was then aged for nine months in a 500-litre French oak barrel, after which it spent around half a year rounding out in the bottle before we uncorked it.
When we serve it in the glass we observe a cherry red color wine with a medium layer. Its very clean nose offers us suggestive aromas of violets, field, red and black fruit, burnt sugar and a touch of licorice. But what makes our eyes widen is its mouth: fine, elegant, fresh… Its entry is vertical, but immediately the drink begins to widen and gain complexity, depth, volume… We don’t know whether to keep its good acidity, its silky tannins, its pleasant length, its mineral touch… What is clear to us is that Cantariña probably didn’t need a “new old vineyard”, but we are grateful, sip by sip, that once again the heart has triumphed over reason.
