La paradoja de Cantariña es en realidad la paradoja de los vinos blancos de El Bierzo. Y es que el Godello monovarietal no representa la realidad del viñedo berciano ni la de sus vinos, pero sin embargo el Godello es, de largo, la uva blanca icónica de la comarca. Fiel a esta realidad, Cantariña lanzó como primer blanco su Cantariña #4 Doña Blanca 2017, un varietal de Doña Blanca con un aporte de otras castas habituales de la comarca que sería rebautizado posteriormente como La Blanca al tiempo que su coupage daba más protagonismo a otras variedades como la Palomino o el Godello.
Ahora, para elaborar su blanco de gama más alta, su gran vino blanco, Cantariña ha recurrido únicamente al Godello, a una selección de uvas del paraje de El Cotelo (en Villafranca del Bierzo), procedente tanto de viejas cepas recuperadas como de cepas de nueva plantación que hunden sus raíces en los suelos arcillosos calcáreos de una ladera orientada hacia el sur y ubicada a entre 550 y 600 metros de altitud.
Las uvas, de cultivo ecológico y vendimia manual, fueron enfriadas en la bodega antes de ser prensadas para fermentar, con levaduras autóctonas, en una barrica usada de roble francés. Posteriormente, el vino hizo una crianza estática en barrica durante siete meses con sus lías finas antes de embotellarse sin filtrado ni clarificación.
Cuando descorchamos la botella y servimos El Godello de Consuelo encontramos un vino de color amarillo pajizo, limpio y brillante, que en nariz se muestra marcadamente mineral, con aromas a fruta blanca acompañados de notas anisadas y mentoladas, así como sutiles aromas cítricos.
En boca es un vino muy fino, elegante, complejo, de buena intensidad, marcada acidez y buen volumen. Su trago nos recibe con una entrada moderadamente vertical que enseguida se ensancha para permanecer en nuestras bocas un rato largo mientras se diluye lentamente y va dejando un posgusto herbal que, si cerramos los ojos, quizás nos lleve directamente al paraje de El Cotelo donde crecen las cepas con las que se elabora, y quizá nos haga pensar en la paradoja del Godello, que aunque no representa la realidad del viñedo berciano, es capaz de sacar lo mejor de su tierra.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
| Cantariña 8 El Godello de Consuelo | 13,5 % | 280 botellas de 75 cl | 65 euros |
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El Godello de Consuelo 2022: The paradox of Cantariña
The paradox of Cantariña is actually the paradox of the white wines from El Bierzo. Single-varietal Godello wines don’t represent the reality of the Bercian vineyard and its wines, but nevertheless the Godello is, by far, the iconic white grape of the region. Faithful to this reality, Cantariña launched its first white wine: Cantariña #4 Doña Blanca 2017, a Doña Blanca varietal with a contribution of other common varieties of the region that would later be renamed La Blanca while its blend gave more weight to other varieties like Palomino or Godello.
Now, to make its highest-end white, its great white wine, Cantariña has used just Godello, a selection of grapes from the area of El Cotelo (in Villafranca del Bierzo), coming from both old recovered vines and new plants that sinks its roots into the calcareous clay soils of a south facing slope located between 550 and 600 meters above sea level.
The grapes, organically farmed and hand harvested, were cooled in the winery before being pressed to ferment, with native yeasts, in a used French oak barrel. Then the wine was statically aged in barrels for seven months on its fine lees before being bottled without filtering or fining.
When we uncork the bottle and serve El Godello de Consuelo we find a straw-yellow wine, clean and bright, which on the nose is clearly mineral, with aromas of white fruit accompanied by anise and menthol notes, as well as subtle citrus aromas.
In the palate it’s a very fine, elegant, complex wine, with good intensity, marked acidity and good volume. Its sip welcomes us with a moderately vertical start that immediately widens to remain in our mouths for a long time while it slowly dilutes and leaves an herbal aftertaste that, if we close our eyes, may take us directly to the place of El Cotelo where the strains from which it’s made grow, and perhaps it makes us think about the paradox of Godello, which although it doesn’t represent the reality of the Bercian vineyard, is capable of bringing out the best of its land.
