Si tuviéramos que hacer una guía de vinos buenos y baratos, Follaco ocuparía un lugar privilegiado en ella. Puede que el nombre te eche un poco para atrás pero, por una parte, tiene un sentido (como todos los nombres de los vinos que el vitivinicultor danés “Chus” Benned elabora en Arribes), y por otra parte, sus vinos se venden mayoritariamente fuera de nuestras fronteras, en mil y un lugares donde ‘Follaco’ sonará, digamos… un poco menos duro.
El caso es que ‘follaco’ es un localismo de los Arribes que parece deber su origen a las hojas de las vides que en el pasado alfombraban la penillanura y los bancales que se asoman al Duero en esta prodigiosa tierra fronteriza, un localismo de raíces latinas que es el gentilicio coloquial de los fermosellanos y, por tanto, un nombre fantástico para el vino de acceso de un danés convertido en follaco.
Follaco 2019 es un coupage de Tempranillo (conocida en la zona como Tinta Madrid) y Juan García con un pequeño aporte de otras variedades como Rufete, Bruñal y Garnacha. Parte de la uva se despalilla y parte fermenta con raspón y con levaduras autóctonas durante tres semanas. Finalmente, el vino se cría durante nueve meses en barricas usadas.
Cuando lo servimos en la copa encontramos un vino de color picota y capa media con una nariz inicialmente tímida en la que los aromas de fruta roja y negra poco madura se mezclan con aromas herbales, mentolados, sotobosque… Su boca es un puro antagonismo, con una parte deliciosamente rústica y otra desafiantemente moderna, una doble personalidad que se manifiesta con una marcada acidez punzante al inicio del trago que va dejando paso a una acidez láctica mucho más sosegada, todo ello en un vino perfectamente estructurado, de buena intensidad, una agradable carga de fruta fresca, que no golosa, y taninos domados.
Para nosotros, es más que una ganga; es casi un atraco y, a la vez, un perfecto homenaje a los follacos, a los fermosellanos, a los habitantes de esa prodigiosa tierra fronteriza en la que en el pasado las hojas de las vides alfombraban la penillanura y los bancales que se asoman al Duero.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio |
| Follaco 2019 | 12 % | – | ~8,50 euros |
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Follaco 2019: Chus Benned’s tribute to the viticulture of the Arribes del Duero
If we had to make a guide to good and cheap wines, Follaco would occupy a privileged place in it. If you speak Spanish, the name may put you off a bit but, on the one hand, it makes sense (like all the names of the wines that the Danish winegrower “Chus” Benned makes in Arribes), and on the other hand, his wines are mostly sold outside our borders, in several places where ‘Follaco’ will sound, let’s say… a little less harsh.
The fact is that ‘follaco’ is a localism of the Arribes that seems to owe its origin to the leaves of the vines that in the past carpeted the peneplain and the terraces that overlook the Duero river in this prodigious borderland, a localism with Latin roots which is the colloquial demonym of the people of Fermoselle and, therefore, a fantastic name for the access wine of a Dane turned into a follaco.
Follaco 2019 is a blend of Tempranillo (known in the area as Tinta Madrid) and Juan García with a small contribution of other varieties such as Rufete, Bruñal and Grenache. Part of the grapes are destemmed and the rest is fermented with stems and native yeasts for three weeks. Finally, the wine is aged for nine months in used barrels.
When we serve it in the glass, we find a medium layer cherry-colored wine with an initially shy nose in which the aromas of not so ripe red and black fruit mix with herbal, menthol, undergrowth aromas… Its palate is a pure antagonist, with a deliciously rustic part and a defiantly modern part, a double personality that manifests itself with a marked sharp acidity at the beginning of the sip that gradually gives way to a much calmer lactic acidity, all of this in a perfectly structured wine, with good intensity, a pleasant load of fresh but not sweet fruit and tamed tannins.
For us, it’s more than a bargain. It’s almost a robbery and, at the same time, a perfect tribute to the follacos, to the people from Fermoselle, to the inhabitants of that prodigious borderland where, in the past, the leaves of the vines carpeted the peneplain and the terraces that overlook the river Douro.
