Mónica González es viticultora y sumiller. Ha sido, de hecho, la mejor sumiller de León en 2024. Y lo fue en 2023, y en 2022… y en 2021, pero no le oirás presumir de ello. Jesús Martínez es agente medioambiental… y viticultor. Juntos, Mónica y Jesús son el alma de Vinos Cariñosos, un proyecto con el que pretenden poner en valor el viñedo de Hornixa (u Hornija), la pequeña localidad perteneciente a Corullón, en la leonesa comarca de El Bierzo, donde Mónica y sus cepas centenarias tienen sus raíces.
Conocimos a Mónica catando los vinos de la Asociación Nim en una divertida tarde en la que “jugamos” a decidir el ensamblaje de la Mencía que esta asociación sin ánimo de lucro se encarga de elaborar con las uvas de diferentes parcelas viejas de El Bierzo rescatadas y cuidadas por voluntarios. Ya entonces supimos que era alguien a quien seguir de cerca, especialmente cuando probamos Altos de Hornixa, el vino joven que Mónica y Jesús han comenzado a elaborar “en serio” y con el amparo de la Denominación de Origen Bierzo tras años de pruebas. En realidad, hemos probado Altos de Hornixa en varias ocasiones, y siempre hemos encontrado un vino varietal, frutal y auténtico, fiel representante del terruño que, a través de sus Vinos Cariñosos, Jesús y Mónica quieren reflejar. Así que cuando Mónica nos propuso presentarnos sus vinos con crianza, no lo dudamos ni por un instante.
El Roble 2022 y El Castaño 2022
Lejos de limitarse a meter el vino en un par de barricas para ver qué pasaba, Mónica y Jesús decidieron hacer dos elaboraciones o, más bien, dos crianzas diferentes, ya que el vino base es idéntico: un varietal de Mencía (85 %) con un aporte de Garnacha Tintorera (15 %) procedentes de siete pequeñas parcelas de Hornixa, a unos 780 metros de altitud, con suelos arcillosos, calizos y pizarrosos. Las uvas de todas las parcelas cofermentaron en un depósito de acero inoxidable con levaduras autóctonas y bazuqueos manuales, y la mitad del vino resultante pasó a criarse durante 11 meses en una barrica usada de roble francés mientras la otra mitad hizo lo propio en una barrica nueva de castaño, dando lugar a El Roble 2022 y El Castaño 2022, respectivamente.
En común encontramos dos vinos varietales que enseguida manifiestan la enorme calidad de la uva con la que han sido elaborados. Visualmente nos sorprende cómo tiñen la copa cuando la movemos para oxigenarlos. No cabe duda de que la Garnacha Tintorera (conocida en El Bierzo como Alicante o Garnacha, a secas) tiene una buena presencia en este vino, pero también se ha buscado una gran extracción de las pieles, con bazuqueos frecuentes. Es también curioso cómo la crianza potencia o tapa diferentes aromas primarios, aromas de la fruta que se perciben de manera distinta en El Roble y en El Castaño, a pesar de emplearse el mismo vino base para ambas crianzas. Y es que en los dos “vinos cariñosos” encontramos esa fruta roja voluptuosa y madura en la nariz, pero El Roble la acompaña con aromas a laca, toques de violetas y monte bajo, mientras en El Castaño parece haber más fruta, notas herbales y aromas golosos, como cuando entras en la confitería.
En boca también hay diferencias. El Roble es, quizás, un poco más amable, como si fuera de una añada anterior, mientras que El Castaño pide más botella y muestra esa estructura que uno espera encontrar en un vino de guarda, con taninos marcados que empiezan a domarse.
Son, en cualquier caso, dos vinos que transmiten terruño, tal y como reflejan sus complementarias etiquetas dibujando la línea del horizonte que se dibuja desde la propia Hornixa, desde el viñedo donde nacen los vinos de Mónica y Jesús.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
| Vinos Cariñosos El Roble 2022 | 14,5 % | 300 botellas de 75 cl | 25 euros |
| Vinos Cariñosos El Castaño 2022 | 14,5 % | 300 botellas de 75 cl | 25 euros |
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El Roble and El Castaño show us the terroir of Hornixa
Mónica González is an Spanish winegrower and sommelier. She’s been, in fact, the best sommelier in León in 2024. And so she was in 2023, and in 2022… and in 2021, but you won’t hear her boast about it. Jesús Martínez is an environmental agent… and a winegrower. Together, Mónica and Jesús are the soul of Vinos Cariñosos (Loving Wines), a project with which they intend to highlight the vineyard of Hornixa (or Hornija), a small village belonging to Corullón, in the region of El Bierzo (León), where Mónica and her century-old vines have their roots.
We met Mónica tasting the wines of the Asociación Nim on a fun afternoon in which we “played” at choosing the blend of the Mencía wine that this non-profit association is responsible for making with grapes from different old plots in El Bierzo rescued and cared for by volunteers. We knew then that she was someone to keep an eye on, especially when we tried Altos de Hornixa, the young wine that Mónica and Jesús have begun to make “seriously” and under the label of the Bierzo Designation of Origin after years of testing. In fact, we’ve tried Altos de Hornixa on several occasions, and we’ve always found a varietal, fruity and authentic wine, a faithful representative of the terroir that, through their Vinos Cariñosos, Jesús and Mónica want to reflect. So when Mónica suggested that she present us with her aged wines, we didn’t hesitate for a moment.
El Roble 2022 and El Castaño 2022
Far from just putting the wine in a couple of barrels to see what would happen, Mónica and Jesús decided to make two different elaborations or, rather, two different agings, since the base wine is identical: a varietal of Mencía (85%) with a contribution of Alicante Bouschet (15%) from seven small plots in Hornixa, at about 780 meters above sea level, with clay, limestone and slate soils. The grapes from all the plots co-fermented in a stainless steel tank with native yeasts and manual punching down, and half of the resulting wine was aged for 11 months in a used French oak barrel while the other half did the same in a new chestnut barrel, giving rise to El Roble 2022 and El Castaño 2022, respectively.
In common we find two varietal wines that immediately reveal the enormous quality of the grapes with which they have been made. Visually we are surprised by how they stain the glass when we move it to oxygenate them. There’s no doubt that the Alicante Bouschet (known in El Bierzo as Alicante or Garnacha, simply) has a good presence in this wine, but a great extraction of the skins has also been sought, with frequent punching down. It’s also curious how the aging enhances or covers different primary aromas, aromas of the fruit that are perceived differently in El Roble and in El Castaño, despite using the same base wine for both agings. So in the two “loving wines” we find that voluptuous and ripe red fruit on the nose, but El Roble accompanies it with aromas of lacquer, touches of violets and countryside, while in El Castaño there seems to be more fruit, herbal notes and sweet aromas, like when you cross the doors of the the bakery. There are also differences in the palate. El Roble is perhaps a little more easy to drink, as if it were from a previous vintage, while El Castaño requires more time in the bottle and shows the structure that one expects to find in a wine that is aged, with marked tannins that are beginning to be tamed.
In any case, they are two wines that transmit terroir, as reflected in their complementary labels, drawing the line of the horizon that is drawn from Hornixa itself, from the vineyard where Mónica and Jesús’ wines are born.
