No es perfecto. Tampoco lo pretende… todavía. La primera añada de Maloco es la primera añada de un vino luchador, superviviente; un vino elaborado a parir de un viñedo de 22 hectáreas que se encontraba medio abandonado cuando Luis Corbí se hizo cargo de él. Hablamos de una finca ubicada a orillas del Cabriel, de ese río que con sus meandros dibuja de forma caprichosa la frontera entre Albacete y Valencia, riega las tierras en las que crecen las cepas viejas de Bobal con las que se elabora nuestro protagonista y a la vez inspira su etiqueta, la etiqueta del primer producto de este sueño con el que Luis pretende crear una familia de vinos tintos que complemente la de los blancos que elabora en Mogente.
Maloco 2019 fermentó en tinas de roble francés, hizo la maloláctica en barricas nuevas de roble francés en las que se crió durante cuatro meses y pasó dos meses más en huevos de barro. En copa se presenta con un color picota y un halo violáceo. En nariz encontramos fruta negra, regaliz y cuero sin curtir, mientas que en boca es un vino rudo, de taninos marcados, con acentos balsámicos y un posgusto lácteo. No es refinado. Tampoco lo pretende… todavía.
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t’s not perfect. It doesn’t want to be … yet. The first vintage of Maloco is the first vintage of a fighting, surviving wine; a wine made from a 22-hectare vineyard that was half abandoned when Luis Corbí took care of it. We are talking about a château style winery located on the bank of the Cabriel river, the river that inspires the label of Maloco, the label of the first product of this dream with which Luis intends to create a family of red wines that complements the white ones he makes in Mogente, the river that draws in a capricious way the border between Albacete and Valencia with its meanders, the river that irrigates the lands in which the old vines of bobal grow, the vines with which our protagonist is made.
Maloco 2019 fermented in French oak vats, made the malolactic conversion in new French oak barrels in which it was aged for four months and spent two more months in clay eggs. In the glass it shows a cherry colour and a violet rim. On the nose we find black fruit, liquorice and raw leather, while in the palate it’s a rough wine, with marked tannins, balsamic accents and a milky aftertaste. It’s not refined. It doesn’t want to be … yet.
