Normalmente, cuando tienes en tus manos dos botellas de añadas diferentes de una misma etiqueta, sueles esperar las diferencias inherentes al clima de cada año: temperatura media, horas de sol, pluviometría, episodios concretos como heladas, granizadas, tormentas… Pero en este caso, a las diferencias en las añadas hay que sumar también las diferencias en la elaboración. Y es que José Luis Corral, el autor de los vinos Almaz, no es amigo de las reglas fijas, y eso hace que catar sus vinos sea siempre una especie de aventura.
Comenzamos con Almaz Naturae Godello 2018, un vino que en copa muestra un color amarillo limón claro con reflejos verdosos. En la fase olfativa es claramente varietal, con fruta blanca, toques de monte bajo, aromas minerales y de la madera en un segundo plano, mientras que en la boca nos encanta su fantástica acidez, buena longitud, intensidad, carácter frutal y un toque salino. Es un vino que se bebe muy bien, con un trago adictivo y un claro potencial gastronómico.
Por su parte, Almaz Naturae Godello 2015 muestra un color Color dorado ligero. En nariz, de entrada, los aromas tostados tienen mucho peso, pero pronto se impone la capa de la fruta blanca, acompañada de notas minerales (fósforo). Su boca es muy amable, con una baja sensación de acidez que nos revela que hemos abierto la botella cerca del final de su ventana de consumo óptimo. Hay también una buena longitud en un intenso trago frutal y mineral que nos deja con buena sensaciones, con la idea de haber catado un vino blanco realmente serio, muy gastronómico; un vino para disfrutar sin prisas mientras comprobamos cómo crece en la copa.
Y mientras “recatamos” los dos vinos, buscamos los matices de ese 2015 continental y seco, de temperatura media moderada y vendimia lluviosa, escudriñamos el 2018 recordando su invierno crudo, sus generosas precipitaciones y el inherente mildiu. Y mientras comentamos, compartimos ideas y quizás, incluso, aprendemos un poco, nos damos cuenta de que en el fondo, mucho más importante que las añadas, es el momento, el aquí y el ahora, el efímero instante en el que disfrutamos estos buenos godellos.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio |
| Almaz Naturae Godello 2015 | 13,5 % | – | – |
| Almaz Naturae Godello 2018 | 13,5 % | – | – |
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Almaz Naturae Godello 2015 & 2018: Two varietal wines from Bierzo that flee from the rules
Normally, when you hold in your hands two bottles of different vintages of the same label, you tend to expect the differences inherent in the climate of each year: average temperature, hours of sunshine, rainfall, specific episodes such as frosts, hailstorms, storms… But in this case, we must also add the differences in the elaboration to the differences in the vintages. That’s because José Luis Corral, the author of Almaz wines, is not a friend of fixed rules, and this makes tasting his wines always a kind of adventure.
We start with Almaz Naturae Godello 2018, a wine that in the glass shows a light lemon yellow color with greenish reflections. In the olfactory phase it is clearly varietal, with white fruit, hints of scrubland, mineral and wood aromas in the background, while in the palate we love its fantastic acidity, good length, intensity, fruity character and a salty touch. It is an easy to drink wine, with an addictive sip and a clear gastronomic potential.
On the other hand, Almaz Naturae Godello 2015 shows a light golden color. On the nose, at first, the toasted aromas have a lot of weight, but the layer of white fruit soon prevails, accompanied by mineral notes (phosphorus). Its palate is very friendly, with a low sensation of acidity that reveals that we have opened the bottle near the end of its optimal consumption window. There is also a good length in an intense fruity and mineral sip that leaves us with good feelings, with the idea of having tasted a really serious white wine, very gastronomic; a wine to enjoy leisurely while we see how it grows in the glass.
And while we “re-taste” the two wines, we look for the nuances of that continental and dry 2015, with a moderate average temperature and rainy vintage, we scrutinize 2018 remembering its harsh winter, its generous rainfall and the inherent mildew. And while we comment, share ideas and perhaps even learn a little, we realize that deep down, much more important than the vintages, is the moment, the here and now, the ephemeral moment in which we enjoy these good Godellos.
