¿No te ha pasado a veces que el mundo se detiene y te quedas mirando la botella? La tomas en tus manos, dejas aparcada la conversación, y tu atención se centra en lo que estás bebiendo. Observas su etiqueta, la contra, buscas claves, cualquier información que te ayude a entender por qué en algún momento de ese trago largo que se va ensanchando por tu boca ha habido algún estímulo que te ha “chistado”, que te ha dicho: “eh, tú, hazme un poco de caso, que merezco la pena”.
Coqueto, llamativo y a la vez elegante, Tinto Figuero 12 Tempranillo 2018 es uno de esos vinos capaces de chistarte, de detener el mundo y de hacer que tu vista se enfoque en la botella. En la copa se presenta con un color picota de buena intensidad, un halo carmesí, una capa glicérica brillante y una lágrima lenta. Su nariz es intensa, con predominio de la fruta negra, regaliz, monte bajo, especias y unas notas tostadas.
Pero es la boca la que te saca del lugar en que tengas la cabeza; una boca fina, bastante intensa y a la vez elegante, con un ataque suave que va creciendo, va mostrando balsámicos, azúcar quemado, notas de madera muy bien integrada y unos taninos dulces que lo conducen todo mimándote la boca.
Para elaborarlo se emplea Tempranillo de cultivo ecológico y vendimia manual procedente de diversas parcelas con orientaciones diferentes y cepas de entre 20 y 40 años (70 %) y de más de 50 (30 %). Despalilladas y encubadas por gravedad, las uvas maceran a 12º durante dos días y fermentan con levaduras propias y temperatura controlada, remontados diarios y un delestage, tras el cual el vino hará la maloláctica y pasará a barricas nuevas y de un uso de roble francés (95 %) y americano (5 %), donde se criará durante 12 meses.
Y así, en ese lapso en el que Tinto Figuero 12 te ha convertido en un maleducado frente a los comensales que comparten tu mesa, puede que concluyas que hay un equilibrio poco habitual en este vino, puede que lo achaques al equipo enológico que forman Jean François Hébrard y Óscar Rodríguez, puede que pienses que el terruño único de La Horra y Roa es el responsable o puede, simplemente, que quieras otra copa de este Ribera capaz, por un instante, de detener el mundo.
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Tinto Figuero 12 Tempranillo 2018: A Ribera del Duero wine that promises to catch your attention at the first sip
Has it never happened to you that the world stops and you stare at the bottle? You take it in your hands, you put the conversation on hold, and you just focus on what you are drinking. You look at its label, at its back, you look for clues, any information that helps you understand why at some point in that long sip that is widening through your palate there’s been something that has “called” you, that has told you: “Hey, you, listen to me, I’m worth it”.
Coquettish, eye-catching and at the same time elegant, Tinto Figuero 12 Tempranillo 2018 is one of those wines capable of catching your attention, stopping the world and making your eyes focus on the bottle. In the glass it’s cherry coloured, with good intensity, a crimson rim, a glossy glyceric layer and a slow tear. Its nose is intense, with black fruit at the front, licorice, scrubland, spices and toasted notes. But it’s the palate that takes you out of the place where you have your head, a fine palate, quite intense and at the same time elegant, with a soft attack that grows, it shows balsamic, burnt sugar, very well integrated notes of wood and sweet tannins that lead everything pampering your mouth.
To make it, they use organic farmed and hand harvested Tempranillo from 20 to 40 years old vines (70%) and over 50 years old (30%), from several plots with different orientations. Destemmed and vatted by gravity, the grapes macerate at 12º Celsius for two days and ferment with their own yeasts and with temperature controll, daily pumping over and a delestage, after which the wine will undergo malolactic and go into new and one use French oak barrles ( 95%) and American oak barrels (5%), where it will age for 12 months.
And in that lapse in which Tinto Figuero 12 has turned you into an impolite in front of the diners who share your table, you may conclude that there’s an unusual balance in this wine, you may think it’s because of the oenological team formed by Jean François Hébrard and Óscar Rodríguez, you may think that the unique terroir of La Horra and Roa is responsible or you may simply want another glass of this Ribera del Duero capable, for an instant, of stopping the world.
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