No fue una vida fácil la que le tocó vivir a Carlos de Viana. El primer Príncipe de Viana sería “bendecido” con este título en enero de 1423, cuando no había cumplido los dos años. Una esmerada educación, la temprana muerte de su madre –Blanca I de Navarra–, las disputas por el trono con su padre, una guerra civil, la cárcel, el destierro y una larga enfermedad que acabaría con su intensa pero efímera vida a los 40 años fueron las principales cartas que le tocó jugar. Carlos fue uno de esos peones sacrificados caprichosamente por la historia, y 1423 se ha convertido en todo un símbolo de la singularidad de esta región.
No es de extrañar, por tanto, que la bodega navarra Príncipe de Viana haya elegido 1423 para designar el vino que ellos mismos definen como “la joya de la corona”, un varietal de Tempranillo con un aporte de Garnacha de viñedos de unos 30 años de edad plantados en vaso. La vendimia es, por tanto, manual. Las uvas se despalillan, se seleccionan en mesa, se encuban y maceran en frío antes de que la fermentación arranque, con levaduras autóctonas y control de temperatura. Posteriormente, el vino se trasiega a barricas de roble francés (descartando la prensa), donde hará la maloláctica y se criará durante 15 meses, a los que seguirán otros 24 meses en botella.
Cuando catamos Príncipe de Viana 1423 2019 encontramos un vino de color rojo picota y capa media alta. Su limpia nariz ofrece aromas a fruta negra, monte bajo e intensos aromas especiados, así como tostados y nada invasivos recuerdos a la madera de la crianza. En boca es un vino que destaca por un trago amable y estructurado, de taninos muy pulidos, buena acidez, buena intensidad, buena longitud y cierta complejidad, con la madera muy bien integrada y un toque balsámico.
Es, en resumen, un vino serio pero amable, impecable, que transmite la calidad de la fruta y la meticulosidad con la que ha sido elaborado. Sorprende la baja sensación alcohólica que ofrece para su grado y es, sin duda, un fabuloso embajador de los no siempre valorados vinos tintos de guarda de Navarra.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
|---|---|---|---|
| Príncipe de Viana 1423 Reserva 2019 | 14 % | – | 19,85 euros |
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Príncipe de Viana 1423 Reserva 2019: The most serious version of Navarre
It was not an easy life that Carlos de Viana had to live. The first Prince of Viana would be “blessed” with this title in January 1423, when he was not yet two years old. A careful education, the early death of his mother – Blanca I of Navarre –, the disputes over the throne with his father, a civil war, prison, exile and a long illness that would end his intense but ephemeral life at the age of 40 were the main cards he had to play. Carlos was one of those pawns capriciously sacrificed by history, and 1423 has become a symbol of the uniqueness of this region.
It is not surprising, therefore, that the Navarre winery Príncipe de Viana – also owner of the Rioja Vega, Finca Albret and Clunia wineries – has chosen 1423 to designate the wine that they themselves define as “the jewel in the crown”, a Tempranillo varietal with a contribution of Grenache from vineyards around 30 years old planted in goblet. The harvest is therefore manual. The grapes are destemmed, selected on the table, vatted and cold macerated before fermentation begins, with native yeasts and temperature control. Subsequently, the wine is transferred to French oak barrels (discarding the press), where it will undergo malolactic fermentation and age for 15 months, followed by another 24 months in the bottle.
When we taste Príncipe de Viana 1423 2019 we find a cherry red wine with a medium-high layer. Its clean nose offers aromas of black fruit, scrubland and intense spicy aromas, as well as toasted and non-invasive hints of the wood from its ageing. On the palate, it is a wine that stands out for its pleasant and structured taste, with very polished tannins, good acidity, good intensity, good length and a certain complexity, with the wood very well integrated and a balsamic touch.
In short, it is a serious but pleasant, impeccable wine that transmits the quality of the fruit and the meticulousness with which it has been made. The low alcohol sensation it offers for its alcohol content is surprising and it is, without any doubt, a fabulous ambassador for the not always valued red wines from Navarra.
