No fue casual que sus dueños decidieran bautizar su bodega con el nombre de Príncipe de Viana, ya que el príncipe (o la princesa) de Viana es, desde 1423, el aspirante al trono de Navarra. Y es que, con este 1423 Reserva, la bodega reivindica los vinos tintos de calidad de su terruño navarro, frecuentemente asociado a sencillos vinos rosados para chateo.
Príncipe de Viana 1423 Reserva 2018 es un varietal de Tempranillo (85 %) con un aporte de Garnacha (15 %) procedentes ambas de cuatro hectáreas de viñedo propio ubicado en el valle del Ebro, en las poblaciones de Villafranca y Caparroso, a entre 300 y 400 metros de altitud. Se trata de parcelas de suelos pobres y diversos (arenosos, arcillosos, calizos y con cantos rodados), con rendimientos de 4.000 kilos por hectárea, donde se practica una viticultura sostenible sin renunciar al uso de recursos tecnológicos como el riego por goteo o las estaciones climáticas.
Las uvas se vendimian de noche y se someten a la congelación del hollejo sin congelar la pulpa para romper la estructura celular de la piel. Tras el despalillado y la selección en mesa, maceran en frío antes de que la fermentación arranque con levaduras autóctonas. Tras siete días de fermentación a 28 ºC, el vino se somete a una maceración adicional de 14 días y se trasiega a barricas de roble francés (descartando la prensa), donde hará la maloláctica y se criará durante 15 meses, a los que seguirán otros 24 meses en botella.
Cuando lo servimos, encontramos un vino de color rojo picota con halo frambuesa brillante y capa alta. En su nariz, muy limpia, dominan los aromas de fruta negra, con toques de pirazinas, así como matices herbales y especiados sobre un fondo de regaliz. Su boca es balsámica pero amable, con buena acidez, taninos dulces y un trago largo, estructurado, intenso y elegante, más y más sedoso a medida que el vino se oxigena en la copa.
Es un vino sin tacha, con un toque goloso (que no dulce), embaucador y, sobre todo, amable; un vino técnicamente impecable o, quizás, impecablemente técnico que, en cualquier caso, reivindica por derecho propio un puesto para la Navarra entre los vinos españoles de calidad con potencial de guarda.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
| Príncipe de Viana 1423 Reserva 2018 | 14 % | – | ~16 euros |
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Príncipe de Viana 1423 Reserva 2018: A quality wine from Navarra with aging potential
It was no coincidence that its owners decided to name their winery Príncipe de Viana, since the prince (or princess) of Viana has been, since 1423, the contender for the throne of Navarre. So with this 1423 Reserva, the winery claims the quality red wines of its Navarrese terroir, frequently associated with simple rosé wines to drink by the glass.
Príncipe de Viana 1423 Reserva 2018 is a Tempranillo varietal (85%) with a contribution of Grenache (15%), both from four hectares of their own vineyard located in the Ebro Valley, in the villages of Villafranca and Caparroso, between 300 and 400 meters high. These are plotswith poor and diverse soils (sandy, clayey, limestone and with rounded stones), with yields of 4,000 kilos per hectare, where sustainable viticulture is practiced without renouncing the use of technological resources such as drip irrigation or weather stations.
The grapes are harvested at night and their skins are frozen without freezing the pulp to break the cell structure of the skin. After destemming and table selection, they are cold macerated before fermentation begins with indigenous yeasts. After seven days of fermentation at 28 ºC, the wine undergoes an additional 14-day maceration and is transferred to French oak barrels (discarding the press), where it will undergo malolactic fermentation and age for 15 months, followed by other 24 months in the bottle.
When we serve it, we find a cherry red wine with a bright raspberry rim and a high layer. In its very clean nose, aromas of black fruit dominate, with hints of pyrazines, as well as herbal and spicy nuances on a background of licorice. Its palate is balsamic but friendly, with good acidity, sweet tannins and a long, structured, intense and elegant drink, more and more silky as the wine oxygenates in the glass.
It is a wine without blemish, with a gourmand touch (not sweet), alluring and, above all, friendly; a technically impeccable wine or, perhaps, an impeccably technical one that, in any case, claims a place for Navarra among quality Spanish wines with aging potential.
