El río Casayo es un afluente del Sil que discurre por un valle de laderas empinadas en Carballeda de Valdeorras (Orense), laderas de monte salpicadas de viñas que hunden sus raíces entre la pizarra de unos suelos extremadamente pobres. En la ladera sur (o en la cara norte) de este valle encontramos Bascois, un viñedo muy viejo ubicado a más de 800 metros de altitud con calles curvas que parecen dibujar las líneas de nivel; una especie de mapa vegetal mecido por la brisa constante propia de esta cota alta en la que las cepas son los espectadores de un anfiteatro cuyo escenario es la ladera opuesta, en la cual se encuentra Cabalín, el paraje que da nombre al proyecto de Teresa López y Luis Peique.
Bascois 2019, la primera añada de este vino, es un coupage de viña en el que la Mencía es la variedad dominante (40 %), complementada con Merenzao (20 %), Garnacha Tintorera (10 %), Brancellao, Mouratón –que es como se conoce aquí a la Juan García–, Grao Negro, Ferrón y algunas uvas blancas.
Tras una vendimia manual, en cajas y al amanecer, las uvas se pisan y fermentan juntas en una barrica de 500 litros, con racimos sin despalillar (30 %) y levaduras autóctonas. El vino resultante tiene una crianza de 12 meses en una única barrica de roble francés de 225 litros.
Al servirlo en la copa encontramos un vino de color rojo fresa y capa media. Su nariz entrega aromas a fruta roja y negra, notas de campo, pimienta, regaliz, toques minerales y recuerdos a frutos secos. Su boca es muy viva, con una destacable acidez. Es un vino fluido, frutal, con una nota herbal, fresco pero serio, equilibrado, de buena longitud e intensidad, taninos muy pulidos y un fondo láctico.
Según va abriéndose, Bascois va contando más cosas, va incrementando su complejidad, desvelando su historia, hablando del Casayo, del valle de laderas empinadas, de la pizarra, de los suelos pobres, de sus 800 metros de altitud, de la brisa constante que mece este anfiteatro de viejísimas cepas que miran hacia la ladera opuesta, hacia Cabalín, hacia el paraje que da nombre al proyecto en el que Teresa López y Luis Peique dan voz a la complejidad y la diversidad del terruño de Valdeorras.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
---|---|---|---|
Bascois 2019 | 13 % | 325 botellas de 75 cl | ~40 euros |

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Bascois 2019: The vineyard blend that tells the story of a steep north face of Valdeorras
The Casayo River is a tributary of the Sil River that runs through a valley with steep slopes in Carballeda de Valdeorras (Orense), hillsides dotted with vines rooted in the slate of extremely poor soils. On the southern slope (or north face) of this valley, we find Bascois, a very old vineyard located at an altitude of over 800 meters, with curved streets that seem to trace the contour lines; a kind of vegetal map swayed by the constant breeze typical of this high altitude, where the vines are spectators in an amphitheater whose stage is the opposite slope, where Cabalín is located, the site that gives its name to Teresa López and Luis Peique’s project.
Bascois 2019, the first vintage of this wine, is a blend of vineyards where Mencía is the dominant variety (40%), complemented by Merenzao (20%), Alicante Bouschet (10%), Brancellao, Mouratón (also known as Juan García), Grao Negro, Ferrón, and some white grapes.
After being hand harvested in boxes at dawn, the grapes are crushed and fermented together in a 500-liter barrel, with unstemmed bunches (30%) and native yeasts. The resulting wine is aged for 12 months in a single 225-liter French oak barrel.

When poured into the glass, we find a strawberry-red wine with a medium depth. The nose offers aromas of red and black fruit, countryside hints, pepper, licorice, mineral touches, and hints of nuts. The palate is very lively, with notable acidity. It’s a fluid, fruity wine with a herbal note, fresh but serious, balanced, with good length and intensity, very polished tannins, and a lactic background.
As it opens up, Bascois reveals more, increasing its complexity, revealing its history, speaking of Casayo, of the valley’s steep slopes, of the slate, of the poor soils, of its 800 meters of altitude, of the constant breeze that rocks this amphitheater of ancient vines that overlook the opposite slope, toward Cabalín, toward the spot that gives its name to the project in which Teresa López and Luis Peique give voice to the complexity and diversity of the Valdeorras terroir.
