Conocimos Massuria por casualidad, en 2017. Era una botella de una añada antigua, un 2009, una añada marcada por un déficit hídrico y un verano tardío. Por aquel entonces, no sabíamos nada de este vino, de su elaboración o de su creador, pero bastó un instante o, más bien, un sorbo para enamorarnos de su perfección, su elegancia, su profundidad, su capacidad de expresar el terruño; sin artificios, sin exageraciones, sin ser pesado ni tampoco ligero. Massuria 2009 nos llevó a Burdeos sin salir del Bierzo, donde lo probamos por primera vez y donde hoy, dos años después de aquel momento y después de haber dado buena cuenta de unas cuantas botellas de diversas añadas en este par de años, José Mas Asturias nos recibe con los brazos abiertos y nos cuenta todos los detalles del proyecto que hace ya 15 años le ha convertido en un vecino más de Villafranca del Bierzo.

Quedamos con José en su bodega, a la entrada del pueblo, cerca del camino de Santiago, desde donde nos lleva a visitar sus parcelas más altas, en Valtuille de Arriba, unas viñas de suelos arcillosos con viejas cepas de Mencía salpicadas por algunas Garnachas Tintoreras. Todo el viñedo de este proyecto es propio y se ubica en diversas parcelas de la zona, parcelas con factores en común (cepas de Mencía, plantadas en vaso, hace por lo menos 40 años) y con las necesarias diferencias de suelo, orientaciones y altitud que permitan dar complejidad al vino y aportarle equilibrio, si bien en general hablamos de viñedos que huyen de los suelos de pizarra y de las zonas altas, tan característicos de otros productores de la zona como Descendientes de J. Palacios.
Para José Mas, el cultivo de la vid en espaldera en España es, en general, un error. Sí tiene sentido en Alemania o en Borgoña porque hay menos horas de sol al año, y la maduración alcohólica de las uvas es menor.
–Al principio tenía más viñedo –nos comenta José, que nos muestra un pequeño mapa en el que están marcadas sus parcelas–, pero he ido vendiendo las que no me interesan.

En estos 15 años, José ha ido aprendiendo qué parcelas le dan la fruta que realmente quiere, ya que las vinifica independientemente, haciendo siete lotes, de los que una parte fermenta en hormigón y otra lo hace en acero inoxidable.
–El hormigón aporta estabilidad térmica pero es más difícil de limpiar, mientras que en el acero hay más picos de temperatura– nos explica José. Acabadas las fermentaciones, José Mas toma muestras de sus lotes y viaja hasta Burdeos, donde se decidirá el ensamblaje antes de que el vino pase a las barricas. La parte de su vino que no entra en la ecuación se venderá a granel a otra bodega.
Más de un año en barrica
Y nuevamente aquí aparece ese libro de estilo bordelés en el que se combinan las barricas nuevas (algo menos de la tercera parte) con las ya envinadas por añadas previas de Massuria, todas de toneleros de prestigio como Saint-Martin, Remond, Vicard o Taransaud.

Massuria pasará de 12 a 15 meses en barrica, sin trabajar las lías, trasegando tan solo cada cinco meses, bordeando siempre el límite de la reducción en ese complicado equilibrio en el que el oxígeno es el enemigo de los vinos de guarda; y ese es el objetivo de José: elaborar un vino con capacidad de envejecer y de evolucionar en una copa durante una comida en buena compañía, un vino que acompañe una buena carne, unas mollejas o un plato de cecina, pero, aun más importante, que acompañe también a quienes lo beben, que sirva para hablar de él y con él en la mano.
Cata vertical de Massuria 2008, 2010 y 2015
Tras enseñarnos su trabajo tanto en el viñedo como en la bodega, José Mas nos invita a catar tres añadas. Massuria 2008 es un vino redondo, fruto de un año en el que la lluvia cae cuando le toca, y el verano seco propicia una gran concentración. Han pasado once años y no hay rastro de tonos ocres en el halo. Massuria 2010 sigue la misma línea: un gran equilibrio entre aromas, sabores y acidez en un vino que promete seguir evolucionando en la botella. Y finalmente catamos su añada 2015, un vino que promete aunar complejidad, capacidad de guarda y un buen protagonismo de la fruta.

Mientras catamos todo, José apenas habla, apenas interviene. Siempre sereno, casi introvertido, escucha atentamente lo poco que podemos aportar. Su humildad nos sorprende. Estamos ante un hombre que ha estudiado Ingeniería Agrónoma (en Lérida), se ha diplomado en Enología (en la Agronomique de Montpellier), ha trabajado en Saint-Émilion, en Sudáfrica y en Pomerol, de la mano de Jean Claude Berrouet, el enólogo de Château Petrus, y ha encontrado en El Bierzo las condiciones para elaborar un vino con potencial de guarda; un currículo intimidatorio que le facultaría para ser un sabio petulante; nada más lejos.
José Mas Asturias es Ingeniero Agrónomo por la Escuela Superior de Agricultura de Lérida y Diplomado en Enología por la Ecole Nationale Supérieure Agronomique de Montpellier.
José Mas se ilusiona sabiendo que sus vinos gustan en la mesa, que quienes los beben se interesan por saber algo más de quien los hace. Tiene muy claras las líneas a seguir, sabe que su proyecto es un viaje muy largo al que le queda mucho por andar, pero va dando pasos en buena dirección: produce cerca de 20.000 botellas, sus vinos ya se sirven en grandes restaurantes y es fácil encontrar diferentes añadas en diferentes tiendas. A nosotros tan solo nos queda desearle lo mejor, brindar por su proyecto y confiar, egoístamente, que haya muchas más añadas de Massuria.
José Mas Asturias nos recibe en su bodega de Villafranca del Bierzo. Jaulones y cuba de ensamblaje en la bodega MAs Asturias. Depósitos de fermentación de cemento y prensas de Mas Asturias. Cubas de acero inoxidable en la bodega Mas Asturias.