Bruma del Estrecho de Marín es el proyecto personal de Elena Pacheco e Isio Ramos, una colección de monovarietales (seis de Monastrell y uno de Airén) que reflejan las singularidades de tres parcelas y cuatro parajes de la DOP Jumilla, en el norte de Murcia.
Bruma del Estrecho de Marín Parcela Navajuelos 2018 se elabora con uva Monastrell de vendimia manual de un viñedo de 43 años con suelos arenosos y de cantos rodados en el que las cepas se encuentran a pie franco. Ubicada en el municipio de Tobarra, uno de los siete que conforman la denominación de origen, se sitúa a una altitud de 726 metros, lo que hace de esta zona una de las más frescas de toda la región.
Tras una vinificación convencional, Navajuelos hace una crianza de 10 meses en tino de madera de 5.000 litros para descansar posteriormente un tiempo en la botella antes de salir de la bodega.
En la copa muestra un color picota de capa media, con una lágrima persistente. Su nariz es tremendamente frutal, golosa, con la fruta roja de protagonista, toques de violeta, regaliz y un lejano recuerdo a galletas María. La boca es coherente con la nariz, frutal, silvestre, viva. Te recibe, de entrada, con una buena acidez que poco a poco deja paso a unas notas balsámicas y un final con un leve toque lácteo en un vino terroso, de taninos marcados pero nunca molestos que prometen suavizarse si les damos más tiempo. Es un vino agradable, con personalidad y sin defectos, que muestra una de las muchas caras de esta región vinícola ancestral.
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Este vino y otros cinco más de la colección Bruma del Estrecho de Marín, son la atractiva propuesta que encontrarás en la de-box de este mes de de-scorche
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Bruma del Estrecho de Marín is the personal project of Elena Pacheco and Isio Ramos, a collection of single-varietals (six from Monastrell and one from Airén) that reflect the singularities of three plots and four locations of the Jumilla PDO, in the north of Murcia.
Bruma del Estrecho de Marín Parcela Navajuelos 2018 is made with hand harvested Monastrell grapes from a 43-year-old vineyard with sandy soils and pebbles in which the vines are root stocked. Located in the village of Tobarra, one of the seven that make up the appellation of origin, it’s situated at 726 meters altitude, which makes this area one of the coolest in the whole region.
After a conventional vinification, Navajuelos is aged for 10 months in a 5,000-liter wooden vat to later rest in the bottle for some time before leaving the winery.
In the glass it shows a cherry color with medium body and clear tears. Its nose is highly fruity, sweet, with red fruit as the protagonist, hints of violet, licorice and a distant memory of María cookies. The palate is consistent with the nose, fruity, wild, alive. It welcomes you, from the start, with a good acidity that little by little gives way to balsamic notes and a slight dairy touch at the ending in an earthy wine, with marked but never annoying tannins that promise to soften if we give them more time. It’s a pleasant wine, with character and without defects that shows one of the many faces of this ancestral wine region.
