Laderas de hasta 70º de inclinación en la Sierra de Málaga y viñedos viejos de Moscatel de Alejandría plantados sobre suelos de pizarra descompuesta y cuarzo blanco constituyen la base de la bodega que Jorge Ordóñez y el enólogo austriaco Alois Kracher fundan en 2004.
Botani Old Vines 2018 es un monovarietal de Moscatel de Alejandría seco; de hecho presume de ser el primer vino seco elaborado con esta uva, proveniente de esas viñas escarpadas plantadas entre 1915 y 1946, conducidas en vaso y cultivadas en ecológico cuyo mosto fermenta con levaduras autóctonas en depósitos de acero inoxidable, donde el vino tiene una crianza de siete meses sobre sus lías finas.

De un color amarillo pajizo, encontramos una nariz muy expresiva, donde destacan las flores, acompañadas de fruta de hueso y alguna nota tropical. En boca es equilibrado, complejo y afrutado, con notas cítricas, mentoladas y minerales. Es, en definitiva, un vino diferente que muestra todo el potencial de una uva que hace 3.000 años los comerciantes fenicios llevaron desde Alejandría a la Sierra de Málaga, donde hoy crece sobre laderas con inclinaciones imposibles, suelos de pizarra descompuesta y cuarzo blanco.

🇬🇧 Slopes of up to 70 degrees in the Sierra de Málaga and old vineyards of Moscatel de Alejandría (Muscat) planted on soils of decomposed slate and white quartz constitute the base of the winery that Jorge Ordóñez and the Austrian winemaker Alois Kracher founded in 2004.
Botani Old Vines 2018 is a dry Moscatel de Alejandría single-varietal. In fact, it claims to be the first dry wine made with this grape, coming from those steep vineyards planted between 1915 and 1946, conducted in goblet style and grown organically. The must ferments with indigenous yeasts in stainless steel tanks, where the wine is aged for seven months on its fine lees.
with a straw yellow color, we find a very expressive nose, where the flowers stand out, accompanied by stone fruit and some tropical notes. On the palate it’s balanced, complex and fruity, with citrus, minty and mineral notes. It’s, in short, a different wine that shows all the potential of a grape that 3,000 years ago Phoenician merchants brought from Alexandria to the Sierra de Málaga, where today it grows on hills with impossible slopes over soils of decomposed slate and white quartz.
