Granito, viento atlántico, vides emparradas y Albariño; todo está en la botella. A 95 metros de altitud y a menos de un kilómetro del océano Atlántico, en el valle del Salnés, está localizada La Finca, el privilegiado viñedo de cinco hectáreas con suelos arenosos graníticos y cepas de más de 30 años con las que la bodega Don Olegario elabora su albariño más emblemático.
Don Olegario Albariño 2019 es un monovarietal de uvas procedentes de vides conducidas en parras, por lo que los racimos están a unos dos metros de altura, siguiendo la costumbre de la zona, y la vendimia es manual. Las uvas tienen una maceración en frío de entre seis y ocho horas y fermentan en acero inoxidable con levaduras autóctonas. El vino permanece en el depósito entre ocho y doce meses antes de ser embotellado.
De un color amarillo pajizo con reflejos verdosos, en nariz encontramos fruta blanca, melocotón y pomelo. Su boca es cítrica, directa, fresca y limpia, con muy buena acidez y un buen volumen. Es un vino claramente atlántico, muy varietal, alejado de esos albariños más golosos y con artificiales notas tropicales tan habituales en la hostelería; un auténtico básico para cualquier cava que hemos disfrutado a cada trago y que puedes encontrar en la web de de-scorche
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Granite, Atlantic wind, vine arbors and Albariño grapes; all of this is inside the bottle. At 95 meters high and less than a kilometer away from the Atlantic Ocean, in the Salnés valley, is where La Finca is located, the privileged five hectares vineyard with granite sandy soils and vines thar are more than 30 years old with which the Don Olegario winery produces its most emblematic albariño.
Don Olegario Albariño 2019 is a single-varietal from high trellised vines, so the bunches are about two meters high, following the custom of the area, and the harvest is by hand. The grapes have a cold maceration of between six and eight hours and ferment in stainless steel vats with indigenous yeasts. The wine remains in the tank between eight and twelve months before being bottled.
Straw yellow in color with greenish reflections, on the nose we find white fruit, peach and grapefruit. Its palate is citrus, direct, fresh and clean, with very good acidity and good volume. It’s a clearly Atlantic wine, very varietal, far from those sweet Albariños with artificial tropical notes so common in the hot hospitality industry; an authentic basic for any cellar that we have enjoyed with every sip.
