Zárate Caíño Tinto 2015

Todos conocemos el Valle del Salnés, en el corazón de Rías Baixas, por sus vinos blancos mayoritariamente de Albariño. Pero en este valle también hay tres variedades autóctonas de uva tinta: Caíño Tinto, Espadeiro y Loureiro Tinto. Y Eulogio Pomares, al frente de su bodega familiar, Zárate, se ha empeñado en recuperarlas y mostrar cómo en el Valle del Salnés también se pueden hacer grandes vinos tintos.
Zarate Caíño Tinto 2015 es, como su nombre indica, un monovarietal de Caíño procedente de cepas de 60 años de edad conducidas en emparrado y plantados a 50 metros de altitud sobre suelos de arenas graníticas. Las uvas son vendimiadas a mano, con una selección de racimos en la misma viña. Ya en la bodega, los racimos son pisados sin despalillar en tinos abiertos de roble donde también fermentarán y tendrán una maceración de cuatro semanas con bazuqueos diarios. El vino tiene una crianza de ocho meses en barricas de roble francés de tres usos, y es embotellado sin filtrar ni clarificar.
En copa se presenta con un precioso color picota muy brillante. Su nariz es frutal y mineral, con algunas notas especiadas. En boca es intenso, de taninos domados y una acidez alta pero nada molesta, en un trago complejo y elegante, con una nota salina y una madera perfectamente integrada. Es, sencillamente, el vivo ejemplo de que en el valle del Salnés, aparte de grandes vinos blancos, pueden encontrarse excelentes tintos.

🇬🇧
We all know the Salnés Valley, in the heart of Rías Baixas, for its white wines, mostly Albariño. But in this valley there are also three autochthonous varieties of red grapes: Caíño Tinto, Espadeiro and Loureiro Tinto. And Eulogio Pomares, at the head of his family winery, Zárate, has endeavored to recover them and show that great red wines can also be made in the Salnés Valley.
Zárate Caíño Tinto 2015 is, as its name suggests, a Caíño single-varietal from 60-year-old vines grown on trellises and planted at 50 meters above sea level on granite-sand soils. The grapes are hand harvested, with a selection of clusters in the same vineyard. Once in the winery, the clusters are trodden without destemming in open oak vats where they will also ferment and undergo a four-week maceration with daily punching down. The wine is aged for eight months in three-use French oak barrels, and is bottled without filtering or clarifying.
In the glass it shows a beautiful, very bright cherry colour. Its nose is fruity and mineral, with some spicy notes. On the palate it’s intense, with tamed tannins and a high but not annoying acidity, in a complex and elegant drink, with a saline note and a perfectly integrated wood. It’s, simply, the living example that in the Salnés valley, apart from great white wines, excellent reds can also be made.