El territorio amparado por la D. O. Ribera del Duero se extiende paralelamente al curso del río Duero, abarcando 19 municipios de Soria, 60 de Burgos, otros 19 de Valladolid y 4 de Segovia. Y aunque el discurso oficial de los responsables de amparar los vinos producidos en una lengua de tierra de 115 kilómetros de longitud y 35 de anchura es contrario a la zonificación, lo cierto que las diferencias entre sus suelos, altitudes, clones, edades del viñedo, climas, irrigación, contraste térmico y otros condicionantes son notables.
Esa diversidad nos apasiona, y es algo que encontramos a raudales en las elaboraciones de Valdrinal; vinos no siempre fáciles, no siempre cómodos en ese primer trago pero incuestionablemente auténticos.
Junto con SQR, Quinq 2017 forma parte de la “selección del bodeguista”; dos vinos en los que David Cuéllar ha plasmado su visión más personal del terruño de altura de los alrededores de Aldehorno, cuyas viñas se ubican a más de 1.000 metros de altitud.
Este monovarietal de Tempranillo cuyo nombre homenajea a la “quinta” generación de la familia dedicada a la viticultura procede de un viñedo de 80 años de edad media y tiene una crianza de 12 meses en barricas de roble francés, a la que se suma una estancia en el botellero de la bodega que, en nuestro caso, supera los cuatro años.
Cuando lo catamos, nos descoloca un poco. En su nariz encontramos fruta negra madura acompañada de claras notas herbales, tabaco y regaliz. Pero es su boca la que más nos sorprende cuando nos entrega un vino de carácter balsámico, con taninos marcados, secantes, acompañados de una sensación terrosa. Al mismo tiempo es un vino con una fantástica acidez en el que el alcohol se encuentra perfectamente integrado. Su trago es complejo, de buena intensidad, muy buena longitud y un final marcadamente lácteo.
No es ese vino amable y elegante que pretende acariciar tu boca, ese juego de ensamblajes en el que los enólogos buscan dare caricias a nuestro paladar; es un vino que discute, argumenta, que levanta la voz si es necesario para reivindicar que no toda la Ribera es Roa o Peñafiel y que la calidad y la autenticidad tienen muchas formas de expresarse.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Valdrinal Quinq 2017 | 14,5 % | 10.000 botellas de 75 cl | 31 euros |
Otros datos: pH: 3,62. Acidez total: 4,9 g/l. Acidez volátil: 0,68 g/l.
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Valdrinal Quinq 2017: Quality and authenticity have many ways of expressing themselves
The territory of the D. O. Ribera del Duero extends parallel to the course of the Duero River, covering 19 municipalities of Soria, 60 of Burgos, another 19 of Valladolid and 4 of Segovia. And although the official discourse of those responsible for protecting the wines produced in a strip of land 115 kilometers long and 35 kilometers wide is contrary to zoning, the truth is that the differences between their soils, altitudes, clones, ages of the vineyard, climates, irrigation, thermal contrast and other conditions are notable.
We are passionate about this diversity, and it’s something that we find in abundance in Valdrinal’s wines. These wines aren’t always easy, aren’t always comfortable in that first sip but they are unquestionably authentic.
Together with SQR, Quinq 2017 is part of the “winemaker’s selection”; two wines in which David Cuéllar has expressed his most personal vision of the high-altitude terroir around Aldehorno, whose vineyards are located at more than 1,000 meters of altitude.
This single-varietal Tempranillo whose name honors the “fifth” generation of the family dedicated to viticulture comes from a vineyard with an average age of 80 years and is aged for 12 months in French oak barrels, followed by a stay in the winery’s bottle rack, that, in our case, exceeds four years.
When we taste it, it throws us off. On the nose we find ripe black fruit accompanied by clear herbal notes, tobacco and licorice. But it is its palate that surprises us the most when it delivers a wine with a balsamic character, with marked, drying tannins, accompanied by an earthy sensation. At the same time, it is a wine with fantastic acidity in which the alcohol is perfectly integrated. Its sip is complex, with good intensity, very good length and a clear dairy finish.
It’s not that friendly and elegant wine that aims to caress your mouth, that game of blends in which winemakers seek to caress our palate. It’s a wine that argues, a wine that raises its voice if necessary to claim that not all of Ribera is Roa or Peñafiel and that quality and authenticity have many ways of expressing themselves.