Añadas nuevas de bodegas amigas; ese era nuestro principal objetivo en esta quinta edición del Salón de los Vinos de la Denominación de Origen Bierzo en Madrid. Eso nos permitió comprobar que 2019 ha sido una fantástica añada y que el cambio de reglas en la D. O., que admite nuevas variedades como la Merenzao o la Garnacha Tintorera y categoriza los vinos por zonas en lugar de por su crianza, promete tener un impacto muy positivo en la calidad de los vinos.
Cantariña Vinos de Familia
El proyecto de los hermanos Ysart contaba con algunas novedades realmente interesantes, comenzando por su entrada de gama, que toma el nombre de la silueta de una de sus parcelas. La Cabeza de Perro Mencía 2019 llegó a la feria en forma de muestra, aún sin terminar de fermentar y sin etiqueta definitiva. Se trata de un varietal de Mencía (85 %) ensamblado con un coupage de Palomino y Doña Blanca (15 %) que fermenta por separado. A pesar de no haber acabado la maloláctica, encontramos un vino de gran potencial, que combina el carácter frutal de la Mencía con la acidez de las variedades blancas.
Por su parte, La Cabeza de Perro La Blanca 2018 es un coupage a partes iguales de Doña Blanca y Palomino de un precioso color dorado, aromas de manzana fresca y una boca muy viva.
Pero la verdadera sorpresa de la tarde la encontramos en Cantariña 6 Merenzao Viña de los Pinos 2019, un monovarietal de una uva recientemente admitida por la D. O. Bierzo que ya en la fase visual nos sedujo por su color traslúcido, su nariz limpia y golosa y su fantástica boca, que mostraba un enorme potencial a pesar de necesitar aún algo de botella.
Por su parte, Cantariña 5 Valdeobispo 2018 es un monovarietal de Mencía de paraje elaborado íntegramente con raspón, macerado en foudre durante 45 días y reposado durante un año en barrica usada de roble francés. En boca sorprende por su amabilidad; no hay ni rastro de verdor, y sí el carácter frutal varietal de la Mencía en su máxima expresión.
Finalmente, teníamos muchas ganas de probar Cantariña 3 El Ttiángulo 2016, un varietal de Mencía con un pequeño aporte de Doña Blanca que no nos decepcionó a pesar de nuestras elevadas expectativas. Fermenta despalillado en depósito de acero inoxidable, con dos bazuqueos diarios, y pasa un año de envejecimiento en barrica de roble francés. Aquí encontramos un Bierzo elegante, equilibrado e intenso a pesar de un color que denota una delicada extracción.
Michelini i Mufatto & González
Esta bodega nos sorprendió con tres muestras que aún no están comercializadas y en las que encontramos un cambio de perfil hacia vinos más limpios, elegantes y de menos extracción.
Capitán Beto 2018 fue quizás la mayor sorpresa, un impresionante varietal de Mencía adictivo, equilibrado e intenso que jamás identificarías como un vino de entrada de gama.
Mundo Zeppelling Mencía de Pueblo 2018 muestra una nariz limpia, compleja y exuberante, con una gran carga de fruta (pera de agua y albaricoque maduro) junto con flores (violeta) y hierbas silvestres. En boca es equilibrado, jugoso, muy fácil de beber y no nos extrañaría que fuera uno de los vinos revelación en las próximas puntuaciones Parker.
En Mundo Zeppelling Palomino de Pueblo 2018 quizá echamos en falta un poco más de esa intensidad con la que nos sorprendió la anterior añada. Sí nos convencieron sus notas minerales en nariz, su increíble frescura y su cuerpo menos graso. No obstante, para juzgarlo con mayor propiedad habrá que esperar aún al menos unos meses.
Aparte de las muestras, catamos también El Rapolao 2016. La interpretación que esta bodega hace de la famosa ladera de Valtuille de Abajo es sencillamente deliciosa. Frutal, intenso y elegante, es un tinto de trago largo que excita todos los rincones de nuestro aparato gustativo.
Aurelio Feo Viticultor
Aunque lo habíamos probado recién embotellado en la Feria del Vino del Festival La Puebla 2020, queríamos confirmar la impresión inicial que nos causó Collage 2019, el vino blanco de diferentes uvas con el que la bodega reivindica la verdadera realidad del viñedo berciano, en el que solamente el 4 % de la producción corresponde a Godello. No obstante, es precisamente el primer año de producción de una nueva parcela de Godello el que ha alterado el coupage habitual de un vino que es ahora más ácido, más fresco y quizá más complejo. Seguramente este verano caerá alguna botella.

Castro Ventosa
El Castro de Valtuille Godello 2018 es un monovarietal elaborado con uvas procedente de tres parcelas, fermentado sin control de temperatura y reposado en barricas de 225 y 500 litros. Muy intenso tanto en nariz como en boca, nos ofrece aromas del suelo (fósforo) y una interesante paleta de sabores con un posgusto láctico.
Valtuille Godello 2018 proviene de una única parcela. De color pajizo, ofrece volumen, acidez, complejidad y unas llamativas notas especiadas (pimienta) al final del trago.
Valtuille Cepas Centenarias 2016 es un vino opulento, frutal y complejo, de taninos maduros y largo recorrido, fermentado en barrica y elaborado, en general, con una mínima intervención.
César Márquez
Del proyecto personal de César Márquez (del cual tienes más información aquí) probamos un único vino: Las Firmas 2018. Se trata de un vino de villa, un varietal de Mencía cuya composición varía cada añada. De un perfil moderno, con poca extracción, es un vino redondo con un estilo muy personal en el que encontramos una fruta muy fresca, casi golosa, acidez y cierto amargor final.

Losada Vinos de Finca
Teníamos una cuenta pendiente con los parcelarios de esta bodega, cuyos vinos “convencionales” hemos probado en repetidas ocasiones. Comenzamos con Altos de Losada El Cepón 2017. Criado a partes iguales en barricas y huevos de hormigón, es un monovarietal de Mencía de cepas de 30 años plantadas sobre suelo arenoso. Inicialmente percibimos una descarga de fruta fresca a la que poco a poco vamos encontrando una mayor complejidad.
Altos de Losada La Bienquerida 2017 es un monovarietal de Mencía procedente de cepas de más de 110 años plantadas sobre suelos pizarrosos envejecido en barricas de roble francés (40 % nuevas y 60 % de segundo uso) durante 15 meses. Se trata de un vino correcto en el que encontramos notas minerales y una intensa presencia de la madera.
Altos de Losada La Senda del Diablo 2017. Teníamos las expectativas especialmente altas con este monovarietal de Garnacha Tintorera de cepas viejas, que no dio la talla en nuestra cata, con una nariz muy reducida y una boca en la que la acidez tenía todo el protagonismo.
Vinos Valtuille
Para finalizar, acabamos con un blanco: Pago de Valdoneje Godello 2019. Con una sencilla elaboración en depósito de acero inoxidable, donde permanece dos meses con sus lías, este monovarietal de Godello es una auténtica descarga de fruta blanca y fruta de hueso igualmente generoso en boca, donde combina dulzor y acidez.
Con este vino joven y fresco, dejamos el Salón con un excelente sabor de boca y con la sensación de haber encontrado una añada con mucho potencial que debería dar un nuevo impulso a esta región.
