Cuando llegamos a la sala de catas del Outlet de Vinos, en Madrid, nos sorprende encontrar nueve copas teniendo en cuenta que Koldo Eguren elabora únicamente dos vinos: Ukan, el vino principal del proyecto, y Senderos de Ukan, su segunda marca, siguiendo la tradición bordelesa de identificar el nombre de la bodega con el del primer vino.
Pero el despliegue de copas pronto se justifica. De entrada, abriremos boca con el soberbio Olagar 2016, un monovarietal de Viura de la bodega amiga Remírez de Ganuza fermentado en barrica con el que Koldo nos prepara para lo que vendrá a continuación: cuatro muestras que son como piezas de puzle con las que podremos entender los vinos ya terminados de las añadas 2019 y 2020 que probaremos al final de la cata. Pero, vayamos paso a paso.
El origen de Ukan, el proyecto de Koldo Eguren
Antes de entrar en materia, Koldo nos explica su llegada al mundo del vino. Su apellido deja claro que este mundo le viene de familia, si bien él estudió Administración de Empresas y empezó a trabajar en márketing con una productora pequeña. Emigró a Estados Unidos, donde se centró en el negocio audiovisual (aprovechando para conocer viñedos y bodegas del Nuevo Mundo en su tiempo libre), y llegado el momento de formar una familia, decidió volver a España y montar su proyecto alrededor del vino.

Así nace Ukan, un nombre euskera que significa “tener” (como verbo auxiliar) o “lo que se tiene” (como sustantivo). Aparte de enlazar con el terruño de un proyecto con bodega en Laguardia (Álava) y viñedos en la zona de la Sonsierra, Koldo nos confiesa que es un nombre fácil de leer en inglés, una de las asignaturas pendientes de numerosas etiquetas españolas, ya que, por supuesto, el proyecto nace con una clara vocación internacional.
Pero además de un nombre sonoro y una etiqueta elegante, detrás de Ukan se encuentra también la experta mano de Eduardo Eguren, primo segundo de Koldo, quien se encarga de la dirección técnica.
Por descontado, la elección de la zona no es casual. Esta parte oriental de Rioja Alavesa tiene un clima más fresco y menor contraste térmico que la media de Rioja, hay viñedo viejo, grandes diferencias de altitud, suelos diversos aunque muy calizos, minifundios y, sobre todo, raíces, no solo las raíces de las cepas viejas, sino las del propio Koldo, que nos cuenta que en esta zona era donde su abuela tenía las viñas, dejando claro que hay mucho ukan en este proyecto.
Maceración carbónica para perfilar los vinos de Ukan
Tras el vino blanco de bienvenida, la segunda y la tercera copa que cataremos corresponden a vinos de maceración carbónica de la vendimia de 2021, vinos fermentados a partir de racimos enteros, sin despalillar, encubados en depósitos de hormigón de pequeño formato. La copa 2 nos muestra el “mosto lágrima”, el que se sangra de la parte baja del depósito; un mosto que fermenta fundamentalmente fuera de las uvas, estrujadas por el propio peso del contenido. Por su parte, la copa 3 es “el corazón”, un sangrado de la zona intermedia del depósito, el cual sí ha fermentado mayoritariamente dentro de la uva.
Ambos son monovarietales de Tempranillo procedentes de viñas jóvenes, han hecho maloláctica en barrica y han pasado 12 meses en barricas de diferentes usos (con más barrica nueva para “el corazón”.

Cuando los probamos, encontramos grandes diferencias, a pesar de tratarse de vinos de un mismo depósito. El 2 es más frutal y más herbáceo. El 3 sigue siendo frutal, pero no hay tanto “sugus de fresa” y sí más estructura, si bien en el 2 encontramos también los taninos que normalmente no se perciben en los vinos jóvenes de maceración carbónica.
Básicamente, estos dos vinos se emplean como “pìnceladas” de Senderos de Ukan; son dos de esas pequeñas piezas de puzle imprescindibles para armar un vino complejo y equilibrado, para armar un buen vino que acabe convertido en un gran vino, que es el objetivo final del proyecto y algo que solo el tiempo podrá corroborar.
El esqueleto de Ukan
Las copas 4 y 5 son igualmente muestras, pero en este caso se trata de vinos elaborados con uvas despalilladas. El vino 4 es un monovarietal de Tempranillo procedente de un viñedo joven, ha fermentado en depósito de hormigón, ha hecho la maloláctica en barrica y tiene 12 meses de crianza igualmente en barricas. En cuanto al 5, es un varietal de Tempranillo con otras uvas tintas de una misma viña vieja de 1938.

Mientras que en la copa 4 encontramos un vino frutal, muy varietal y con buena acidez y estructura, en la 5 encontramos un vino más serio, más estructurado, que a la fruta roja (que sigue estando ahí) añade especias, balsámicos y una mayor finura. Este último vino será –nos cuenta Koldo– “el esqueleto de Ukan”.
Añadas 2020 y 2019 de Ukan y Senderos de Ukan
Finalmente, las cuatro últimas copas corresponden a las añadas 2020 y 2019 de los vinos ya ensamblados y embotellados. Comenzamos por Senderos de Ukan 2020, un vino frutal, estructurado y largo que aún no ha salido al mercado, pero que está ya para beber.

Pasamos, con la copa 7, a Ukan 2020. Nuevamente se trata de una añada que aún no está a la venta, y aquí destaca la finura. Es un vino elegante, estructurado y más complejo, con una cierta sensación alcohólica y esa intensidad que te llena la boca. Hay violetas, fruta negra, tostados, balsámicos, especias, pero nada destaca, nada sobresale. Tarda un poco en abrirse y, al final de la cata, cuando “revisitamos” la copa, lo encontramos glorioso.Finalmente, las copas 8 y 9 nos permiten probar los 2019, la añada actualmente a la venta de Senderos de Ukan y de Ukan, respectivamente. El primero, más fresco y frutal, nos sorprende por su buena acidez, mientras que en Ukan 2019 vuelve a aparecer esa finura, la fruta negra, los taninos sedosos…
- Ukan Winery elabora entre 35.000 y 40.000 botellas anuales.
- El viñedo se trabaja sin herbicidas y con la menor cantidad de tratamientos sistémicos posibles, pero no es ecológico.
- La vendimia es manual, en cajas.
- En la elaboración se usan levaduras seleccionadas, aunque están experimentando con cultivos de levaduras propias.
- Los remontados son manuales. No buscan demasiada extracción, pero tampoco la evitan.
Y esto es todo; al menos de momento, porque habrá que seguir la pista a este proyecto que mezcla tradición con un toque de modernidad, una tradición que se nota en la copa, en la fidelidad a la Tempranillo y al terruño, y una modernidad que, además de en la copa, se encuentra en los detalles, en esa botella a medio camino entre la bordelesa y la borgoñona o en la tirilla de la denominación de origen que huye de las categorías clásicas de Crianza o Reserva, sin olvidar, por supuesto, una impecable imagen de marca en la que la formación y experiencia de Koldo son definitivas. Y es que, como dice el joven elaborador y empresario: “No me gustan los diseños estrafalarios ni la poesía en las contraetiquetas”. A nosotros, tampoco.

Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Senderos de Ukan 2019 | 14 % | 20.000 botellas de 75 cl (aprox.) | 21,50 euros |
Ukan 2019 | 14 % | 15.000 botellas de 75 cl (aprox.) | 40,50 euros |
Senderos de Ukan 2020 | 14 % | 20.000 botellas de 75 cl (aprox.) | Próximamente |
Ukan 2020 | 14 % | 15.000 botellas de 75 cl (aprox.) | Próximamente |