Hoy vamos a hablar de un viaje en el tiempo, un viaje vinícola en el que hemos catado el pasado en forma de añadas emblemáticas, el presente con los vinos actuales, y hasta nos hemos atrevido a mirar los vinos del futuro a través de una ventana en forma de barrica. Hoy vamos a hablar del pasado, presente y futuro de Tinto Figuero.

Tinto Figuero es el sueño de José María García, un sueño personal de esos que a veces hay que dejar aparcados para que otros sueños, como los estudios de los hijos, puedan materializarse. Por eso, cuando se acercaba la fecha de su jubilación, José María planteó a su familia su proyecto: construir una bodega en la que elaborar su vino.
Nos cuenta Felipe, yerno de José María y segunda generación de la bodega, que la familia pensó que se referiría a una bodega pequeñita en la que elaborar vino para casa, pero se dieron cuenta de lo equivocados que estaban cuando comprobaron que los planes estaban en marcha y que la bodega era un proyecto profesional muy bien pensado que empezó su construcción el mismo día de la jubilación de José María, quien nos comenta que sabía que podía hacer buenos vinos porque llevaba años vendiendo sus uvas a grandes productores, nunca tuvo que buscar comprador, siempre pudo elegir a quién vendía sus uvas, y siempre fueron bodegas que elaboraban grandes vinos. Así que en poco tiempo, su proyecto, el sueño de José María, acabó convirtiéndose en el sueño de una familia entera.

Cepas viejas en el corazón de la Ribera del Duero burgalesa

Tinto Figuero está situada en La Horra, donde José María tiene sus viñas, unas viñas que empezaron con 1.000 cepas que él y su mujer, Milagros, recibieron en el año 1961, cuando se casaron. Hoy esta bodega familiar, en la que actualmente están implicadas tres generaciones, controla 180 hectáreas de viñedo repartido en 110 parcelas, todo él situado en un radio de cuatro kilómetros alrededor de la bodega.
De estas parcelas, unas 50 son de viña vieja, plantadas entre 1910 y 1969 con clones prefiloxéricos. A partir de los frutos de todas estas viñas, certificadas en ecológico, elaboran unas 800.000 botellas de vino de las cuales exportan, aproximadamente, un 60 %.
La gama de Tinto Figuero consta de siete vinos. Los tres primeros –Figuero 4, Figuero 12, y Figuero 15–, siguen la norma clásica de envejecimiento: roble, crianza y reserva. Los otros cuatro vinos –Viñas Viejas, Milagros de Figuero, Figuero Noble y Figuero Tinus– son vinos de paraje y parcelarios. Y es a través de estos últimos cuatro vinos como vamos a viajar en el tiempo. A través de ellos vamos a comprobar las diferencias entre parajes; vamos a descubrir cómo la altitud, la orientación y el suelo trasladan la singularidad a un vino, teniendo siempre presente que en Tinto Figuero la única uva que se trabaja es el Tempranillo, porque el recurso de buscar la complejidad a través de coupages de diferentes variedades no pueden usarse en su elaboración.

José María García en la sala de catas de la bodega.
Felipe Martín en la sala de recepción de uva.

Tinto Figuero: El futuro

Vamos a empezar nuestro viaje echando un vistazo al futuro, y lo vamos a hacer probando distintas barricas y un huevo de cemento que nos permitirán imaginar cómo serán los cuatro parcelarios de Tinto Figuero cuando dentro de unos años salgan a la venta las añadas 2022 y 2021.

Figuero Tinus

Acompañados por las tres generaciones de la familia y de los dos enólogos de la bodega  –Óscar Rodríguez, que está en el día a día, y Jean François Hebrard, que lleva la dirección técnica y visita la bodega una vez por semana–, nos acercamos a la zona de elaboración, donde se encuentra el huevo de hormigón. Allí comenzaremos catando Tinus 2022. Es la primera añada en la que este vino, que ha fermentado en barrica de roble francés de 500 litros, pasará el primer invierno y realizará la fermentación maloláctica en un huevo de hormigón. Nos explica Jean François que para ellos es muy importante que, tras la fermentación, los vinos pasen el primer invierno fuera de la madera o en grandes formatos para potenciar la fruta y el volumen en boca, impidiendo que la madera adquiera demasiado protagonismo. Acabado el invierno, este vino se criará en barricas, y será la continua cata de éstas la que marcará el momento de sacarlo.
Estamos ante un vino muy joven, en el que predomina una gran carga frutal tanto en nariz como en boca; un vino fresco, con un tanino que se quiere empezar a domar, que ya muestra un gran potencial a pesar de que le queda mucho por madurar.
Ya en la sala de barricas, vamos a catar una barrica usada y una nueva de Tinus 2021. No es la primera vez que tenemos la oportunidad de observar las diferencias que en un mismo vino producen dos diferentes contenedores, y en este caso pudimos comprobar que la barrica nueva está más presente en el vino, aportando más aroma, mientras que en la usada encontramos más fruta. Como factor común, ambas barricas nos permitieron constatar que el vino tiene una gran estructura, muy buena acidez y un trago intenso y largo, con un buen volumen. Es un vino que ya muestra un gran potencial, aunque aún le falten años antes de salir al mercado.

Óscar Rodríguez sacando Milagros de Figuero.
Jean François Hebrard con Tinus 2022.

Milagros de Figuero

Aunque las uvas de Milagros vienen de la viña más cercana al río, nosotros encontramos que es el vino más fino de la bodega. Procedente del Paraje del Camino de los Frailes, donde los suelos arcillosos tienen mayor porcentaje de arena, este vino es la expresión más ligera del Tempranillo elaborado por la bodega.
Milagros 2021 está durmiendo en barricas de roble francés de 500 litros, nuevas y usadas al 50 %. Vamos a probar una copa de cada barrica y, mientras Óscar hace uso de la pipeta, Jean François nos cuenta que para conseguir que el vino mantenga frescura, lo más importante es vendimiar el Tempranillo en su momento óptimo de maduración. Para hacerlo posible, la bodega tiene una zona de recepción preparada para poder vendimiar cada parcela en cualquier momento y vinificarla por separado, lo que les permite recoger todas las uvas en el punto de maduración deseado.
Catando la barrica usada y la nueva de Milagros 2021 se aprecian algunas diferencias. La nariz de la usada es más frutal, con notas florales y con la madera en un segundo plano. En cambio, en la nueva, la madera está más presente y la nariz es menos intensa. Sin embargo, la boca de la barrica nueva está más hecha, con el tanino más pulido y mayor estructura. Y mientras paladeamos las dos copas, no podemos dejar de jugar a imaginar cómo será el ensamblaje de estos dos vinos, cómo el tiempo transformará un vino que ya nos parece fino y delicado en ese Tempranillo que destaca sobre sus hermanos por su elegancia y su sutileza.

Figuero Noble

Y para ayudarnos a viajar al futuro, del que desconocemos qué música será la más escuchada, en la sala de barricas nos acompaña la música de los años ochenta y noventa, que nunca pasará de moda, al menos para nosotros.
Figuero Noble 2021 proviene de la parcela de Torrosillo, un viñedo bien ventilado y con un 20 % de caliza en sus suelos arcillosos. Jean François nos cuenta que para él es la parcela que más marca al vino añada tras añada, que la proporción de caliza en la arcilla le da un carácter mineral, ferroso… casi sanguíneo. Una vez más, catamos una barrica nueva y una usada con las que imaginamos cómo será el ensamblaje final, dos muestras en las que buscaremos esas notas de hierro de las que nos habla Jean François.
En ambas copas encontramos un vino con mucho nervio, frutal, mineral, aderezado con notas florales y especiadas y con un posgusto que nos lleva al cacao. La barrica nueva marca más las notas ahumadas, pero también el tanino está más domado, mientras que el trago muestra mayor estructura. Por su parte, la nariz de la barrica usada es más fragante. 

Tinto Figuero: El pasado

Nos comenta Antonio García, parte de la segunda generación e hijo de José María, que la historia de Tinto Figuero es corta, por lo que no saben cuál será la vida de sus vinos más allá de 15 o 20 años, pero que por lo que van probando parece que serán vinos con una gran capacidad de guarda.

Figuero Vendimia Seleccionada 2005

Lo que actualmente es la etiqueta de Viñas Viejas, inicialmente se llamaba Vendimia Seleccionada. Se trata de un monovarietal de Tempranillo, como todos los vinos de la bodega, procedente del paraje de Zaloña, con viñas de más de 50 años de edad. La añada 2005 tuvo una crianza de 15 meses en barricas nuevas de roble americano (80 %) y francés (20 %).
En copa se presenta con un color granate coronado por un halo que ya muestra tonos teja propios de un vino viejo. Su nariz se muestra tímida al principio, con la fruta un poco escondida, acompañada de notas mentoladas y de bosque. Según el vino va aireándose, la nariz se vuelve más fragante a la vez que la fruta empieza a despertar. En boca es fino, y mantiene tanto la estructura como la acidez, en un trago largo, con un toque licoroso y un posgusto a cacao y café.

Milagros de Figuero 2010

Nos cuenta Cristina Martín, nieta de José María y tercera generación de la bodega, que de esta primera añada de Milagros solamente se conservan mágnums; no les queda ni una sola botella de 75 cl.
Es precisamente con esa añada 2010 cuando Figuero decide ampliar su gama y elaborar Milagros de Figuero, vino que lleva el nombre de la matriarca de la familia, Milagros Figuero, y mujer de José María. En esta añada, el vino tuvo una crianza de 16 meses en barricas nuevas de 500 litros de roble francés.
Para nosotros, es un auténtico vinazo, fino, elegante, delicado, frutal… Es un vino fresco, con acidez, estructura y un tanino sedoso que quiere empezar a mostrar unas notas de evolución pero que cuenta aún con una enorme vida por delante; un vino que no nos resistimos a catar una y otra vez.

Figuero Noble 2009

En el 2009, Figuero Noble tuvo una crianza de 21 meses en barrica, de los que 15 meses transcurrieron en roble americano y seis meses en roble francés.
Es un vino en el que la madera está presente, y las notas de evolución todavía no han hecho su aparición. Fruta madura, tabaco, vainilla y especias es lo que comanda la nariz. En boca es estructurado, complejo, con una buena acidez y un tanino sedoso; todo ello en un trago intenso y largo. Es un vino con mucha vida por delante que agradece ser oxigenado para disfrutarlo en todo su esplendor.

Figuero Tinus 2006

Tinus procede de un viñedo de Tempranillo plantado entre 1950 y 1955 en Parcelas de Malasmañanas. La añada 2006 de este vino que fermenta en barricas abiertas tuvo una crianza de 22 meses en barricas de roble francés del bosque de Allier de 450 litros.
Estamos ante un vino muy fino, con un tanino muy sedoso en un trago intenso, estructurado, complejo y muy largo. Con una nariz en la que la fruta madura está al frente, acompañada de notas de chocolate amargo y café, es un vino para beber sin prisas, prestando atención a cada trago para intentar desentrañar todos los secretos de unas uvas vendimiadas en 2006.

Tinto Figuero: El presente

Tras imaginar cómo serán los vinos del futuro y comprobar lo en plena forma que se encuentran los vinos del pasado, es el momento de catar el presente, las añadas que actualmente Tinto Figuero tiene en el mercado. Y lo haremos a lo largo de la comida mientras disfrutamos de una distendida charla con nuestros anfitriones.

Figuero Viñas Viejas 2019

Este monovarietal de Tempranillo que para la bodega representa la elegancia procede del Paraje de Zaloña, de un viñedo plantado entre 1942 y 1965. La añada 2019 tuvo una crianza de 15 meses en barricas de roble francés de 225 y 500 litros.
A pesar de que está ya para beber, promete seguir creciendo en la botella. En nariz manda la fruta roja, acompañada de violetas, especias y notas ahumadas. En boca es elegante y amplio, con buena acidez y taninos pulidos. Es uno de esos vinos que te gusta tener en tu bodega, ya que resulta apto para todos los públicos y se puede disfrutar a muchos niveles.

Milagros de Figuero 2019

El vino que para la bodega representa la delicadeza es Milagros de Figuero, que en la añada 2019 tuvo una crianza de catorce meses en barricas nuevas de roble francés de 500 litros. Estamos ante un vino fragante, fino y delicado que para nosotros es una gran interpretación del Tempranillo de la Ribera del Duero.

Figuero Noble 2017

Estamos ante el vino que para la bodega representa la sabiduría. Figuero Nobre 2017 tuvo una crianza de 21 meses en barricas de roble francés de grano muy fino. Es un vino con una nariz frutal y especiada, con un fondo de café y cacao. En boca tiene un gran volumen en un trago largo, complejo, voluminoso e intenso; un vino para disfrutar despacio paladeando cada sorbo.

Figuero Tinus 2018

La bodega describe este vino como “El Señor”, y es que el buque insignia de Figuero, que fermenta en barricas abiertas de 500 litros, tuvo en la añada 2018 una crianza de 24 meses en barricas nuevas de roble francés de grano muy fino.
Es un vino complejo e intenso en nariz, con fruta roja, especias y una nota licorosa, aromas acompañados de notas de cacao, café y frutos secos en un segundo plano. Su boca es elegante y equilibrada, con una gran estructura y un tanino sedoso. Es un vino especial, potente y armónico que es el broche perfecto de una jornada que termina maridando vino y música y agradeciendo a nuestros anfitriones la invitación al primer Tinto Figuero Day, un viaje a la historia, al presente y al futuro de unos vinos a los que prometemos no perder la pista.

VinoAlcoholProducciónPrecio (75 cl)
Figuero Viñas Viejas 201914,5 %28,5 euros
Milagros de Figuero 201914,5 %45 euros
Figuero Noble 201715 %75 euros
Figuero Tinus 201815,5 %245 euros

Suscríbete a la newsletter de Nos Vamos de Vinos

* indicates required


Introduce tu e-mail para recibir nuestra newsletter y haz clic en el botón ‘SUBSCRIBE’


↓↓ Gracias por compartir este contenido ↓↓