Solo hay uvas tintas en el coupage de Sin Blanca, el vino con el que arrancó El Hato Y El Garabato, el proyecto de José Manuel Beneitez y Liliana Fernández en Arribes del Duero. No hay uvas blancas ni una gran inversión, pero sí un buen saber hacer y una materia prima excepcional, procedente de viñedos viejos, suelos pobres y escasas precipitaciones.
Sin Blanca 2016 es un varietal de Juan García con el aporte de otras uvas tintas que fermenta parcialmente con raspón y pasa nueve meses de reposo en madera, combinando barricas nuevas y barricas usadas.
En nariz encontramos caramelo, fruta roja fresca y un punto de cuero. En boca es suave, con taninos domados, un leve amargor y un final licoroso. No es un vino muy equilibrado, no tiene un trago largo, pero se bebe bien, es fresco, tiene una personalidad arrolladora y es un fiel reflejo del terruño de Arribes, de sus variedades prácticamente únicas, de sus viñedos viejos y de sus suelos pobres.
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There are just red grapes in the blend of Sin Blanca, the first wine of El Hato Y El Garabato, the project of José Manuel Beneitez and Liliana Fernández in Arribes del Duero. There are no white grapes nor a large investment, but there’s a good know-how and an exceptional raw material, from old vineyards, poor soils and low rainfall.
Sin Blanca 2016 is a Juan García grape Varietal with other red grapes. It’s partially destemmed and spend nine months resting in wood, combining new and used barrels.
On the nose we find caramel, fresh red fruit and leather hints. The palate is soft, with tamed tannins, a slight bitterness and a liquor ending. It’s not a very balanced wine, it doesn’t have a long drink, but it’s easy drinkable, it’s fresh, it shows a sweeping personality and it’s a true reflection of Arribes’ terroir, of its unique varieties, of its old vineyards and its poor soils.
