Hablar del ‘moscatel’, en general, es tan reduccionista como hablar de ‘vino tinto’ o como hablar del ‘jerez’. Todos tenemos claro que nada tiene que ver un fino que ha estado tres años “protegido” bajo velo de flor con un palo cortado VORS que lleve 30 años de crianza oxidativa. En el mundo de los vinos dulces elaborados en Málaga con uva Moscatel ocurre algo parecido: Hay tantos estilos que cuando empiezas a intentar entenderlos puede resultar abrumador.
Según la propia Denominación de Origen Málaga, podemos distinguir entre “vinos dulces de licor” (fortificados), vinos dulces y “naturalmente dulces” (sin fortificar), procedentes de uvas sobremaduradas o de uvas pasificadas. La D. O. establece, además, estas categorías: Dry Pale o Pale Dry, Pale Cream, Pajarete, Dulce Crema o Cream, y Sweet. Cada una de ellas cuenta con diferencias en su elaboración. Y la cosa no concluye aquí, ya que la cantidad de arrope (mosto concentrado por evaporación) que se añada a un vino de licor dará lugar a nuevas denominaciones: dorado o golden, rojo dorado o rot gold, oscuro o brown, color, y negro o dunkel. Un último apunte: en función de su crianza, los vinos se apellidan Pálido, Noble, Añejo o Trasañejo.
Aparte de esto, fuera de los vinos amparados por la D. O. Málaga hay todo un mundo de matices que añade aún, si cabe, más complejidad al asunto. De hecho, los dos primeros vinos de nuestra cata salen certificados por la D. O., mientras los dos últimos no están amparados.
Pero lo importante es que toda esta riqueza de matices no es sino un reflejo de que la Moscatel de Alejandría es una de las variedades más antiguas de nuestro país, y sus vinos llevan elaborándose desde que los fenicios fundaron la ciudad de Málaga en el siglo VIII a. C.). Ha habido muchos siglos para experimentar. Y si tienes el gusto de conocer la zona, entenderás que las dificultades de la orografía y, consecuentemente, la escasa comunicación entre los diferentes pueblos de estas sierras fomentara el desarrollo de formas muy diversas de elaborar el vino.
De algún modo, Jorge Ordóñez ha homenajeado este bagaje, sin dejar de aportar su visión moderna y comercial, mediante cuatro vinos dulces elaborados con uva Moscatel de Alejandría que muestran la enorme diversidad y el saber ancestral de una de las regiones vitícolas que todo amante del vino que se precie de serlo debería visitar al menos una vez en su vida.
Nº 1 Selección Especial 2021
Lagar del Fraile es el sugerente nombre del viñedo de Vélez-Málaga con cuyas uvas se elabora este Nº1 Selección Especial, un monovarietal de Moscatel de Alejandría procedente de viñas plantadas entre 1910 y 1945 (buena parte a pie franco) sobre suelos pobres de rocas descompuestas, conducidas en vaso, cultivadas de manera orgánica y en secano, con rendimientos de 2.000 kilos por hectárea y a una altitud de entre 700 y 850 metros sobre el nivel del mar.
Para elaborarlo se recurre a una vendimia tardía que deja las uvas parcialmente deshidratadas. Tras ser despalilladas, se introducen en la prensa neumática, y su mosto fermenta en depósitos de acero inoxidable de 1.500 litros. Mediante frío y adición de sulfuroso, la fermentación se detiene cuando el volumen de alcohol llega al 10 %, aproximadamente, y el vino se somete a una crianza de ocho meses previa a su embotellado.
Cuando lo catamos, encontramos un vino de color dorado y nariz claramente varietal, con un intenso aroma de flores blancas que casi hemos de “apartar” para encontrar matices de melocotón en almíbar, de miel, caramelo de frutas y frutas escarchadas. En boca nos sorprende por su gran acidez, que contrarresta su intenso dulzor, si bien lo que nos vuelve locos de este Nº 1 es su final amargo, que le aporta una gran vivacidad y lo aligera frente a sus compañeros de esta cata. Es, por tanto, el vino más versátil de los cuatro, y su precio le sitúa también en una posición de privilegio; todo un regalo si se tiene en cuenta que son necesarios cuatro kilos y medio de uvas para elaborar esta “media botella”.
Nº 2 Victoria 2021
La elaboración del moscatel Nº 2 Victoria 2021 es similar a la seguida por Nº 1 Selección Especial, con varias salvedades. En primer lugar, las uvas empleadas provienen de El Salto Negro y el Barranco, sugerentes nombres para unos viñedos de menor rendimiento (entre 800 y 900 kilos por hectárea) ubicados en laderas escarpadas de Vélez-Málaga.
Ya en la bodega, los racimos, de vendimia tardía, se secan extendidos durante tres semanas en una cámara refrigerada con recirculación de aire. Posteriormente se encuban en pequeños depósitos, donde se lleva a cabo la fermentación, que se detiene por frío para evitar que todo el azúcar se convierta en alcohol. Una posterior crianza de ocho meses se encargará de redondear el vino.
Al servirlo, encontramos un vino de color algo más concentrado y de nariz algo menos intensa. Es muy goloso, con un dulzor claramente más persistente y un muy agradable toque cítrico. Hay una menor sensación de acidez, muy buena intensidad y longitud.
Nos gusta mucho su complejidad. No es solamente un “vino de postre”; puede dar mucho juego probando maridajes por contraste.
Nº 3 Viñas Viejas 2018
En la elaboración de este Nº 3 Viñas Viejas 2018 hay algunas diferencias significativas con los anteriores. Sus uvas provienen de El Paredón y La Mina, dos viñas de la Alta Axarquía plantadas en 1902 y 1908, respectivamente, con rendimientos de 1.300 kilos por hectárea.
Los racimos enteros, procedentes de vendimia tardía, se secan, extendidos, en una cámara, alejados de la luz solar (frente al tradicional pasificado de la uva en paseras, al aire libre), tras lo cual se despalillan, y sus granos se prensan para obtener un denso mosto que se trasiega a dos barricas de 600 litros, donde la fermentación arrancará y acabará deteniéndose de forma espontánea, dejando casi 300 gramos de azúcar residual por litro. En estas mismas barricas, el vino se estabilizará naturalmente y se criará durante casi cuatro años antes de pasar a la botella.
Nos encontramos ante un vino de color ámbar en el que las frutas maduras y compotadas dominan la nariz, si bien aún es posible encontrar unas sutiles notas florales. En boca es denso, opulento, casi “masticable”, intenso y largo. A pesar de su carácter eminentemente dulce, ofrece una cierta sensación de acidez que le diferencia de otros moscateles mucho más “planos”.
Nº 4 Esencia 2015
La etiqueta de este Nº 4 Esencia 2015 ya insinúa que este moscatel es especial, diferente a todos sus hermanos. Las uvas proceden exclusivamente de El Paredón, que en este caso entrega entre 400 y 500 kilos por hectárea. Al llegar a bodega, se elabora de forma similar a Nº 3 Viñas Viejas, si bien en este caso el mosto se vinifica en una única barrica grande roble francés, en la cual hará una posterior crianza de nada menos que 40 meses.
Nada más servirlo, nos muestra un oscurecido color caoba, mientras que al llevarlo a la nariz nos sorprende encontrar intensos aromas a frutos secos como las avellanas y las almendras, con recuerdos a frutas compotadas, laca, y un ligero toque floral que delata que el caráctar varietal de la uva Moscatel no se ha perdido a pesar de la concentración de sus azúcares y la evolución de su crianza.
En la boca es un vino que no recuerda a nada que hayamos degustado; ni siquiera a uno de esos Tokaji Aszú Eszencia elaborados exclusivamente a partir de uvas con botrytis cinerea. Es muy denso, casi casi pastoso, casi masticable. Aquí la sensación golosa gana totalmente la partida a la acidez, a pesar de lo que su pH de 3,13 pueda sugerir. Pero es precisamente esta singularidad, junto con la complejidad que hay en su trago, su mejor arma, el argumento que hace que este vino sea único. Sobre esa sensación de melaza, el paladar vuelve a encontrar los frutos secos insinuados por la nariz, cacao, café y una gran longitud.
Es un vino en el que el equilibrio no está ni se le espera; una explosión de dulzor que esconde un sinfín de matices y nos hace pensar una y otra vez en cómo esta reinterpretación extrema de los vinos naturalmente dulces de la Axarquía rinde tributo a siglos de cultivo de esta variedad, de esta Moscatel de Alejandría que llegó a Málaga en un barco fenicio hace, posiblemente, cerca de 2.800 años.
Vino | Alcohol | Producción | Precio |
Nº 1 Selección Especial 2021 | 10,5 % | 9.000 botellas de 37,5 cl | 15,50 euros (37,5 cl) |
Nº 2 Victoria 2021 | 10,5 % | 18.000 botellas de 75 cl | 19,50 euros (37,5 cl) |
Nº 3 Viñas Viejas | 7,5 % | 1.800 botellas de 37,5 cl | 47,50 euros (37,5 cl) |
Nº 4 Esencia | 7 % | 1.250 botellas de 37,5 cl | 84 euros (37,5 cl) |
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