Carbonato cálcico, arcilla y diatomeas, aglutinados de mil formas diferentes, lentejuelas, barajuelas, tosca cerrada, antehojuelas… pero siempre con la misma composición básica: carbonato cálcico, arcilla y diatomeas; siempre albariza. Este suelo es el hilo argumental de los vinos que elabora Santiago Jordi (Santi) en tres proyectos diferentes, en los que recupera variedades autóctonas casi olvidadas mientras juega a la vez con variedades internacionales, todas ellas plantadas sobre esos suelos que marcan una zona y unos vinos, todas plantadas sobre suelos de albarizas.
Santi nos recibe con una sonrisa. Es amable, directo y elocuente, responde a todas nuestras preguntas sin dudar, directamente, con la pasión del que defiende algo en lo que cree. Aunque es asesor enológico en diferentes bodegas tanto en España como fuera de ella –incluso lleva un proyecto en Irlanda–, hoy nos viene a presentar sus vinos, los que él ha elegido hacer. Estos están divididos en tres proyectos diferentes: Patrick Murphy –elabora vinos de pasto con variedades autóctonas–, Hacienda la Quintería –emplea variedades autóctonas e internacionales que injerta en viñedos viejos del Marco de Jerez– y Finca los Pinos, el proyecto en el que utiliza dos hectáreas de viña de la finca familiar donde experimenta con variedades tintas.
Los Vinos de Pasto de Patrick Murphy
Patrick Murphy rinde homenaje a un irlandés afincado en Jerez en el siglo XVIII que, junto con el francés Jean Nebot Haurie, pleiteó hasta conseguir que los vinos del Marco de Jerez se envejecieran en origen en lugar de en el puerto de destino, logrando de esta manera la calidad y el valor económico que merecían.
Este proyecto nace en 2015, aunque la primera “bota” no salió a la venta hasta 2017, y está basado en los vinos de pasto, los vinos que se hacían en Jerez a principios del siglo XIX: vinos con crianzas estáticas y sin fortificar, elaborados con variedades autóctonas como Palomino, Perruno, Cañocazo y Mantúo. Todos los vinos son parcelarios, y cada parcela se elabora en una bota usada de 36 arrobas (unos 600 litros). Cada bota da lugar a un vino único del que solo existirá una añada, porque nos cuenta Santi que cada año es diferente, y la misma parcela puede necesitar una bota envinada con manzanilla un año mientras que otro año puede requerir una de amontillado, del mismo modo que los meses de crianza también varían dependiendo de la añada. Las botas, cada año, llevan el nombre de alguien importante en la vida de Santiago Jordi; por lo tanto, cada vino que elabora en este proyecto está dedicado a una persona.
Patrick Murphy Bota J. Cordero
El primer vino que catamos es un monovarietal de Perruno procedente de Finca Dominga, una viña de 30 años de edad situada en el Pago Dulce, en Trebujena, cuyas cepas hunden sus raíces en suelos de albariza de antehojuelas. El vino tiene una crianza oxidativa de doce meses en una bota de oloroso.
Este vino de pasto de la añada 2021, dedicado al enólogo Juan Cordero, nos muestra una nariz muy expresiva en la que encontramos tostados, fruta pasificada, miel y notas florales. En boca es un vino con muy buena acidez, en un trago mineral y especiado, con un final ligeramente amargo.
Patrick Murphy Bota M. Lara
El vino que Santi dedica a Miguel Lara, al que considera su padre vitivinícola, es un monovarietal de Palomino Fino de la añada 2020, procedente de la Finca Las Conchas, en el pago de Añina, en Jerez de la Frontera. Se trata de una viña de 80 años de edad con suelos de albariza de barajuelas. El vino tiene una crianza biológica de 18 meses en bota de fino.
La nariz de Bota M. Lara es mineral; en ella encontramos notas de fósforo acompañadas de flores blancas y especias dulces. En boca tiene una buena acidez en un trago intenso, complejo y largo donde predominan las flores y los tostados, con un fondo mineral perfectamente integrado.
Patrick Murphy Bota Valentina
Valentina es la hija mayor de Santiago Jordi, y a ella está dedicado este vino de la añada 2017. Se trata de un monovarietal de Palomino Fino procedente de la finca Trinidad, situada en el pago de Macharnudo Alto, en Jerez de la Frontera. Las cepas, de 30 años de edad, están plantadas sobre suelos de albariza de tosca cerrada. El vino tiene una crianza bajo velo de 24 meses en bota de amontillado.
Bota Valentina es el vino que más se asemeja a un Jerez clásico de los que hemos catado, con una nariz intensa en la que las notas de panadería nos muestran su crianza biológica. En ella también encontramos flores blancas, fruta madura, miel y notas tostadas. En boca es un vino intenso, con una buena acidez en un trago untuoso que muestra un fondo mineral y es tremendamente largo.
Hacienda La Quintería: Los vinos tranquilos de Santiago Jordi
En Hacienda La Quintería tienen cabida todo tipo de uvas: blancas, tintas, variedades autóctonas e internacionales, con la condición de que expresen el terruño de donde proceden. Con ellas se elaboran vinos blancos, rosados y tintos, todos ellos tranquilos, que muestran la diversidad y el potencial del Marco de Jerez.
Hacienda La Quintería Blanc de Noir 2022
Estamos ante un vino blanco con alma de rosado. Se trata de un monovarietal de Pinot Noir procedente de viñedos plantados en el pago de Añina, Jerez de la Frontera, sobre suelos de albariza. Las cepas, de 12 años de edad, están plantadas a 70 metros sobre el nivel del mar. El vino tiene una crianza de dos meses sobre lías.
En la nariz de este blanc de noir encontramos notas de fruta blanca, fresas y cítricos. En boca es un vino fácil, fresco y frutal, con una buena acidez y un trago equilibrado. Es uno de esos vinos que desaparecen de la copa sin apenas darte cuenta y que son perfectos para disfrutar en una terraza o para empezar una comida.
Hacienda La Quintería Pago Montealegre 2018
El primer tinto que vamos a catar es un monovarietal de Petit Verdot, procedente de viñedos de 21 años de edad situados en el pago Montealegre, Jerez de la Frontera, y plantados sobre suelos de albariza de tosca cerrada a 95 metros de altitud. El vino tiene una crianza de 20 meses en barrica de roble francés.
Santi nos cuenta que la añada 2018 fue una buena añada, diferente, más fresca de lo habitual, lo que ha marcado un vino que presenta una nariz intensa en la que domina la fruta negra, acompañada de notas especiadas y ahumadas. En boca es un vino intenso, con una buena acidez y un tanino pulido, con un trago frutal y largo.
Dentro de este proyecto también catamos una muestra de barrica de un monovarietal de Syrah, con una crianza de entre 12 y 14 meses. Es un vino frutal y fácil, pensado como vino de rotación, del que prometemos hablar más adelante.
Finca los Pinos: Los vinos que nacen en la finca familiar
En el jerezano pago Montealegre se encuentra Finca los Pinos, la finca familiar de Santiago Jordi. Es allí, en dos hectáreas de viña, donde experimenta con tres variedades tintas: Syrah, Petit Verdot y Tintilla de Rota, para conseguir unos vinos que nos muestran un terruño con hasta un 18 % de caliza activa.
Finca los Pinos Assemblage 2020
Assemblage es un coupage de Tintilla de Rota y Syrah a partes iguales. Ambas proceden de un viñedo de 20 años de edad, plantado a 87 metros de altitud sobre suelos de albariza de tosca cerrada con nódulos de caliza en la Finca Los Pinos. El vino tiene una crianza de 14 meses en barricas de roble francés.
Estamos ante un vino con una nariz dominada por la fruta roja, acompañada de especias, aromas de monte bajo y notas ahumadas. En boca, es un vino con una buena acidez y un tanino pulido, en un trago frutal, equilibrado, estructurado y largo.
Finca los Pinos Tintilla de Rota 2017
El último vino de la cata es un monovarietal de Tintilla de Rota procedente de la Finca Los Pinos, un vino con el que Santiago Jordi experimenta con las largas crianzas utilizando una variedad poco común en ellas, la Tintilla de Rota. La crianza de este Finca Los Pinos es de 26 meses en barricas de roble francés.
Estamos ante un vino con una nariz compleja en la que encontramos fruta negra madura, acompañada de especias y notas tostadas y ahumadas. En boca, tiene una gran acidez y un tanino domado pero rústico, en un trago complejo, intenso, estructurado y largo.
Acabamos la cata volviendo a los vinos anteriores, comprobando la evolución en la copa de los vinos de pasto y buscando en cada trago ese hilo argumental formado por carbonato cálcico, arcilla y diatomeas, esa albariza donde nace todo.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Patrick Murphy Bota J. Cordero | 14 % | 544 botellas de 75 cl. | 27 euros |
Patrick Murphy Bota M. Lara | 13,5 % | 546 botellas de 75 cl. | 28,50 euros |
Patrick Murphy Bota Valentina | 15 % | 450 botellas de 75 cl. | 35 euros |
Hacienda La Quintería Blanc de Noir 2022 | 12,5 % | 1.250 botellas de 75 cl. | 17,30 euros |
Hacienda La Quintería Pago Montealegre 2018 | 14,5 % | 2.250 botellas de 75 cl. | 22 euros |
Finca los Pinos Assemblage 2020 | 14,5 % | 2.950 botellas de 75 cl. | 19,90 euros |
Finca los Pinos Tintilla de Rota 2017 | 15 % | 1.148 botellas de 75 cl. | 24 euros |
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