Rutas del vino de Castilla y León
Arlanza, Arribes, Bierzo, Cigales, Ribera del Duero, Rueda, Sierra de Salamanca, Toro y Zamora han apostado con fuerza por el enoturismo. Estas nueve denominaciones de origen de Castilla y León cuentan con sus respectivas rutas del vino. Aprovechando su presencia en la pasada Feria Internacional de Turismo Fitur, hemos conocido en profundidad las propuestas enoturísticas de cuatro de estas regiones vitivinícolas.

Algo está cambiando para bien en el mundo del vino. Las bodegas ya no son lugares herméticos donde el vino se elabora de forma misteriosa. Cada vez hay más productores que se animan a abrir sus puertas y derribar los muros que les alejan de los consumidores. Es, afortunadamente, una tendencia universal en la que tanto las grandes denominaciones de origen como, especialmente, las más pequeñas y desconocidas tienen mucho que ganar.

Con el objeto de dar a conocer sus rutas del vino, la comunidad autónoma de Castilla y León organizó varias presentaciones en la pasada edición de Fitur en las que sus protagonistas nos explicaron las singularidades de sus propuestas enoturísticas, al tiempo que nos dieron a catar algunos de los vinos que representan las zonas en las que se elaboran para que pudiéramos trasladarnos, a través del paladar, a los evocadores parajes que cada una de ellas tiene que ofrecer.

Ruta del Vino Sierra de Francia

Si viajas al suroeste de la provincia de Salamanca, encontrarás la sierra de Francia, un paisaje de naturaleza casi salvaje en el que las cepas viejas de Rufete conducidas en vaso se escalonan a lo largo de bancales sobre las laderas de esta reserva de la biosfera; una sierra de Francia que debe su nombre a Raimundo de la Borgoña, quien se encargó de repoblarla tras la reconquista de la zona y la consecuente expulsión de sus habitantes musulmanes.

Constituida en 2017 y amparada por la D. O. P. Sierra de Salamanca, se trata de una de las rutas del vino más jóvenes, lo que no le ha impedido contar ya con 74 socios, entre los cuales encontramos siete bodegas.

Es, sin duda, una de las rutas con mayor atractivo para senderistas, cicloturistas y amantes de la naturaleza en general, con el Parque Natural de las Batuecas-Sierra de Francia y la Reserva de la Biosfera Sierra de Béjar-Sierra de Francia como marco de un escenario salpicado de pintorescos pueblos con calles empedradas y singulares fachadas de piedra y tramoneras de madera.

Ruta del Vino Sierra de Francia. Vino tinto genérico Sierra de Salamanca.

Centrándonos en los vinos de la zona, la uva Rufete es la indiscutible protagonista, aunque la denominación de origen admite también la Garnacha y el Tempranillo, además de las blancas Viura, Moscatel de Grano Menudo y Palomino. En el reglamento de la D. O. encontramos además un dato interesante y fácil de recordar: el 80 % del viñedo lo forman cepas de más de 50 años, y el 50 % del viñedo lo forman cepas de más de 80 años.

Y para acabar de “fijar” los conocimientos, degustamos un vino genérico, un monovarietal de Rufete que muestra en copa un precioso color frambuesa de capa media. Su nariz es golosa, con aromas a fruta roja fresca y especias que conducen a una boca nuevamente golosa, astringente y quizás algo corta. Haciendo un símil con esa Francia que ayudó a repoblar las tierras en las que hoy se cultiva el viñedo del que nace este vino, podría recordarnos, quizá, a una versión rústica de los monovarietales de Gamay elaborados en Beaujolais.

Ruta del Vino Cigales

Ubicada entre Valladolid y Palencia y articulada en torno al río Pisuerga, Cigales está considerada como una zona de vinos rosados y claretes. Arquitectónicamente se caracteriza por contar con más de 1.200 bodegas tradicionales subterráneas. Convenientemente restauradas, algunas de ellas se emplean hoy para la elaboración de vinos comerciales y, cómo no, para el enoturismo. Este es el caso de Eme Bodegas, cuyo responsable, Ricardo Crespo, nos explica que sus instalaciones se encuentran 15 metros bajo tierra, en una cueva del siglo XVIII que llevan años rehabilitando. Sus vinos proceden de viñedos propios cultivados de manera orgánica, plantados fundamentalmente con cepas de Tempranillo de entre 40 y 50 años. También están recuperando viñedo viejo de Garnacha.

Ruta del Vino Cigales. Vino rosado Durangas

Como ejemplo característico de los vinos de Cigales, Ricardo nos da a catar su Durangas 2021, un rosado ecológico del que acaba de embotellar algunas muestras para la ocasión. Se trata de un varietal de Tempranillo (95 %) con algo de Garnacha (5 %) y un aporte testimonial de Verdejo. Para la elaboración, las uvas se prensan en un lagar tradicional con una prensa de viga romana con la que, durante la vendimia, procesan cada día (a lo largo de 12 horas) un máximo de 5.000 kilos de uva. En el caso de este rosado, de sangrado, la fermentación se lleva a cabo en depósitos de acero inoxidable, y el vino lleva a cabo una crianza de tres meses sobre sus lías finas.

Estamos ante un vino de un color cereza traslúcido cuya nariz es limpia, con aromas dominantes de fruta roja y un atractivo toque de fruta de hueso. Todo ello da paso a una boca en las que nos sorprende su equilibrada acidez. Es un vino fresco, sencillo, agradable, de buen volumen, frutal pero nada goloso, con un trago corto y un toque amargo en el posgusto.

Para nosotros, es un perfecto ejemplo de los vinos que realmente merecen la pena de una zona en la que las diferencias de calidad entre los buenos productores y los no tan buenos son importantes, una denominación de origen en la cual hay adscritas 30 bodegas distribuidas en ocho municipios, 15 de las cuales se encuentran asimismo integradas en la Ruta del Vino Cigales.

A pesar de depender de una D. O. pequeña y bastante moderna (su fundación data de 1991), la Ruta del Vino Cigales cuenta con muchas y muy variadas actividades. Aparte de las clásicas rutas senderistas, visitas a bodegas, catas y opciones museísticas, la ruta ofrece propuestas como un “tren del vino” que parte de Madrid y Segovia y permite visitar alguna de las bodegas cigaleñas, o la posibilidad de recibir las clases del curso WSET Nivel 2 a lo largo de un fin de semana. 

Ruta del Vino Arlanza

Al sur de Burgos y al este de Palencia, la Ruta del Vino Arlanza se articula en torno a la sierra de Covarrubias, los páramos del Cerrato y, por supuesto, el valle del Arlanza. Sus encantos turísticos son incuestionables. El propio pueblo de Covarrubias, con su Colegiata, su entorno natural, el desfiladero de Yecla y el casco viejo de Lerma, coronado por su impresionante Palacio Ducal (hoy Parador de Turismo) ya justifican de sobra una estancia en la zona. Pero sus viñedos y sus vinos, mucho menos conocidos que los de la zona burgalesa de la Ribera del Duero, tienen también mucho que contar.

A pesar de que la vid se cultiva en la zona desde el siglo X, la filoxera, el éxodo rural, la ausencia de grandes productores y el auge del cultivo de cereales han propiciado que el viñedo de la zona vaya poco a poco desapareciendo. Paralelamente, a lo largo del pasado siglo, los jóvenes que volvían a su tierra tras cumplir el servicio militar obligatorio fueron introduciendo nuevas variedades en la zona, como la Mencía (autorizada por la denominación de origen) e incluso la Bobal, si bien la Tempranillo es en realidad la protagonista absoluta de un viñedo en el que también encontramos Garnacha, Petit Verdot, Cabernet Sauvignon, Merlot, Albillo y Viura.

El viñedo, fundamentalmente viejo, plantado en cotas de entre 700 y 1.200 metros, con suelos pobres, cantos rodados, arcillas y calizas, mucha sanidad y un alto contraste térmico, es el principal valor de una zona vitivinícola en la que también destacan los barrios de bodegas de Baltanás (con bodegas horadadas en hasta seis niveles) y Torquemada (Bien de Interés Cultural, con más de 900 bodegas), así como las bodegas subterráneas de Villahoz (más de un centenar).

Para dar visibilidad a todo este legado, la Ruta del Vino Arlanza, con sede en Lerma, cuenta con un total de 54 socios; 11 de ellos son bodegas de las 23 adscritas a la denominación de origen, cuyo consejo regulador tiene también su sede en Lerma.

Ruta del vino Arlanza. Vino tinto genérico

Durante la presentación de la ruta, catamos un vino genérico representativo de la zona, un crianza de 2017 que mostraba un color rojo picota. En nariz encontramos fruta roja fresca, notas de madera y regaliz, mientras que en boca presentaba un buen volumen, taninos domados y notas tostadas de la madera. En una cata a ciegas, no sería fácil distinguirlo de un crianza genérico de la vecina Ribera del Duero, lo que dice bastante del potencial de los vinos de la D. O. Arlanza.

Ruta del Vino Zamora

Nacida en 2007, Tierra del Vino Zamora es una denominación de origen joven, con nueve bodegas adscritas de las cuales seis se integran en la Ruta del Vino Zamora, que ha sido la última ruta del vino castellanoleonesa en constituirse.

Su territorio se extiende al norte y, sobre todo, al sur y al sureste de Zamora, siguiendo el recorrido de la Vía de la Plata y coincidiendo con la comarca de Tierra del Vino, que incluye 46 municipios de la provincia de Zamora y 10 de la vecina Salamanca.

El terruño, similar al de la más famosa D. O. Toro, se caracteriza por tierras pobres con cepas viejas que, incluso, pueden superar los 200 años en zonas que no se vieron afectadas por la plaga de la filoxera gracias a sus suelos arenosos.

Ruta del vino de Zamora. Vino genérico blanco de Verdejo

Para hacernos una idea de lo que beberemos si visitamos la zona, nuestros anfitriones nos invitaron a catar un vino blanco genérico: un monovarietal de Verdejo con una nariz en la que la fruta de hueso (melocotón) se imponía sobre los aromas tropicales. Su boca era fresca, fácil y algo dulzona, y quizá echamos de menos ese posgusto especiado, casi picante, tan característico de los Verdejos más varietales y auténticos.

En cualquier caso, si visitas la zona, a través de la Ruta del Vino Zamora encontrarás algunas interesantes propuestas: bodegas tradicionales convertidas en restaurantes, queserías e incluso un hotel castillo que es también una bodega en activo.

Las otras denominaciones y rutas del vino de Castilla y León

Además de las ya mencionadas, también las denominaciones de origen Arribes, Bierzo, Ribera del Duero, Rueda y Toro cuentan con sus respectivas rutas del vino. Y no hay que olvidar que en Castilla y León se encuentran no solamente las D. O. propias de estas nueve rutas, sino también León, Valtiendas, Valles de Benavente y Cebreros, a las cuales habría que añadir los vinos de pago Urueña, Abadía Retuerta y Dehesa Peñalba (estas dos últimas en trámites de aprobación en el momento de escribir estas líneas), sin olvidar que la gran I. G. P. Vino de la Tierra de Castilla y León ampara todos los vinos producidos en la comunidad autónoma que no tienen cabida en alguna de estas denominaciones de origen. Por último y a título anecdótico, la D. O. Ca. Rioja cuenta con su “embajada burgalesa” en la pedanía de Hacienda Ternero, donde la bodega Viñedos del Ternero elabora vinos amparados por esta denominación de origen. Y de modo parecido, varios productores de Burgos está en trámites para crear la I. G. P. Chacolí (con ‘c’), que aspira a convertirse en denominación de origen en los próximos años.

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