Nuestro relato comienza de la mejor manera, de la manera en la que se hacen las cosas en La Rioja: sentados a la mesa compartiendo un vino. Lo hacemos en Bodegas Bilbaínas, una de las seis bodegas que forman parte de la Asociación del Barrio de la Estación, la agrupación en la que las bodegas vecinas de la estación de tren de Haro unen sus fuerzas para difundir la cultura del vino y la historia de la zona en la que nacieron los vinos finos de Rioja, los vinos que sentaron las bases para convertir esta región en una de las zonas vitivinícolas de fama mundial.
Asociación del Barrio de la Estación: Unidos por la cultura del vino
Compartimos mesa con Roberto Puras, coordinador de la Asociación Barrio de la Estación, pero ante todo, apasionado de esta tierra y de la historia que atesora, quien nos explica que el barrio es un lugar único en el mundo, ya que siete bodegas icónicas de Rioja se concentran aquí, en unos cientos de metros, abriendo sus puertas para dar a conocer su historia a los visitantes y poniendo a su disposición una increíble oferta de vinos por copas de todas las gamas en sus wine bars.
El Barrio de la Estación comienza a tomar forma en la segunda mitad del siglo XIX con la llegada del tren, que abría un mundo de posibilidades al transporte del vino frente a los tradicionales carros tirados por caballos empleados hasta entonces.
El tren abría, además, una puerta directa a Francia, cuyos bodegueros se vieron obligados a buscar vino más allá de sus fronteras para atender la demanda de su mercado tras las malas cosechas provocadas por las plagas de oídio (en 1863) y de filoxera (desde 1867).
De las actuales bodegas del barrio, Roda y Muga son las más modernas, mientras que la pionera fue López de Heredia, fundada en 1877. Dos años más tarde llegaría la Compañía Vinícola del Norte de España (CVNE). En 1886, se establecía Gómez Cruzado. Cuatro años después aparecía como nuevo vecino La Rioja Alta, y ya con el “nuevo” siglo, en 1901 nacería Bodegas Bilbaínas.
Precisamente en esta última es donde Roberto nos habla del pasado y también del presente de un barrio que hoy es especialmente famoso por la Cata del Barrio de la Estación –evento que no necesita presentación– pero que ofrece muchas otras actividades como la Navidad en el Barrio –con todos los wine bars decorados y un horario de apertura ampliado– o los Barrio de la Estación tours –rutas guiadas de unas tres horas y media que permiten ver algunos de los lugares más emblemáticos de las bodegas en una única visita– y el Barrio de la Estación Passport, que es la propuesta ideal para quienes quieran disfrutar por libre de los wine bars de cada bodega, degustando copas maridadas de Imperial Reserva (C.V.N.E.), Selección Especial (Muga), Viña Dorana (Gómez Cruzado), Viña Ardanza (La Rioja Alta), Sela (Roda) y La Vicalanda Blanco (Bodegas Bilbaínas), el monovarietal de Tempranillo Blanco que degustamos mientras Roberto nos explica los entresijos del Barrio.
Las claves del Barrio de la Estación
- Todas las bodegas hacen visitas. Recomendable reservar en sus webs.
- Los wine bars abren, en general, de 10:00 a 15:00 horas.
- Barrio de la Estación Tours: 60 euros.
- Barrio de la Estación Passport: 42 euros.
- Entrada a la Cata del Barrio de la Estación: 125 euros.
La Rioja Alta: Un viaje a través del tiempo
Atravesar los muros de La Rioja Alta es viajar al pasado sin salir del presente ni dejar de mirar hacia el futuro. Recorremos sus espacios icónicos acompañados por Samu Fernández, responsable de comunicación de una bodega que nació un año antes de que la luz eléctrica llegara a Haro; y eso a pesar de que Haro fue una de las primeras localidades que contaron con alumbrado público, en un lejano 1891. Hoy La Rioja Alta es un grupo con dos bodegas en Rioja, otra en Ribera del Duero y otra en Rías Baixas, lo que permite que en la “bodega madre” sigan centrados en elaborar vinos icónicos con etiquetas como Gran Reserva 890, Gran Reserva 904, Viña Ardanza, Viña Alberdi o el Gran Reserva Viña Arana, que este año celebra sus bodas de oro.
Paseando por la bodega histórica comprobamos el ingente volumen ocupado por los vinos de guarda que esperan en diversas estancias su momento de salir al mercado. Samu nos explica que entre el 50 y el 60 % de los vinos que realizan la crianza en madera y botella se encuentran aquí, en Haro, si bien desde 1996 la elaboración se lleva a cabo en Labastida, en unas instalaciones más modernas y adaptadas al actual volumen de producción de la bodega, que cuenta con 580 hectáreas de viñedo en propiedad.
Aquí, no obstante, caben 2,7 millones de botellas y 30.000 barricas, lo que no es tanto si tenemos en cuenta que la añada actualmente a la venta del Gran Reserva 890 es 2010, mientras que el Gran Reserva 904 que hoy sale de bodega es un 2015, y el Viña Arana, un 2016, lo que obliga a guardar pacientemente muchas botellas hasta que les llega su momento óptimo de salir al mercado.
Pero, además de salas de crianza repletas de botellas y barricas, en nuestra visita atravesaremos el taller de barricas, la antigua sala de fermentación –con decenas de tinos alzados sobre cuatro pilares de piedra para permitir que una lumbre los calentara favoreciendo el arranque de la fermentación–, el club de cosecheros o los espacios sociales y comedores que forman parte de la atractiva propuesta enoturística de la bodega.
Y es que, además de visitas a la bodega histórica con catas comentadas de diferentes vinos, en La Rioja Alta ofrecen comidas para grupos elaboradas en las cocinas de la propia bodega y servidas en encantadores espacios como el Comedor Tradicional, el Comedor de Cristal o el Txoko, sin olvidar la propuesta de El Garaje del Club de Cosecheros, el wine bar de La Rioja Alta en el que se pueden degustar los vinos de la bodega acompañados de suculentas tapas; un broche perfecto para una visita inolvidable.
Claves para disfrutar de La Rioja Alta
- Consulta los horarios y reserva a través de su web.
- Visita guiada y cata comentada de tres vinos: 20 euros.
- Visita guiada y cata comentada de cuatro vinos: 30 euros.
- Visita guiada y cata comentada de vinos de las cuatro bodegas del grupo: 50 euros.
- Visita guiada y cata comentada de tres vinos gran reserva, incluida una añada antigua: 55 euros.
- Visita guiada y cata vertical comentada de tres añadas de Gran Reserva 904: 65 euros.
- Cubierto en uno de los comedores privados de la bodega: desde 65 euros.
- Alquiler de espacios privados para eventos y celebraciones: desde 60 euros/hora.
Tritium: Respeto por la tierra y por la historia de Rioja
No cabe duda de que Rioja debe su fama a las grandes bodegas históricas como las que confluyen en el Barrio de la Estación de Haro, pero si realmente queremos entender con mayor profundidad la complejidad y la riqueza de esta región, nada como alejarse del camino trillado para descubrir a alguno de los cientos de pequeños productores de esta región que apuestan por esa otra Rioja en la que la singularidad tiene un valor especial.
En la localidad de Cenicero, lindando con la provincia de Álava, encontramos un auténtico tesoro oculto tras los discretos muros de lo que parece un sencillo edificio del casco urbano. Pero, tras franquear su puerta, descubrimos que hay mucho más.
Tritium es el sueño hecho realidad de dos amigos de la infancia –Javier Fernández y Francisco Rubio– que nunca comulgaron con el modelo de alta producción que arrasó con parte del viñedo viejo a partir de los años 60 –con la llegada de la mecanización– y continuó diezmándolo en los 90, con la aparición de las multinacionales. Así, desde 2003, Tritium lleva trabajando cuarenta hectáreas de viñedo –nueve de ellas de más de 90 años– con las que elabora 80.000 botellas, de las cuales 62.000 corresponden a los vinos “clásicos” que “pagan las facturas”, mientras las 18.000 restantes son vinos “singulares”; son los vinos que Javier desea realmente hacer.
Casi sin darnos cuenta, dejamos atrás la planta baja, que se encuentra en obras cuando la visitamos y parece una especie de mezcla entre boutique y sala de exposiciones más que una bodega al uso, y descendemos a los increíbles calados de la bodega, dos formidables galerías subterráneas que han sido recuperadas del olvido e impecablemente restauradas y que sin duda merece la pena conocer. De camino, encontramos también un lagar de piedra en el que tradicionalmente se pisaba la uva, como en tantas otras bodegas tradicionales de la zona, todo ello robado a las entrañas de la tierra a base de pico y tesón en una época en la que el tiempo no corría a la velocidad a la que corre hoy.
Aquí, en el corazón de Cenicero, unos 15 metros por debajo del nivel de la calle, Javier nos va explicando los detalles de su gama de vinos singulares, que cataremos prácticamente en su totalidad. Dicharachero, jovial, absolutamente apasionado de su tierra y de la historia que atesora, Javier nos cuenta cómo Tritium es un homenaje a sus raíces, a la rica historia de esta tierra poblada ya en la Edad del Bronce por los berones, conquistada por los romanos y célebre por su alfarería, por esa terra sigillata que está muy presente en el proyecto de Tritium, desde las ánforas italianas Tava en las que se elaboran muchos de sus vinos hasta las increíblemente hermosas botellas de cerámica vidriada creadas por un artesano local.
Bastan unos minutos con Javier para enamorarse de su proyecto y su manera de entender Rioja, su respeto por la viña –trabajada sin herbicidas, con cubierta vegetal y con arado animal cada dos o tres años– y, por supuesto, para enamorarse de sus vinos. Al mismo tiempo, nos llama la atención que el 75 % de su producción se marcha al extranjero, a diversos países de Europa, a China y Norteamérica, de donde son precisamente los principales visitantes de esta bodega; unos enoturistas que buscan ir más allá de lo que ofrecen los habituales circuitos comerciales.
Tras catar una decena de referencias (de las que tienes más información en la galería de fotos), abandonamos el calado de Tritium para volver a la superficie convencidos de que el mundo necesita más quijotes como Javier y más bodegas como Tritium.
Claves para visitar Tritium
- Las visitas se realizan todos los días con reserva previa.
- Visita guiada y cata de dos vinos clásicos y uno singular con aperitivo: 25 euros.
- Visita guiada y cata de cuatro vinos singulares con aperitivo: 60 euros.
- Visita guiada (bodega y viñedo) y cata de cuatro vinos singulares con aperitivo: 100 euros.
Tarón: La fuerza de la unión de los viticultores del Noroeste de Rioja Alta
Tarón es el perfecto ejemplo de que la unión hace la fuerza. Nacida en 1962 como Cooperativa de Nuestra Señora de Valvanera, Bodegas Tarón agrupa a centenares de viticultores de Cuzcurrita de Río Tirón, Sajazarra, Tirgo y Villaseca, cuatro municipios ubicados al noroeste de Rioja Alta.
El “tesoro” de Tarón son las 700 hectáreas de viñedo aportadas por sus socios; un millar de parcelas con diferentes suelos, variedades, orientaciones y sistemas de conducción cuya edad media supera los 50 años.
Con ese puzle, Laura Manzanos, la directora técnica de la bodega, consigue articular una completa gama de vinos que abarca desde los segmentos básicos a los vinos de alto rango, representados por Tarón Cepas Centenarias y Pantocrátor, de los cuales ya hemos hablado en varias ocasiones.
Jesús Sánchez, responsable de enoturismo de Tarón, nos explica las claves de este modelo de éxito que ha convertido una cooperativa en la que hasta 1973 sólo se elaboraban claretes en una bodega que produce 800.000 botellas de vino de calidad cada año.
De entrada, Tarón sólo comercializa vino de calidad embotellado y uvas despalilladas para otras bodegas; no hay graneles. Con la superficie de viñedo aportada por sus socios, recoge cada año entre cuatro y cinco millones de kilos de uvas, por lo que tiene un amplio margen para elegir la uva de mejor calidad para destinarla a elaborar sus vinos.
Pero lo verdaderamente importante es que, a diferencia del modelo cooperativista habitual, la uva no se paga por kilos y grado de alcohol potencial (o azúcar), sino que se valora teniendo en cuenta no sólo el azúcar, sino también la acidez y la sanidad; un incentivo para que los socios, asesorados siempre por Laura, busquen obtener la máxima calidad en sus vinos. Con estos tres parámetros, cada partida se encuba en un depósito diferente, de forma que no se mezclen uvas de distintas calidades.
La bodega, moderna y funcional, llama la atención por sus dimensiones, su equipamiento y el perfecto orden en que se encuentra todo cuando la visitamos, pero como el verdadero tesoro de Tarón es su territorio, Jesús nos lleva a conocer diferentes parcelas a lo largo de toda la mañana en un recorrido que combina viñedo y arte románico para que podamos apreciar y entender todo lo que hay dentro de cada botella de Tarón.
La primera parada nos lleva a las alturas, a Cellorigo, un precioso pueblo “incrustado” en los montes Obarenes, a 800 metros de altitud, donde la mayor exposición al clima atlántico, menos horas de luz y mayores precipitaciones producen uvas de mayor acidez. Desde este promontorio en el que se divisa todo el valle del Ebro nos desplazamos a Castilseco para transportarnos directamente al siglo XII al cruzar el umbral de la Iglesia de San Julián y descubrir que el 80 % del románico de La Rioja se encuentra en esta zona. Mientras nos explica parte de la historia de la región, Jesús nos comenta también que en la oferta turística de Tarón comprende la organización de catas en espacios singulares de este territorio como algunas iglesias románicas desacralizadas.
Muy cerca de allí visitaremos el precioso viñedo viejo de finca Zabaleta, una parcela ubicada a entre 650 y 670 metros de altitud impecablemente trabajada, con cubierta vegetal, cepas viejas de sorprendente vigor que muestran numerosas cicatrices de brazos amputados y, desde hace un tiempo, una clara poda de respeto que pretende preservar el flujo de la sabia; una parcela de la que muy pronto nacerá una nueva referencia en el catálogo de Tarón.
Tras una rápida parada en la viña de Camino Ancho –en Cuzcurrita de Río Tirón–, donde observamos los suelos de cascajo de la zona, acabamos la visita en la viña de El Monte, en el paraje conocido como Hoya de Baños, un precioso promontorio situado a entre 620 y 650 metros de altitud que se abre a los cuatro puntos cardinales. Con las uvas de esta parcela de 1,15 hectáreas replantadas en 1915 se elabora Tarón Cepas Centenarias. No podemos imaginar mejor broche para la excursión que un paseo entre estas viejísimas cepas de retorcidos brazos cuyas raíces se “pelean” con la roca granítica que insiste en aflorar por algunas zonas del viñedo; auténticas supervivientes frecuentemente reproducidas por acodos –morgones, en Rioja– cuyos vecinos de viña son algunas de las más prestigiosas bodegas de la zona.
De vuelta a la bodega nos despedimos de nuestro anfitrión, como no puede ser de otra manera, delante de una copa de vino. Cataremos primero Tarón Tempranillo Blanco 2021 –un vino frutal y bastante largo, de buena acidez, con aromas a mantequilla, flores y fruta de hueso– para terminar con Patiens 2016, un monovarietal de Viura de cepas viejas, mineral, con notas tostadas y buena acidez que se encuentra en su momento óptimo de consumo.
Claves para visitar Tarón
- Las visitas se conciertan a través de e-mail o teléfono.
- Visita a la bodega y cata de tres vinos: Consultar.
- Visita a viñedo centenario: 20 euros.
- Recorrido por las iglesias románicas, visita a un viñedo centenario y cata de tres vinos con aperitivo: 30 euros.
- Wine bar: Abierto de martes a sábado, de 12:00 a 18:00.
Asador Aker: Pasión, producto y trato humano en un templo de la gastronomía riojana
Dejamos Tarón para reponer fuerzas en uno de los restaurantes imprescindibles de la zona. Ubicado en el mismo pueblo de Cuzcurrita, junto a la orilla del río Tirón, el Asador Aker es un negocio familiar fundado hace 23 años por la riojana Ana Isabel Arnáez y el vizcaíno Ángel Burgoa que hoy dirigen sus hijos Lander y Aritza. Precisamente este último será nuestro anfitrión en una inolvidable comida en la que todo el personal hará que nos sintamos como en casa.
Espaciosos salones de ambiente rústico, mesas amplias bien separadas, arcos de ladrillo y techos de madera dan cabida a 80 comensales sin apreturas, en un cálido ambiente pensado para disfrutar de una carta en la que no faltan el cabrito o los chuletones, si bien el factor diferencial es el pescado a la brasa.
En concreto, en nuestra visita disfrutamos de una sabrosa y delicada lubina atlántica de Aquanaria. Pero antes abriremos boca con los aceites locales de las autóctonas Royuela y Redondilla, para pasar a degustar unas croquetas de rabo y de carrillera a la parrilla. Seguimos con los puerros elaborados en dos cocciones –otro plato icónico de Aker–, gominolas de alcachofa, crema de hongos y polen, y pasamos al pimiento de cristal con yema de huevo. Ah, sí; tras la lubina, conoceremos otro de los platos especiales de la casa: croquetas de chocolate blanco.
Por supuesto, acompañamos los platos con algunos vinos de Rioja Alta, como el expresivo Óscar Tobía Reserva Blanco 2017 –un coupage de cuatro de las variedades blancas de Rioja– y Pantocrátor 2010, el vino de gama más alta de Bodegas Tarón y un fabuloso representante de todo lo que Rioja Alta puede ofrecer. De todas formas, si prefieres decantarte por algún clásico o por otros vinos de la zona, en Aker encontrarás más de 300 referencias de Rioja junto con una interesante selección de vinos dulces. Pero, por encima de todo, en Aker vas a encontrar producto y un trato cercano que te hará desear volver.
Claves para disfrutar en Aker
- Abierto para comidas de martes a domingo. Conviene reservar.
- Comida a la carta: 40-45 euros.
- Carta de vinos de 300 referencias.
- Restaurante recomendado en Guía Repsol.
FyA: Durmiendo entre viñedos
Si hay un final perfecto para una jornada de turismo enológico es una reparadora noche entre viñedos. Ese es uno de los atractivos de FyA, un hotel bodega o una bodega hotel que se ubica a las afueras de Navarrete, una localidad declarada Conjunto Histórico-Artístico y, actualmente, único centro alfarero de La Rioja.
FyA se ubica en un edificio moderno y funcional en cuya llamativa fachada se recogen los colores de los diversos suelos de Rioja. Se encuentra en una suave ladera orientada hacia el Este, lo que permite que todas las habitaciones cuenten con vistas a la sierra de Moncalvillo y al viñedo didáctico plantado frente al hotel con las variedades autóctonas admitidas por la D. O. Ca. Rioja.
Aprovechando que la primavera se encuentra ya avanzada cuando nos alojamos, durante nuestra estancia paseamos entre las vides observando las diferencias entre las hojas de unas plantas cuyas flores aún no han cuajado. El paseo por la finca nos permite descubrir un huerto solar de 112,86 kW con el que se cubre la mitad de las necesidades energéticas de la bodega y se contribuye a proporcionar energía a seis cargadores para coches eléctricos que se encuentran gratuitamente a disposición de los huéspedes que, como nosotros, llegan al hotel en automóviles de cero emisiones.
Tras un suculento desayuno bufet que cuenta con una gran variedad de productos de calidad de kilómetro cero, podemos elegir entre una sesión de spa o un paseo por Navarrete sin necesidad de mover el coche, ya que un amplio camino conecta la parte trasera del hotel FyA con el centro del pueblo, ubicado a menos de un kilómetro y medio.
Al final de la mañana nos espera la visita conjunta a la bodega y al museo de la cerámica, en la que nuestra guía, Roxana, nos explica la relación de Navarrete con la cerámica y el uso tradicional de recipientes de barro para la elaboración y el transporte del vino.
Durante la visita a la bodega, haremos cuatro paradas en las que degustaremos cuatro vinos maridados con sus respectivas tapas mientras Roxana se ayuda de personajes como Baco, Plinio el Viejo y Don Perignon para amenizar sus explicaciones.
Dejando a un lado el medio centenar de piezas singulares de cerámica exhibidas en el museo, quizá lo que más nos llama la atención durante el recorrido es el uso de 40 tinajas de 1.000 litros fabricadas con parte de la tierra que se retiró de la ladera para levantar el edificio.
Las claves del hotel, bodega y museo de la cerámica FyA
- Conviene mirar en su web antes de reservar. Suele haber interesantes ofertas y actividades extraordinarias.
- Habitación doble para dos personas con desayuno: Desde 115 euros.
- Visita guiada al museo y a la bodega con cata de dos vinos: 15 euros.
- Visita guiada al museo y a la bodega con cata maridada de cuatro vinos: 25 euros.
- Visita guiada al museo y a la bodega con cata de dos vinos y comida posterior: 55 euros.
- Visita guiada al museo y a la bodega con cata maridada de cuatro vinos y comida posterior: 65 euros.
- Wine bar con tapas y vinos de la bodega abierto hasta las 22:00 horas.
El destino enoturístico más popular de España
Tras un sueño reparador y con las pilas –tanto las nuestras como las del coche– totalmente cargadas, dejamos Navarrete y emprendemos el camino de vuelta pensando en todo lo que esta región puede ofrecer a quienes entienden el turismo como una mezcla de cultura, naturaleza, gastronomía, ocio y, por supuesto, vino. No en vano, la Ruta del Vino Rioja Alta fue el destino enoturístico más importante de 2023, con 389.399 visitantes, según ha desvelado recientemente en su último informe la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN).
El informe señala que el enoturismo en España alcanzó el pasado año los 2,97 millones de visitantes, experimentado un crecimiento del 18,2 % respecto al año anterior, lo que refleja el creciente interés del público por el turismo del vino y supone un impacto económico superior a los 100 millones de euros.
Más allá de las frías cifras, nos ilusiona comprobar cómo en los últimos años el turismo del vino va ganando adeptos y cómo la oferta de las bodegas y de todos los actores implicados crece en diversidad y calidad, consiguiendo que tras visitar una zona como ésta y conocer a sus gentes –a personas como Roberto, Samu, Javier, Jesús, Aritza o Roxana–, lo único que pienses sea en encontrar una fecha para volver a Rioja Alta.
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