Recuperar el orgullo de ser de pueblo es el lema de Juan Andrés Martín Pérez, más conocido como “Juanan Rico Nuevo”, un apellido apócrifo heredado de su bisabuelo Felipe. Agricultor, ganadero y, sobre todo, productor de vino, Felipe elaboraba más de 2.000 arrobas de vino –más de 30.000 kilos– para la familia y los vecinos de Burgohondo, Ávila, donde este “rico nuevo” (que no “nuevo rico”) cultivó la viña de Las Razuelas que hoy nos enseña Juanan, quien nos explica que fue plantada por su tatarabuelo hace más de 100 años, muy probablemente justo tras la llegada de la filoxera.
Sencillo y transparente pero a la vez inquieto, de ideas claras, amante de su tierra y buen conversador, Juanan nos explica que su abuelo Catalino se vio obligado a vender Las Razuelas en los años ochenta porque necesitaba disponer del dinero. Se arrepintió de ello el resto de su vida y lamentablemente nunca llegó a ver cómo Juanan, en 2018, conseguía recomprar la viña.
Las Razuelas es, así, parte del proyecto vitivinícola Rico Nuevo, un proyecto gestado a partir de 2016 en el que Juanan trabaja ocho hectáreas de viñedo propio, siete de las cuales están en producción. Con lo que está plantando, este joven e inquieto viticultor pretende llegar hasta las once hectáreas, a lo que hay que sumar otras tres hectáreas arrendadas. A mayores, compra cada vendimia unos 7.000 kilos de uva a viticultores de la zona, y con ello elabora, entre otros vinos, su monovarietal de Albillo Flor de Albihar, del que nos enamoramos en un anterior viaje a Cebreros.
Con todo ello, la bodega elabora unas 40.000 botellas anuales, de las que alrededor de un 70 % se comercializa en el extranjero, en países como Estados Unidos, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Noruega, Alemania e Italia.
Las Razuelas se encuentra en Burgohondo, a 870 metros de altitud y a escasos 400 metros de la bodega, en la ladera orientada hacia el norte coronada por rocas de granito de un pequeño barranco por el que discurre uno de los arroyos que desaguan en el río Alberche. Juanan nos explica las peculiaridades de este paraje fresco, salpicado de robles y castaños. Nosotros, nada más entrar, vemos la belleza de un viñedo viejo y de un viñedo sano, muy trabajado desde hace mucho tiempo; una parcela cuyas centenarias cepas de muchas variedades muestran en general una poda cuidada que ha ido reconduciendo las plantas desde abajo siempre que era posible. Hay una vigorosa cubierta vegetal, y una capa de estiércol se descompone sobre el suelo, muy vivo, en el que también observamos restos de mulching, de paja seca, y esas tradicionales hoyas con las que se protege cada planta en muchas de las viñas de la zona. Las faltas se han cubierto, y hay estacas plantadas junto a cada cepa para agrupar las varas, que aún no se han podado, una conducción con la que se protegen los racimos, se retrasa la maduración y se hace más sencillo el laboreo.
Esta pequeña joya ocupa apenas 0,4 hectáreas, si bien en el futuro se le unirán 0,7 hectáreas que se están plantando en la parte más alta de esta misma ladera. Pero lo más curioso es que en esta viña conviven numerosas variedades. Además de Garnacha, hay también Garnacha Tintorera, Albillo, Palomino y Macabeo, variedades que serán injertadas en la viña de nueva plantación con material genético de esta misma parcela, manteniendo intacta la esencia de un paraje plantado hace más de cien años por el tatarabuelo de Juanan “Rico Nuevo”.
La bodega de Rico Nuevo en Burgohondo
Tras visitar esta parcela, nos dirigimos hacia la bodega mientras Juanan nos cuenta que Las Razuelas se lleva elaborando por separado desde el 18, pero nunca ha sido embotellada como un parcelario, con su propia etiqueta, algo que quizá ocurra con la añada de 2022 o 2023, que aún están en bodega.
Nada más entrar en la pequeña nave, encontramos cinco depósitos de acero inoxidable de 5.000 litros que van a ser reemplazados por otros de hormigón de cara a la próxima vendimia. En una sala anexa hay varios siemprellenos con camisas de frío y un par de foudres, mientras que un semisótano esconde seis pequeños depósitos cúbicos de hormigón revestido con epoxi, huevos Flextank, algunas damajuanas y tinajas de arcilla de la zona que son más un recuerdo que una herramienta. También hay una zona reservada para la crianza que se encuentra en la planta superior. Allí descansan durante escasos meses algunos de los vinos en barricas de 500 litros.
Cata de los vinos de Rico Nuevo
Juanan nos propone catar algunos vinos y, por supuesto, nos ponemos a ello comenzando por los vinos de 2023 y por su rosado monovarietal de Garnacha, un vino balsámico, serio, con acidez, con aromas a fruta roja y también a espliego, muy alejado de ese caramelo de cereza que equivocadamente sugiere su color traslúcido.
A continuación probaremos el vino que se convertirá en Jirón de Niebla 2023, un monovarietal de Garnacha procedente de la viña El Sotillo 2023, una cara norte que muestra mucho potencial pero a la vez un punto de verdor que quizá la crianza y la botella puedan matizar.
Por su parte, el vino llamado a convertirse en Barrera de Sol 2023, otro parcelario monovarietal que en este caso procede de una ladera de orientación sureste, es más frutal y muestra un agradable toque amargo.
Y en tan sólo un instante damos un salto atrás en el tiempo para probar la añada 2022 de Las Razuelas, la viña que acabamos de pisar. En este caso, catamos ya un vino mucho más “terminado” que ha pasado unos meses en barrica y nos ofrece una carga frutal de buena intensidad en un vino de corte balsámico, delicioso, adictivo. Probaremos también el vino del paraje de El Zaudejo, la viña con la que se elabora Barrera de Sol. A diferencia del 2023, nos encontramos con un vino muy fino en boca. Y acabamos catando “la viña grande”, donde encontramos fruta y tanino, buenos ingredientes para hacer un buen vino.
Nos despedimos de Juanan satisfechos, felices y agradecidos; satisfechos por haber encontrado esa autenticidad y ese sentido que hace que los vinos de un proyecto sean más que vino, sean expresiones de la tierra y cuenten una historia; felices por ver unidos juventud, compromiso, pasión y ganas de sacar lo mejor de una tierra, y agradecidos por poder ser testigos y embajadores de todo ello y poder relatar la historia de un paraje plantado hace más de cien años por el tatarabuelo de Juanan “Rico Nuevo”.
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