Una bodega, un castillo, un museo, un convento, un casino, un restaurante con estrella Michelin, un festival, vino, cava… Todo esto y mucho más es Perelada, una bodega centenaria donde el arte y el vino van de la mano.
Perelada cumple 100 años y, para celebrarlo, nos ha invitado a disfrutar de una sorprendente cata inmersiva y a visitar su nueva bodega, un proyecto del estudio de arquitectos RCR, totalmente integrado en el paisaje.
Cata inmersiva
Lo primero que nos llamó la atención cuando llegamos a la cata inmersiva fue el escenario elegido: un antiguo cine que abrió sus puertas en 1917 y que en los ochenta se utilizó como plató de televisión. Actualmente este espacio cuyas paredes rezuman historia es la sede de Ideal, un centro de cultura digital donde vamos a asistir a una cata diferente; diferente por la iluminación, por las proyecciones, por la narración y porque, antes de sentarnos, pudimos admirar algunas de las joyas que el museo de Peralada ha sacado de su sede para exponerlas en este escenario donde la historia y la vanguardia se fusionan para crear experiencias únicas.

Nuestro anfitrión será Javier Suqué, uno de los tres hermanos propietarios de Peralada y el más involucrado en la bodega, si bien la cata será dirigida por Delfí Sanahuja, el enólogo de la bodega.
En este espacio en el que paredes y suelo son pantallas, vamos a catar cinco vinos mientras las imágenes y sonidos que nos rodean van a transportarnos a la viña, al castillo, a la biblioteca y a la nueva bodega. Vamos a asistir, por un instante al Festival Castell de Peralada, y vamos a ser capaces de oír el mar y casi casi de olerlo desde Finca Garbet.
Gran Claustro 2017
La cata la abre el Cava Gran Claustro 2017, un cava cuyo nombre hace referencia al claustro del siglo XVI del Convento del Carmen, un convento situado en el Castillo en cuya bodega se empezaron a elaborar los vinos de Peralada.
Este brut nature es un coupage de Chardonnay y Pinot Noir que tiene una crianza en rima de al menos 30 meses antes de ser degollado. Según nos cuenta Delfí, era uno de los espumosos favoritos de Eisenhower, por lo que la bodega lo enviaba a la Casa Blanca durante su presidencia.
Es un cava de burbuja fina y persistente, con una buena acidez y una nariz en la que se combinan los aromas frutales con las notas de panadería y minerales.
Obsequi 2022
Estamos ante el vino con el que la bodega agasajaba a los artistas que participaban en el Festival Castell de Peralada, que por primera vez este año sale de la bodega, ya que la producción ha sido mayor.
Se trata de un coupage de Garnacha Blanca y Sauvignon Blanc que envejece unos meses en depósitos de hormigón.
Obsequi 2022 es un vino goloso en nariz, donde la fruta blanca se combina con flores blancas, hinojo y notas herbáceas. En boca es un vino envolvente y equilibrado.
5 Finques 2018
Dejamos las variedades blancas para degustar uno de los vinos clásicos de Perelada, elaborado con uvas de las cinco viñas más emblemáticas de la bodega. 5 Finques es un coupage de Cabernet Sauvignon, Garnacha, Merlot, Cariñena y Syrah con pequeños porcentajes de otras uvas que se encuentran en estos viñedos. Es un vino que tiene una crianza de 16 meses en barricas de roble 50 % americano y 50 % francés.
En nariz encontramos fruta negra acompañada de especias, vainilla y notas tostadas. En boca es un vino intenso, con un tanino presente pero domado y un trago largo que se desvanece poco a poco.
Amfitrió 2020
Y si los vinos anteriores son embajadores de la historia de Peralada, a continuación degustaremos una nueva creación, un vino pensado para recibir, para todos los públicos; un vino amable y fácil pero con mucho que contar.
Amfitrió es un coupage de Garnacha y Syrah, acompañadas en menor medida por Cabernet Sauvignon y Cariñena. El vino envejece en tres recipientes distintos. El 60 % pasa 10 meses en barricas de 225 litros de roble francés y americano, un 20 % envejece durante 12 meses en foudres, y el 20 % restante pasa 14 meses en depósitos de hormigón.
La nariz de Amfitrió es fresca y frutal, con la madera en un segundo plano. En boca, es un vino amable, fresco y equilibrado, con un tanino pulido en un trago largo.

Gran Claustro 2020
Acabamos la cata inmersiva con un vino histórico de la bodega, un vino cuya primera añada nació en 1993; treinta años después catamos este Gran Claustro 2020, que es la primera añada elaborada en la nueva bodega.
Se trata de un coupage de Cabernet Sauvignon y Garnacha. El vino tiene una crianza de 12 meses, el 81 % en foudre y el 19 % restante en barricas nuevas de 300 litros de roble francés.
Su nariz es exuberante y nos transporta al campo en primavera, con fruta roja y flores. La madera, muy bien integrada, aparece en un segundo plano. En boca es elegante, complejo, equilibrado y largo, con un tanino dulce y sedoso.
Con este gran vino se cierra una cata sorprendente en la que Delfí nos ha mostrado una representación de los vinos de Peralada mientras viajábamos por los escenarios de una bodega que tiene un centenario de historias que contar.

Visita al Castillo de Perelada
La segunda jornada de este viaje nos lleva a conocer los orígenes de Perelada, a una hora y media al norte de Barcelona, y nada más llegar nos damos cuenta de que para disfrutar y realmente conocer este rincón del Ampurdán necesitaríamos no una jornada sino varios días. Por eso, intentamos sacar el máximo provecho de las horas que vamos a pasar en un escenario idílico que en un lejano 1923 fue adquirido por Miguel Mateu.
Dolors, una de nuestras anfitrionas de hoy, nos cuenta que el castillo está rodeado por ocho hectáreas de jardines franceses que zigzaguean a su alrededor con la intención de ocultarlo. Nuestra primera parada es el Convento del Carmen, cuyo claustro ya hemos visto representado en un par de etiquetas de la cata de ayer. En él se encuentra una colección de arte funerario realmente interesante. También visitamos la capilla donde un Cristo proveniente de la Catedral de Burgos convive con un cuadro de Rubens y otras grandes obras que Miguel Mateu coleccionaba.
Paseamos también por su bodega, donde una prensa de 1713 da testimonio de que allí los monjes ya elaboraban vino. Y, cómo no, este fue el lugar elegido por Miguel Mateu para empezar a elaborar los vinos de Perelada.
Dentro de las colecciones que hay en el castillo destaca una de vidrio con piezas que abarcan desde el antiguo Egipto hasta el siglo XIX. Y, por supuesto, no podemos dejar de mencionar la biblioteca, un espacio donde nos hubiera gustado pasar horas, semanas, meses, descubriendo todos sus secretos, entre los que destaca una colección cervantina de más de 5.000 ejemplares.
La nueva bodega de Perlada
Pero la razón principal por la que hemos venido hasta aquí es conocer la nueva bodega. Se trata de un edificio moderno que empezó a proyectarse en el año 2002 pero cuyas obras no dieron comienzo hasta 2017, ya que el proyecto se paralizó en varias ocasiones por diferentes motivos,como una crisis, el descubrimiento de que los terrenos eran inundables y el hallazgo de restos arqueológicos.
La bodega se encuentra situada en los terrenos de la granja, un edificio de los años 40 que Miguel Mateu encargó al arquitecto Adolf Florensa y que estuvo en funcionamiento hasta los años 70. Hoy en día, se utiliza como zona social de la nueva bodega, y en sus jardines disfrutaremos de un tentempié mientras catamos Cigonyes Blanc 2022.
Arturo Suqué, yerno de Miguel Mateu, inicialmente quería utilizar esos terrenos para hacer un hotel, pero tras abrir el Hotel resort con el campo de golf, su hijo Javier le convenció para construir una nueva bodega en los terrenos de la granja, con instalaciones que les permitieran optimizar el trabajo y elaborar mejores vinos.
Como ya hemos dicho, el edificio es un diseño del estudio de arquitectos RCR, y para inspirarse visitaron más de 100 bodegas alrededor del mundo. Se buscaba un edificio de poco impacto, sostenible y diseñado específicamente para la elaboración de vino. Al final, se acabó construyendo un edificio sin fachada, al cual accedemos por un ascensor ubicado en las antiguas instalaciones de la granja.
La bodega cuenta con la certificación LEED World (Liderazgo en Energía y Diseño Ambiental), que garantiza que nos encontramos ante una bodega sostenible. En sus instalaciones dispone de 323 pozos de geotermia para ser autosuficiente en términos energéticos.
Los cinco pilares de la bodega de Perelada
El proyecto se basó en cinco pilares: enología, arquitectura, sostenibilidad, enoturismo y respeto por el territorio. En primer lugar, todo está pensado en función de la elaboración de buenos vinos. Segundo: se eligió a RCR por su importancia arquitectónica. Tercero: se busca minimizar el impacto ambiental. Cuarto: la bodega debía ser visitable sin que ello interfiriera con el trabajo diario. Y, por último, se quería transmitir el cariño que las tres generaciones de la familia siempre han sentido por el Ampurdán.
Tras disfrutar del audiovisual “El sueño de una familia” en el auditorio de bodega, lo primero que se encuentra el visitante es El Laberinto: seis salas conectadas por pequeños y oscuros pasillos. Cinco de estas salas están dedicadas a las cinco fincas donde se encuentran las viñas propiedad de la bodega. El objetivo es sumergirse en estos cinco viñedos y observar los cinco factores más importantes que influyen en el desarrollo de la uva: La tierra, las cepas, los trabajadores, la biodiversidad y el clima. La sexta sala está dedicada al estudio de arquitectos RCR y al proceso de construcción de la bodega.
Después de explorar El Laberinto, continuamos nuestro recorrido por las instalaciones de la bodega. Lo hacemos desde un pasillo acristalado situado a 2,5 metros de altura. De este modo, los visitantes pueden observar las distintas zonas sin interferir con la actividad de la bodega. Lo primero que vemos es la sala de elaboración, un espacio de 2.500 m² equipado con 188 depósitos, lo que permite vinificar por separado fincas, variedades e incluso, dentro de la misma finca, años de plantación o distintas orientaciones. Además, gracias al diseño de la bodega, la uva es encubada por gravedad.
Peralada: 150 hectáreas de viñedo propio y 150 hectáreas de viñedo arrendado
Durante la visita, descubrimos que en Celler de Perelada trabajan 150 hectáreas de viñedos propios repartidos en sus cinco fincas. Además también controlan 150 hectáreas de viñedos pertenecientes a viticultores de la zona. Con toda esta uva, elaboran alrededor de 2,2 millones de botellas que se distribuyen en 46 etiquetas, todas ellas bajo la denominación de origen Empordà.
Una característica constante en la bodega es la ausencia de pilares. Esta particularidad se mantiene en la sala de barricas, que abarca 2.030 m² y alberga actualmente 4.000 barricas de roble francés y americano, así como barricas de acacia, empleadas estas últimas para la crianza de algunos vinos blancos. La mayoría de barricas del parque son de formato bordelés, pero también hay 60 barricas de 300 litros.
Delfí Sanahuja, director de enología de la bodega y nuestro cicerone en esta parte de la visita, nos cuenta que dentro de esta bodega hay dos salas de elaboración: la que hemos visto, pensada para los vinos de acceso, y otra más pequeña donde se realizan microvinificaciones para los vinos de alta gama.
Nuestra siguiente parada va a ser El Templo, donde podemos apreciar pequeños foudres, depósitos de hormigón y las barricas donde duermen los Ex Ex entre otros vinos, además del cementerio de botellas que aún está por llenar.
Pasamos por la sala donde se encuentran los pequeños depósitos de acero inoxidable donde se vinifican estos vinos excepcionales antes de llegar a una mesa muy especial, una mesa donde se realizan catas técnicas para entender cómo influyen los distintos métodos de elaboración y crianza en un mismo vino. Aquí tendremos la suerte de catar RCR 2019, el vino que Castell de Perelada elabora en honor del estudio de arquitectura y que solamente se puede adquirir en la tienda de la bodega.

Tras la cata, nos dirigimos a la salida, no sin antes descubrir que las instalaciones de la bodega están pensadas para elaborar hasta un 30 % más de vino, previendo el caso de que la próxima generación, que ya empieza a implicarse en el proyecto, quiera aumentar la producción.
Dejamos atrás esta impresionante bodega por las antiguas instalaciones de la granja, donde ahora se encuentran una sala de catas, la tienda y un wine bar, para dirigir nuestros pasos hacia el restaurante del Castillo, galardonado con una estrella Michelin, donde vamos a disfrutar de una maravillosa comida maridada con algunos de los vinos de la bodega y alguna sorpresa como un monovarietal de Cariñena blanca del 2009 sin etiqueta que Delfí mandó buscar en el cementerio de la bodega.
Es hora de abandonar este pedacito de paraíso en el Ampurdán, que es una bodega, un castillo, un museo, un convento, un casino, un restaurante con estrella Michelin, un festival, vino, cava y, como hemos visto, mucho más.
Vinos catados durante nuestra visita a Perelada
Pero no queremos terminar sin mencionar los vinos disfrutados durante la visita. Y aunque algunos de ellos casi ni nos dio tiempo a catarlos, otros ya han logrado escarbar un hueco en nuestra memoria que nos hará recordarlos durante muchos años.
Cigonyes Blanc 2022
Estamos ante un varietal de Macabeo (91 %) con un pequeño aporte de Sauvignon Blanc (9 %), vinificados a baja temperatura y sin crianza. Es un vino fácil, fruta, con una nariz en la que se combinan la fruta madura y las flores blancas, así como una boca con buena acidez y un trago envolvente.
RCR 2019
El vino dedicado al estudio de arquitectos que diseñó la nueva bodega es un monovarietal de Garnacha con una crianza de 15 meses en barricas de roble francés de segundo uso. RCR es un vino profundo, intenso y potente, con una nariz seductora en la que manda la fruta roja madura acompañada de especias.
Finca La Garriga Blanco 2022
Este monovarietal de Chardonnay fermenta en barricas nuevas de acacia donde el 50 % del vino tiene una crianza de cuatro meses, mientras la otra mitad tan solo pasa un mes en las barricas. En nariz, la fruta y la madera conviven en armonía. En boca, es un vino voluminoso pero no pesado que destaca además por su buena longitud.

Cariñena Blanca 2009
Este vino que sale directamente del cementerio de la bodega es el primer monovarietal de Cariñena Blanca que recordamos haber catado; un vino vinificado en acero inoxidable y con una crianza de doce meses en barricas nuevas de acacia. En copa nos muestra su evolución, con un bonito color dorado. En nariz encontramos todavía fruta acompañada de frutos secos y un fondo mineral. En boca es largo, intenso y complejo. Es un vino tan diferente que no podemos dejar de catarlo una y otra vez.
Finca Malaveïna 2020
Este vino de finca es un coupage de Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Garnacha que fermentan a una temperatura controlada de 24 ºC. Tiene una crianza de 12 meses en diferentes depósitos: en barricas nuevas de 225 litros de roble francés el 74 % del vino, en foudres el 10 %, el 9 % en depósitos de cemento, y el 7 % restante en barricas de 300 litros de roble francés. En su nariz encontramos fruta negra acompañada de notas ahumadas, regaliz y un fondo balsámico. En boca tiene un tanino dulce en un trago estructurado, intenso y largo.
Finca Espolla 2020
Finca Espolla 2020 es un coupage de Syrah y Monastrell que fermentan a una temperatura controlada de 25 ºC. Tiene una crianza de 22 meses en barricas nuevas de roble francés de 225 litros. En nariz es un vino frutal, con fruta negra y roja y un fondo balsámico. En boca es directo, intenso y equilibrado.
Ex Ex 14
El decimocuarto vino de la colección Ex Ex (experiencias excepcionales) es un monovarietal de Garnacha de la vendimia de 2019 que tuvo una crianza de 15 meses en barricas de roble francés de segundo uso. La nariz es muy varietal, con frutos rojos, violetas y especias. En boca es un vino largo e intenso, con un trago sedoso y equilibrado.

Vino Centenario
El vino del centenario 1923-2023 es un coupage de Syrah y Garnacha de la añada 2020 procedente de la Finca Garbet, que tiene una crianza de 12 meses en barricas nuevas de roble francés de 300 litros. Es un vino con una nariz especiada, con fruta roja, regaliz y un fondo balsámico. En boca es mediterraneo, estructurado y elegante, con un tanino sedoso en un trago complejo, envolvente y largo.
Finca Garbet 2016
Estamos ante un monovarietal de Syrah que tiene una crianza de 24 meses en barricas nuevas de roble francés. De un precioso color picota, su nariz es compleja; en ella encontramos fruta negra, notas minerales, especias y aromas de monte bajo. En boca es un vino intenso y equilibrado, con taninos sedosos y posgusto largo.
Garnatxa de l’Empordà 12 Anys
Este coupage de Garnacha y Garnacha Blanca vendimiadas ligeramente sobremaduradas fermenta a baja temperatura y, cuando el contenido de azúcar es el buscado, se para la fermentación fortificando el vino, que posteriormente tiene una crianza de al menos 12 años siguiendo el sistema de soleras y criaderas. Garnatxa de l’Empordà 12 Anys es un vino dulce pero nada empalagoso, con aromas a frutos secos y especias y una boca con un trago dulce y sedoso; un perfecto broche para una jornada inolvidable.

Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Gran Claustro 2017 | 12 % | – | 16,95 euros |
Obsequi 2022 | 13,5 % | – | 13,90 euros |
5 Finques 2018 | 14 % | – | 12,95 euros |
Amfitrió 2020 | 15 % | – | 14,90 euros |
Gran Claustro 2020 | – | – | 41 euros |
Cigonyes Blanc 2022 | 13 % | – | 7,99 euros |
RCR 2019 | – | 1.600 botellas de 75 cl | 65 euros |
Finca La Garrica Blanco 2022 | 13 % | – | 17,99 euros |
Cariñena Blanca 2009 | – | – | No está a la venta |
Finca Malaveïna 2020 | 15 % | – | 21,95 euros |
Finca Espolla 2020 | 15 % | – | 17,99 euros |
Ex Ex 14 | 16 % | 1.622 botellas de 75 cl | 65,25 euros |
Vino Centenario | 14 % | – | 250 euros |
Finca Garbet 2016 | 15 % | – | 122 euros |
Garnatxa de l’Empordà 12 Anys | 15 % | – | 19,75 euros |

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