Tenemos cierta simpatía por la D. O. León. Nos gusta su terruño, sus uvas autóctonas, sus cepas rastreras, sus suelos pobres y su clima extremo. Nos gusta que realicen elaboraciones propias, como los rosados madreados, y, en general, valoramos mucho su autenticidad. De alguna forma, la historia no ha tratado bien a esta comarca, que ha visto desaparecer una buena parte del viñedo y ha perdido la batalla comercial frente a otras regiones. Por eso, cuando Valmadrigal nos propuso realizar una cata de sus vinos, nos hizo una ilusión muy especial.
Comenzamos con Momentos de Tébano 2019, un vino frizzante monovarietal de uva Albarín en cuya nariz encontramos aceitunas, panadería y fruta blanca. Su boca es muy dulce, con un agradable toque amargo y un posgusto nuevamente goloso. Tiene una burbuja perceptible pero no excesiva, y su grado alcohólico es muy bajo (solo un 9 %), ya que se detiene la fermentación de forma natural para conseguir una elevada tasa de azúcar residual.
Castro Iuvara 2019 se elabora igualmente con uva Albarín, pero en este caso no se detiene la fermentación, que se lleva a cabo en cubas de acero inoxidable. Su nariz es golosa, con un toque de panadería. En boca hay acidez y un resto carbónico sobre un cuerpo glicérico.
Y, finalmente, le llega el turno a Castillo de Valmadrigal 2019. Se trata de un monovarietal de Prieto Picudo de viñedos de 10 a 30 años conducidos en espaldera sobre suelos pedregosos. Las uvas se despalillan, se encuban, maceran y fermentan en depósitos de acero inoxidable, y cuando ya ha arrancado la fermentación, se le añaden racimos enteros que realizarán una maceración carbónica, proceso que en la zona se conoce como “madreado”.
Nos llama la atención su color piruleta brillante. La nariz es golosa, con aromas a chicle de fresa, gominola y un toque mineral, casi volcánico. Su boca es igualmente golosa, baja de acidez, con un toque amargo y las chispeantes burbujitas.
Ninguno de los tres vinos catados cuadra mucho con nuestro perfil, pero estamos hablando de tres propuestas muy asequibles que entendemos que pueden ser una opción válida para gente joven que encuentre en ellos una puerta de acceso al mundo del vino.
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We have a sympathy for the wines from León. We like its terroir, with its native grapes, with its creeping strains, its poor soils and its extreme climate. We like that they make their own elaborations, such as rosés «madreados», and, in general, we highly value their authenticity. In some way, history has not treated this region well, which has seen a good part of its vineyard disappear and has lost the commercial battle against other regions. For this reason, when Valmadrigal asked us to do a tasting of its wines, it was a pleasant surprise.
We start with Momentos de Tébano 2019, a frizzante single-varietal wine made from Albarín grape in whose nose we find olives, bakery and white fruit. Its palate is very sweet, with a pleasant bitter touch and a sweet aftertaste. It has a perceptible but not excessive bubble, and its alcoholic percentage is very low (only 9%), since fermentation is stopped naturally to achieve a high residual sugar level.
Castro Iuvara 2019 is also made with Albarín grapes, but in this case the fermentation, which takes place in stainless steel vats, doesn’t stop. Its nose is sweet, with a touch of bakery. In the palate there is acidity and a carbonic residue on a glyceric body.
And, finally, Castillo de Valmadrigal 2019 is a Prieto Picudo single-varietal from 10 to 30-year-old vineyards, trellised on stony soils. The grapes are destemmed, macerated and fermented in stainless steel tanks, and when fermentation has started, whole clusters are added to carry out a carbonic maceration, a process known in the area as “madreado”.
It shows a bright lollipop color. The nose is sweet, with aromas of strawberry chewing gum, gumdrop and a mineral touch, almost volcanic. Its palate is sweet again, low in acidity, with a bitter touch and sparkling little bubbles.
None of the three wines tasted fits our profile, but we are talking about three very affordable proposals that we understand can be a valid option for young people who find in them a gateway to the world of wine.
