Parece que no existe porque no se ve desde la carretera, desde la autopista A-1 o Autovía del Norte que enlaza Madrid con Irún, pero en el municipio de El Molar, a apenas 30 kilómetros del centro de Madrid, podemos encontrar increíbles parcelas de cepas viejas de Garnacha, Malvar, Tempranillo y otras variedades autóctonas, plantadas en su mayoría a tresbolillo sobre laderas de arenas graníticas.
De hecho, estamos ante una de las cuatro subzonas en que se divide el territorio de la denominación de origen Vinos de Madrid, la subzona de El Molar, compuesta por 12 municipios ubicados al norte de la capital cuyos viñedos frecuentemente se encuentran en campiñas y zonas aluviales abundantes en arenas graníticas y en minerales como la cuarcita, que vemos abundantemente aflorando en piezas de diversos tamaños.
La viticultura está documentada en la región hace al menos 800 años, y antes de la llegada de la filoxera, Madrid contaba con 60.000 hectáreas de viñedo, pero la plaga del pequeño ácaro, la Guerra Civil y el éxodo rural cambiaron el paisaje para siempre.
El proyecto de Aitor Menchaca al norte de Madrid
Hoy algunos valientes se resisten a dejar que el viñedo desaparezca de la zona norte de Madrid, y uno de esos valientes es Aitor Menchaca, un bilbaíno enraizado en Madrid que, medio en broma medio en serio, nos cuenta que su idea de hacerse vigneron surge con la crisis de los cincuenta años.
Así, en 2020, nace Menchaca Wines. Ese primer año, Aitor compra 1.900 kilos de uva con los que elabora 1.200 botellas para comprobar el potencial de las viñas antes de adquirirlas. En 2021, se hace con tres hectáreas de viñedo, y actualmente tiene ya 10 hectáreas, buena parte de ellas en recuperación, con las cuales su objetivo es alcanzar las 25.000 botellas.
Para recuperar estas parcelas, no sólo hace una poda de reconducción, sino que está cubriendo las faltas con nuevas plantas, algo que no siempre es sencillo porque los portainjertos no sólo resisten a la filoxera sino que, muchas veces, sobreviven a su planta huésped. Además, como todos sabemos, los conejos no lo ponen fácil cuando aparecen los primeros brotes.
Aitor cuenta también con la colaboración de uno de los enólogos más reputados de nuestro país, Juan Carlos Sancha, maestro de maestros y elaborador de unos Riojas de autor de los que nos declaramos admiradores incondicionales.
El viñedo de El Molar, en la frontera con la sierra Norte de Madrid
Paseamos con Aitor por varias de sus viñas, a las que accedemos en su Land Rover Defender, con las suspensiones elevadas, ejes ensanchados y enormes ruedas de tacos sorteando las profundas torronteras que las abundantes lluvias caídas este invierno han provocado en unos caminos convertidos en ríos de aluvión. El propio Aitor nos comenta que durante el invierno ha llovido más de lo que llueve normalmente a lo largo del año, y nosotros, que hemos recorrido en varias ocasiones anteriores lo que, más que caminos, suelen ser “ríos de arena”, no podemos apenas creer los daños provocados por la lluvia en estas pistas que en general discurren por los encuentros de las laderas.
Pero aunque estas lluvias se han bastado para destrozar los caminos, lo cierto es que no han conseguido alterar el viñedo, que en esta zona generalmente árida no suele ararse y no tiene erosión. Nos llama la atención la bajísima concentración de plantas del viñedo viejo de esta zona, con cepas separadas tres metros entre ellas, algo que explica que Aitor sea capaz de trabajar sus 10 hectáreas en su tiempo libre.
Nuestro recorrido comienza en una parcela ubicada en el paraje de La Casa Granja, en la zona sur del término municipal de El Molar, no muy lejos de la orilla oeste del río Jarama; una hectárea y media plantada en 1932 en una zona alta sobre suelos de arena granítica que estuvo abandonada durante 12 años.
Sus cepas viejas son en realidad más bien arbustos abundantes en madera vieja, fruto de una poda que hoy no nos parece la más inteligente en una tierra pobre sin apenas riesgos de enfermedades fúngicas, pero que en realidad nos habla de una zona y una época en la que la viticultura no era más que un apoyo en las economías familiares, y la persona que trabajó esta tierra durante décadas muy probablemente no pudo dedicar el tiempo y los recursos que hoy nos parece que merece la viña.
A continuación visitaremos Cerro Santo, una ladera plantada en 1954 en la que ya encontramos una poda baja aunque algo anárquica y en la que observamos cómo Aitor ha ido cubriendo las faltas con nuevas plantas.
Nuestra visita acaba más al norte, en el paraje conocido como barranco de Segoviela, en la primera parcela comprada por Aitor, que recibe el nombre de Eduardo Nieto; un verdadero anfiteatro en el que nuestro anfitrión ha construido un fantástico porche donde degustaremos su vino 100 Palos.
Cata de Menchaca 100 Palos 2021
Menchaca 100 Palos 2021 es un varietal de Garnacha con un pequeño aporte de otras variedades tintas cuyas cepas salpican el viñedo. Procede, como hemos visto, de cepas viejas de cultivo ecológico cuyo rendimiento oscila entre 2.500 y 3.000 kilos por hectárea. Las uvas, de vendimia manual, se llevan a la antigua cooperativa de El Molar, reformada en 2017 y rebautizada como Tinta Castiza, donde, tras el despalillado, fermentan con levaduras autóctonas en barricas de roble francés de 500 litros, que en esta añada eran de un uso (dos de ellas) y nuevas (cuatro).
Tras el prensado, en prensa vertical manual, y la retirada de las lías gruesas, el vino tiene una crianza de un año en las mismas barricas y es embotellado sin filtrar. A continuación, permanecerá al menos otro año afinándose en botella antes de salir al mercado.
Cuando lo catamos, encontramos un vino de capa media baja y un atractivo color cereza que en nariz nos ofrece abundante fruta roja (fresa y frambuesa), notas minerales y aromas florales y de monte bajo. Es una nariz muy limpia y sugerente, no demasiado intensa, que da paso a una boca equilibrada, estructurada, mineral y elegante en la que encontramos una buena acidez y una sensación alcohólica bien controlada.
No cabe duda de que es un buen vino, fácil de beber y rebosante de tipicidad, algo meritorio teniendo en cuenta que se trata de la segunda añada elaborada (y la primera de viñedo propio). De la añada 2022 habrá también un blanco de Malvar, y la intención de Aitor es elaborar igualmente un rosado de prensado directo, un vino de vendimia tardía, vinos parcelarios… todo ello dando también un auge a su propuesta de enoturismo, con conciertos en el viñedo donde nos encontramos, rutas a caballo y un largo etcétera.
Y es que la cabeza de este bilbaíno que ha recorrido el mundo conociendo viñedos es un hervidero de ideas. Sólo así se puede entender su pasión por recuperar viñedo viejo y elaborar vinos en la zona norte de Madrid.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Menchaca 100 Palos Tinto 2021 | 14,5 % | 2.280 botellas de 75 cl | 150 euros (caja de 6 botellas) |
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