Cuando Cristina Forner habla de su padre, algo en su mirada se ilumina. Cristina va contándonos la historia de Marqués de Cáceres, la historia, en realidad, de su familia, mientras degustamos algunas de las referencias más emblemáticas de la bodega afincada en la localidad de Cenicero (La Rioja), el lugar en el cual Enrique, su padre, decidió echar raíces.
Lo hizo tras volver de Francia, donde estuvo exiliado tras la Guerra Civil y donde replicó el negocio de vinos que anteriormente había fundado con su padre en Sagunto (Valencia). La prosperidad de su negocio en los valles del Ródano y del Loira le llevó a hacerse con dos chateaux grand cru classé en el Haut Medoc, en Burdeos, y a partir de entonces, con la ayuda del reputado enólogo Emile Peynaud, nacería el sueño de llevar a España parte del espíritu de aquellos grandes vinos bordeleses.
Los vinos de Marqués de Cáceres nacen, así, a principios de los años 70 de la mano del investigador a quien hoy se etiqueta como “el antepasado de la enología moderna”. Y, de alguna forma, descorchar una botella de Marqués de Cáceres Reserva como la que catamos hoy es descorchar un trocito de historia, de la historia del vino de Rioja.
Para elaborarlo se emplean uvas de Tempranillo (90 %) y otras variedades (10 %) procedentes de viñas viejas vendimiadas a mano. Tras la fermentación, el vino se somete a una crianza en barricas nuevas de roble francés que dura 15 meses, seguida, en nuestro caso, de algo más de tres años en botella.
Cuando lo descorchamos, encontramos un vino de color rojo picota y capa media cuya nariz, muy limpia, nos entrega aromas de fruta negra, tostados, especias y vainilla. Su boca nos sorprende por la buena acidez con la que nos recibe, acidez que da paso a un trago amable, de taninos pulidos y buena longitud que nos deja en la boca un posgusto lácteo.
Es un vino bien estructurado, equilibrado, que muestra un corte clásico con la presencia clara de la madera en la que se ha criado pero que a la vez luce un toque moderno en la ligereza de su trago; un vino de excelente precio que, de alguna forma, nos habla de la historia de Rioja.
Vino | Alcohol | Producción | Precio |
Marqués de Cáceres Reserva 2018 | 14 % | – | 3 x 75 cl: 39 euros 3 x 75 cl en caja de madera: 39 euros 6 x 75 cl: 75 euros 1 x 1,5 litros en caja de madera: 26,50 euros |
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Marqués de Cáceres Reserva 2018: History of Rioja in a bottle
When Cristina Forner talks about her father, something in her eyes lights up. Cristina tells us the story of Marqués de Cáceres, the story, in fact, of her family, while we taste some of the most emblematic references of the winery based in the town of Cenicero (La Rioja), the place where Enrique, her father, decided to put down roots.
He did so after returning from France, where he was exiled after the Spanish Civil War and where he replicated the wine business that he had previously founded with his father in Sagunto (Valencia). The prosperity of his business in the Rhône and Loire valleys led him to acquire two grand cru classé chateaux in the Haut Medoc, in Bordeaux, and from then on, with the help of the renowned oenologist Emile Peynaud, the dream of carrying to Spain part of the spirit of those great Bordeaux wines was born.
The Marqués de Cáceres wines were thus born in the early 1970s by the researcher who is today labeled “the ancestor of modern oenology”. And, in some way, uncorking a bottle of Marqués de Cáceres Reserva like the one we taste today is uncorking a little piece of history, of the history of Rioja wine.
To make it, Tempranillo grapes (90%) and other varieties (10%) are used from old vines harvested by hand. After fermentation, the wine is aged in new French oak barrels for 15 months, followed, in our case, by just over three years in the bottle.
When we uncork it, we find a cherry red wine with a medium rim whose nose, very clean, gives us aromas of black fruit, toast, spices and vanilla. Its palate surprises us with the good acidity with which it welcomes us, acidity that gives way to a pleasant drink, with polished tannins and good length that leaves a milky aftertaste in the mouth.
It is a well-structured, balanced wine that shows a classic cut with the clear presence of the wood in which it has been aged but at the same time shows a modern touch in the lightness of its drink; a wine with an excellent price that, in some way, tells us about the history of Rioja.