Marité 2017

Según a quien preguntes, te contará una historia. Es parte de la esencia del legado del tiempo. Algunos te dirán que el Palomino se plantaba en estas tierras pobres porque es muy productivo. Otros te contarán que es más resistente a las enfermedades fúngicas o a la insolación, que requiere algo menos de atención… También te contarán que tras la filoxera se plantó “lo que había”, que en el viñedo viejo se diversificaba la plantación para minimizar el riesgo de perderlo todo si venían mal dadas o, simplemente, para que pocas manos abarcasen mucho durante la vendimia dilatando los tiempos de la maduración. Según a quien preguntes, te contará una historia y, probablemente, haya mucha verdad en todas ellas.

Sea como fuere, el Palomino se encuentra salpicado por el viñedo viejo de Valdeorras, y tradicionalmente formaba parte del “coupage de viña”, co-fermentando con las variedades con las que compartía su terruño. Pero en esta ocasión Teresa López y Luis Peique han decidido dar su propia voz a esta denostada variedad que la propia denominación de origen Valdeorras define como “complementaria”, de “nula” resistencia a enfermedades y “bajo” potencial aromático.

Así, las uvas de Palomino que forman Marité 2017 fueron vendimiadas selectivamente de distintas parcelas de la ladera orientada al suroeste del paraje de O Cabalín, plantadas a entre 550 y 650 metros de altitud entre 1910 y 1929 sobre suelos poco profundos de pizarra, cuarcitas y esquistos.

Ya en la bodega, se procedió a su prensado directo y encubado del mosto en un pequeño depósito de acero inoxidable en el que se produjo la fermentación espontánea sin control de temperatura. Posteriormente, el vino se sometió a una crianza biológica bajo velo de flor en una barrica de roble francés de 228 litros y cuarto año en la cual permaneció durante cinco años antes de pasar a la botella.

Cuando lo catamos, encontramos un delicioso vino de color amarillo intenso con matices dorados y cuerpo glicérico que nos sorprende por su compleja paleta de aromas y sabores en la que se mezclan la fruta seca con toques amargos, sensaciones salinas, frutos secos, brioche… Es un vino único, sorprendentemente fácil de beber, que habla del viñedo de montaña, de la elaboración y de una variedad que tiene poco de “complementaria” y aún menos de “bajo potencial”. Pero, quizás, en ese trago largo de matiz deliciosamente amargo, Marité te contará una historia, una historia que será diferente según a quien la cuente y, muy probablemente, habrá mucha verdad en todas ellas.

Marité 2017. Etiqueta Trasera.
VinoAlcoholProducciónPrecio (75 cl)
Marité 201713,5 %200 botellas de 75 cl~40 euros

Marité 2017: A Palomino wine from Valdeorras under “velo de flor” yeasts with one story… or many

Some will tell you that the Palomino was planted in these poor lands because of its high yields. Others will tell you that it’s more resistant to fungal diseases or sunstroke, that it requires a little less attention… Others will also tell you that they planted “what they could” after phylloxera. They’ll tell you that in the old vineyard the vines were diversified to minimize the risk of losing everything in a bad year or to allow that few hands could do more during the harvest, delaying the maturation times. Depending on who you ask, they will tell you a story and there’s probably a lot of truth in all of them.

Anyway, the Palomino vines are distributed throughout the old vineyard of Valdeorras, and on this occasion Teresa López and Luis Peique have decided to give their own voice to this reviled variety that the D. O. Valdeorras itself defines as “complementary”, “null” disease resistant and with “low” aromatic potential.

Thus, the Palomino grapes that make up Marité 2017 were harvested from different plots on the southwest-facing slope of the O Cabalín area, planted at between 550 and 650 meters of altitude between 1910 and 1929 on shallow soils of slate, quartzite and schist.

Once in the winery, the must was directly pressed and vatted in a small stainless steel tank in which spontaneous fermentation took place without temperature control. Subsequently, the wine underwent biological aging under a “velo de flor” layer of yeasts in a 228-liter, fourth-year French oak barrel in which it remained for five years.

When we tasted it, we found a delicious wine of intense yellow color with golden nuances and a glyceric body with a complex palette of aromas and flavors in which dried fruit is mixed with bitter touches, saline sensations, nuts, brioche… It is a unique wine, easy to drink, which speaks of the mountain vineyard, the production and a variety that has little of “complementary” and even less of “low potential”. But, perhaps, in that long drink with a deliciously bitter hue, Marité will tell you a story, a story that will be different depending on who listens to it and, most likely, there will be a lot of truth in all of them.

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