Recuperar viñedo viejo de Garnacha y Albillo Real es la idea con la que Chuchi Soto funda Soto Manrique. Hablamos de esas pequeñas viñas que aún subsisten en Cebreros gracias a que sus respectivos dueños las cuidaban por apego familiar más que por dinero, esas viñas heredadas que siempre han estado ahí, trabajadas por padres y abuelos, y que el corazón no permitía que se abandonaran aunque la razón argumentara que no eran rentables. Y así es como Chuchi se asienta en Cebreros, en 2016, y empieza a comprar esos viñedos que solo el apego a la tierra ha mantenido vivos. Así, en la actualidad la bodega ha agrupado 20 hectáreas de viñedo ubicado a entre los 700 y los 1.100 metros de altitud y cultivado de manera orgánica.
Las Loberas 2018 es un monovarietal de Garnacha procedente del paraje de Las Loberas, un viñedo de 0,75 hectáreas plantado en 1930 sobre suelos de arena de granito rosa degradado a 780 metros de altitud. Tras una vendimia manual, en cajas de 20 kilos, las uvas se meten en cámaras frigoríficas a cero grados. El 70 % de la uva es despalillada, y el 30 % restante entra entera en tinos de madera de mil kilos donde tendrá lugar la fermentación con levaduras autóctonas. Tras treinta días, el vino pasa a un foudre de 800 litros donde realizará la fermentación maloláctica y descansará hasta noviembre del año siguiente, cuando será embotellado sin filtrar.
De un precioso color cereza brillante, en nariz encontramos fruta roja, violetas y notas de campo y especiadas. En boca es amplio, elegante, complejo y equilibrado, con una muy buena acidez, notas cítricas y una estructura que le augura una buena evolución en botella.
Es un gran vino que muestra todo el potencial de unas viñas que han sobrevivido gracias a que algunas veces el apego a la tierra es lo único que importa.
| Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
| Las Loberas 2018 | 14 % | – | 30 euros |
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Las Loberas 2018: A Soto Manrique parcel wine that takes you to the granite soils of Cebreros
Recovering old Grenache and Albillo Real vineyards is the idea with which Chuchi Soto founded Soto Manrique winery. We are talking about those small vineyards that still exist in Cebreros thanks to the fact that their respective owners took care of them out of family attachment rather than for money, those inherited vineyards that have always been there, worked by parents and grandparents, and that because the heart didn’t allow them to abandoned those vineyards, although reason argued that they weren’t profitable. And that is how Chuchi settles in Cebreros, in 2016, and begins to buy those vineyards that only attachment to the land has kept alive. Thus, currently the winery has grouped 20 hectares of vineyards located between 700 and 1,100 meters above sea level and organically farmed.
Las Loberas 2018 is a Grenache single-varietal from Las Loberas, a 0.75-hectare vineyard planted in 1930 on degraded pink granite sand soils at an altitude of 780 metres. After a manual harvest, in 20-kilo boxes, the grapes are placed in cold stores at zero degrees. 70% of the grapes are destemmed, and the remaining 30% goes with the whole bunch into 1,000-kilo wooden vats where fermentation with indigenous yeasts will take place. After thirty days, the wine goes to an 800-litre foudre where it undergoes malolactic fermentation and rests until November of the following year, when it will be bottled without filtering.
Of a beautiful bright cherry color, on the nose we find red fruit, violets and some country and spicy notes. On the palate it’s broad, elegant, complex and balanced, with very good acidity, citrus notes and a structure that augurs a good evolution in the bottle.
It’s a great wine that shows the full potential of vineyards that have survived thanks to the fact that sometimes attachment to the land is the only thing that matters.
