Dicen quienes entienden de micología que, cuando paseamos por un bosque, bajo nuestros pies hay una red de hilos diminutos que lo conecta todo. Ese micelio puede unir las setas que tenemos ante nuestros ojos con otras que se encuentran a kilómetros de allí. Algo así le ocurre a María Girón, la jerezana autora de La Tercera Viña, o algo así nos viene a la cabeza cuando catamos por primera vez el que es su primer vino.
Si nos lo hubieran servido a ciegas, difícilmente habríamos decidido que este soberbio monovarietal de Xarello se ha elaborado a partir de las uvas de cultivo ecológico de una viña de un bosque del Massís de Garraf, de ese macizo que surge como un accidente caprichoso de la naturaleza entre el valle del Llobregat, la depresión del Penedés y el Mediterráneo.
Pero las montañas del Garraf son de tipo calcáreo, y nada más llevarnos la copa de La Tercera Viña 2022 a la nariz, encontramos intensos aromas minerales, fósforo y azufre, que poco a poco van suavizándose, van amalgamándose hasta trasladarnos al Jerez más auténtico, conectando el Garraf con Macharnudo, con la albariza, al igual que el micelio lo conecta todo debajo de la tierra.
Echamos un vistazo a la copa de La tercera viña para observar su color amarillo limón con reflejos dorados que nos sugiere bajos rendimientos (4.500 kg/ha) para volver a atacar su nariz, en la que encontramos, aparte de esa dominante mineralidad, aromas a manzana madura y unas notas cítricas.
En boca nos sorprende por su buena acidez, un trago de mediana longitud, estructurado, con un final salino que contribuye a aportarle una gran longitud y una complejidad poco habitual en un vino tan joven que, eso sí, se ha criado seis meses en barrica de 300 litros de roble de Allier de tercer uso. Según vamos catando y “recatando” aparecen matices de hinojo y un retronasal de corte cítrico hasta que no dejamos ni una gota.
Probablemente, su marcado carácter mineral hará que no sea un vino para todos los públicos. A nosotros nos flipa. Si cerramos los ojos nos lleva a algún lugar cercano al mar en el que nuestros pies se hunden sobre suelos calcáreos, al Massís del Garraf o, quizá, a Macharnudo.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
La Tercera Viña 2022 | 12 % | 500 botellas de 75 cl | 22,50 euros |
Otros datos: pH: 3,25.
Hemos creado este espacio para ti
Si quieres que los lectores de Nos Vamos de Vinos accedan a la web de tu bodega, distribuidora, tienda, vinoteca, hotel rural… a través de un enlace con foto como éste, te sorprenderá lo económico que es.
🇬🇧
La Tercera Viña 2022: An organic Xarello that reflects the calcareous terroir of the Massís del Garraf
Those who understand mycology say that when we walk through a forest, there’s a network of tiny threads that connects everything under our feet. This mycelium can unite the mushrooms that we have before our eyes with others that are miles away. Something like this happens to María Girón, the Jerez-born author of La Tercera Viña, or something like that comes to mind when we first taste what is her first wine.
If it had been served to us blindly, we would hardly have decided that this superb Xarello single-varietal white wine has been made from organically grown grapes from a vineyard in a forest in the Massís de Garraf, from that massif that arises like a capricious accident of nature between the Llobregat valley, the Penedés depression and the Mediterranean.
But the mountains of Garraf are calcareous, and as soon as we take the glass of La Tercera Viña 2022 to the nose, we find intense mineral aromas, phosphorus and sulfur, which gradually soften, amalgamate until we move to the most authentic Jerez, connecting the Garraf with Macharnudo, with the albariza soils, just as the mycelium connects everything under the ground.
We take a look at the glass of La Tercera Viña to observe its lemon yellow color with golden reflections that suggests low yields (4,500 kg/ha) to return to attack its nose, in which we find, apart from that dominant minerality, aromas of ripe apple and some citrus notes.
On the palate it surprises us with its good acidity, a medium-length drink, structured, with a saline finish that contributes to giving it great length and unusual complexity in a wine so young that, yes, it has been aged for six months in 300-liter barrels made of Allier oak and used three times. As we go tasting and tasting, again and again, nuances of fennel and a citric aftertaste appear until not a drop is left.
Probably, its marked mineral character will mean that it’s not a wine for everyone. It freaks us out. If we close our eyes, it takes us to a place near the sea where our feet sink into calcareous soils, to the Massís del Garraf or, perhaps, to Macharnudo.