Quizás no sea algo demasiado justo, pero si hay un vino representativo de Málaga, ése es el Moscatel dulce, hasta tal punto que la propia uva con la que se elabora ha acabado cediendo el nombre al vino. Hablar, no obstante, de “vino moscatel” no es muy preciso, ya que hay varias técnicas de elaboración que dan lugar a vinos diferentes agrupados bajo el mismo paraguas. La propia Denominación de Origen Málaga distingue entre vinos dulces de licor, vinos dulces y naturalmente dulces de uvas sobremaduradas y vinos dulces de uvas pasificadas. Paralelamente, establece las características que han de cumplir los vinos categorizados como Dry Pale o Pale Dry, Pale Cream, Pajarete, Dulce Crema o Cream, y Sweet. Para complicar un poco más la cosa, la cantidad de arrope (mosto reducido por evaporación) que se añada a un vino de licor dará lugar a nuevas denominaciones: dorado o golden, rojo dorado o rot gold, oscuro o brown, color, y negro o dunkel. Y, ya por último, la crianza añadirá a los vinos los apellidos Pálido, Noble, Añejo y Trasañejo… Y esto no ha hecho más que comenzar.
Jorge Ordóñez & Co. Victoria Nº 2 Moscatel Dulce 2018 es un monovarietal elaborado con uvas Moscatel de Alejandría procedentes de cepas de dos parcelas (El Salto Negro y El Barranco) plantadas entre 1918 y 1930, cultivadas de forma orgánica sobre laderas muy empinadas con suelos de pizarra y cuarzo blanco. Las uvas se vendimian a mano, sobremaduradas, se prensan, y su mosto se encuba en depósitos de pequeño formato. Acabada la fermentación (con 190 g/l de azúcar residual), siempre siguiendo la receta del enólogo austriaco Alois Kracher, el vino se cría sobre sus lías finas en depósito durante ocho meses, donde se estabiliza de forma natural antes de pasar a la botella.
Se necesitan 7 kilos de uva para elaborar cada botella de 37,5 cl. Es decir: 14 kilos de uva para elaborar los 75 cl de una botella convencional.
En la copa observamos un vino denso de color avellana con vibrantes reflejos cobrizos, cuya nariz ofrece flores blancas, frutas tropicales y notas minerales, mientras que en boca encontramos un trago dulce, opulento, concentrado, muy largo y con una sorprendente acidez que hace imposible conformarse con una sola copa de este néctar.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (37,5 cl) |
Jorge Ordóñez & Co. Victoria Nº 2 Moscatel Dulce 2018 | 10 % | – | 15,50 euros |

Este vino ha recibido 95 puntos Parker (2014 y 2015), y se sirvió en la cena de la gala de los Premios Nobel de 2012.
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Perhaps it’s not too fair, but if there’s a representative wine of Malaga, that is the sweet muscatel. In fact, the grape with which it is made (Muscat) has ended up giving the name to the wine. However, speaking of muscatel wine is not very precise, since there are several production techniques that give rise to different wines grouped under the same umbrella. The Malaga Denomination of Origin distinguishes between sweet liqueur wines, sweet and naturally sweet wines from overripe grapes, and sweet wines from dried grapes. It also establishes the characteristics of muscatel categorized as Dry Pale or Pale Dry, Pale Cream, Pajarete, Cream and Sweet. To make things a little more complicated, the amount of “arrope” syrup (must reduced by evaporation) added to a liqueur wine will generate new denominations: Golden, Red Golden, Dark or Brown, Color, and Black or Dunkel. And, finally, the aging will add the surnames Pálido, Noble, Añejo and Trasañejo to the wines… And this has only just begun.
Jorge Ordóñez & Co. Victoria Nº 2 Moscatel Dulce 2018 is a single-varietal made with Muscat of Alexandria grapes from vines from two plots (El Salto Negro and El Barranco) planted between 1918 and 1930, grown organically on very steep slopes with slate and white quartz soils. The grapes are hand harvested overripe, pressed, and their must is vatted in small format tanks. Once the fermentation is finished (with 190 g/l of residual sugar), always following the recipe of the Austrian oenologist Alois Kracher, the wine is aged on its fine lees in a tank for eight months, where it’s naturally stabilized before going into the bottle.
In the glass we can see a dense hazelnut-colored wine with vibrant coppery reflections, whose nose offers white flowers, tropical fruits and mineral notes, while in the palate we find a sweet, opulent, concentrated, very long sip with a surprising acidity that makes it impossible settle for a single glass of this nectar.
