La Rioja Alta nace en 1890 cuando cinco familias de La Rioja y el País Vasco se unen para fundar la Sociedad Vinícola de la Rioja Alta en el Barrio de la Estación de Haro con una mujer, Saturnina García Cid y Gárate, como Presidenta. En la actualidad, este grupo posee cuatro bodegas en tres denominaciones de origen de España. Pero hoy nos vamos a quedar en Haro para hablar de un vino que, como su nombre indica, nació en 1904 como homenaje a la fusión de Bodega Ardanza con La Rioja Alta.
Gran Reserva 904 2011 es un varietal de Tempranillo (89 %) con un aporte de Graciano (11 %). El Tempranillo, de más de 60 años de edad, procede de viñedos situados en los pueblos de Briñas, Rodezno y Villalba, mientras que el Graciano proviene de la viña Montecillo, situada en Fuenmayor.
Tras una vendimia manual, en cajas, las uvas son despalilladas y estrujadas ligeramente, y fermentan en depósitos durante 17 días. Después de haber sido seleccionados de los diferentes depósitos, los vinos elegidos llevan a cabo la conversión maloláctica de manera natural durante 75 días. Se realiza una nueva selección, y los vinos finalmente escogidos se someten a una crianza de nada menos que cuatro años en barricas de roble americano de fabricación propia. Durante la crianza, se llevan a cabo ocho trasiegos. En el caso de los vinos de la vendimia de 2011, el coupage final fue embotellado en noviembre de 2016.
De un color picota con halo granate, en nariz mandan inicialmente las notas tostadas, los aromas a tabaco, pimienta negra y champiñón, con la fruta madura y recuerdos a flores en un segundo plano. En boca, el primer trago nos recuerda que el vino mantiene mucha acidez a pesar de su edad, una acidez que da paso a fruta compotada en un trago complejo y muy largo, con un tanino sedoso.
Pero esto es solamente el principio porque, según el vino se va abriendo en la copa, los aromas terciarios y la fruta van tomando posiciones, y el tabaco se atenúa levemente, como si los aromas fueran piezas de ajedrez que se van moviendo estratégicamente por el tablero, desarrollando su jugada magistral según el tiempo va pasando, a la vez que la copa va vaciándose mientras todo se armoniza, todo cobra sentido y tú disfrutas de cada trago, de cada movimiento, del contenido de esa copa en la que la buena fruta tiene tanto peso como el magistral saber hacer de una bodega nacida en 1890.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Gran Reserva 904 2011 | 14,5 % | 150.000 botellas de 75 cl | ~48 euros |
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Gran Reserva 904 2011: A wine from La Rioja Alta that can be enjoyed calmly
La Rioja Alta was born in 1890 when five families from La Rioja and the Basque Country came together to found the Sociedad Vinícola de la Rioja Alta in the Barrio de la Estación de Haro with a woman, Saturnina García Cid y Gárate, as President. Currently, this group owns four wineries in three denominations of origin in Spain. But today we are going to stay in Haro, La Rioja, to talk about a wine that, as its name suggests, was born in 1904 as a tribute to the merger of Bodega Ardanza with La Rioja Alta.
Gran Reserva 904 2011 is a Tempranillo varietal (89%) with a contribution of Graciano (11%). The Tempranillo, over 60 years old, comes from vineyards located in the villages of Briñas, Rodezno and Villalba, while the Graciano comes from the Montecillo vineyard, located in Fuenmayor.
After a manual harvest, in boxes, the grapes are destemmed and lightly squeezed, and they ferment in tanks for 17 days. After having been selected from the different vats, the chosen wines undergo spontaneous malolactic conversion for 75 days. A new selection is made, and the finally chosen wines are aged for an amazing period of four years in American oak barrels made at the winery. During the aging process, eight rackings are carried out. In the case of the wines from the 2011 vintage, the final blend was bottled in November 2016.
It shows a cherry color with a garnet rim. The toasted notes initially command the nose, the aromas of tobacco, black pepper and mushroom, with ripe fruit and hints of flowers in the background. On the palate, the first sip reminds us that the wine maintains a lot of acidity despite its age, an acidity that gives way to stewed fruit in a complex and very long sip, with silky tannins.
But this is only the beginning because, as the wine opens up in the glass, the tertiary aromas and the fruit are taking positions, and the tobacco is slightly attenuated, as if the aromas were chess pieces that move strategically through the board, developing their masterful play as time goes by, while the glass empties and everything harmonizes, everything makes sense and you enjoy each drink, each movement, the content of that glass in which the good fruit has as much weight as the masterful know-how of a winery born in 1890.
