Finca Río Negro
Finca Río Negro es una bodega tipo château con 44 hectáreas de viñedo propio y cultivo ecológico en la sierra Norte de Guadalajara con cuyas uvas se elabora una gama de cinco vinos. Altitud, contraste térmico, bajos rendimientos y un extremo cuidado en todos los procesos son algunas de las señas de identidad de una bodega que aspira a hacerse un nombre entre los grandes productores de nuestro país.

A pesar de que Finca Río Negro se encuentra en plena naturaleza, a unos cuatro kilómetros de Cogolludo, Víctor Fuentes nos recibe en la plaza de este pueblo de la Serranía de Guadalajara ubicado a 900 metros sobre el nivel del nivel. Allí, el que será nuestro anfitrión durante toda la jornada aprovecha para poner en contexto la historia vitivinícola de esta zona alejada del mundo, una historia documentada hace 500 años en la que la llegada tardía de la filoxera, en 1920, tuvo una nefasta influencia.

Que estemos en la plaza Mayor de Cogolludo no es casual. Frente a nosotros se encuentra el palacio de los Duques de Medinaceli, en cuya portada renacentista podemos ver racimos de uvas y hojas de parra. Y si a alguien le quedan dudas del vínculo de la zona con la viticultura, éstas se disiparán automáticamente cuando se acerque a la iglesia de Santa María y se plante ante la virgen de los Remedios, la patrona de la localidad, de cuyas manos y de las del pequeño niño Jesús que lleva en brazos cuelgan racimos de uvas.

Víctor Fuentes en Finca Río Negro
Victor Fuentes, director comercial de Finca Río Negro, será nuestro anfitrión durante la visita.

Filoxera, guerra civil, éxodo rural, despoblación, el más rentable cultivo de los cereales, el auge de las grandes denominaciones de origen, los inviernos duros… Poco a poco, el vino fue quedando en el olvido, y la viticultura de la zona reducida a pequeños majuelos para el uso doméstico de unos pocos llamémosles “románticos”.

La familia Fuentes llega a Finca Río Negro  

Cómo llegó José Manuel Fuentes a Cogolludo, cómo acabó comprando una finca de 600 hectáreas y cómo terminó convirtiéndola en un château rodeado por 44 hectáreas de viñedo es tan fácil o tan difícil de explicar como cualquier flechazo.

Finca Río Negro

Con su dicharachera oratoria, nos cuenta Víctor (director comercial de la bodega e hijo de este empresario palentino hecho a sí mismo tras toda una vida de trabajo en Madrid) que su padre anduvo diez años buscando una finca hasta que, en 1998, dio con este trocito de naturaleza salvaje; un lugar tan aparentemente alejado del mundo que cuesta creer que nos encontremos a apenas una hora de Madrid.

Hacer de Finca Río Negro la bodega que es hoy no era, en principio, parte del plan. El caso es que en los últimos tiempos, los anteriores propietarios de la finca la habían dedicado al cultivo de cereal, y apenas quedaban unos pocos majuelos dispersos por su superficie; menos de una hectárea de Tempranillo y “otras variedades”.

Quizá animado por ese pasado vitícola de Cogolludo, por su propia afición al mundo del vino, por uno de sus primeros recuerdos de la infancia en su Cisneros natal pisando uva en el lagar de la casa familiar o por una mezcla de todo ello, José Manuel decide comenzar a llevar a cabo estudios de suelo y a plantar, en 1999, algo menos de una hectárea experimental.

Comienza la aventura vitivinícola de Finca Río Negro

Los primeros vinos comienzan a elaborarse de forma artesanal, y los buenos resultados les animan a llegar, en 2005, a las 25 hectáreas de viñedo, que a día de hoy se han convertido ya en 44, si bien no todas están en producción.

Hablamos de 36 parcelas de Tempranillo, Syrah, Merlot, Cabernet Sauvignon, Gewürztraminer y variedades autóctonas como el Graciano o la Tinto Fragoso, de la que hablaremos algo más adelante.  

Finca Río Negro
Finca Río Negro bodega

Y en esta historia en la que ya hemos hablado de José Manuel Fuentes (el origen de todo) y de Víctor Fuentes (director comercial y nuestro cicerone), no podemos dejar de mencionar a Fernando Fuentes (gerente y responsable de la producción), así como a tres personas clave en el pasado, el presente y el futuro tanto de los vinos nacidos en Finca Río Negro como de los que están aún por nacer y prometen dar que hablar en el futuro. Ellos son Juan Mariano Cabellos, Manuel del Rincón y alguien que no necesita presentación: Xavier Ausás.

Comenzando por Juan Mariano Cabellos –enólogo, doctor en ciencias químicas e investigador del Imidra– es y ha sido algo más que el director técnico de la bodega. Concibió el viñedo desde cero, seleccionando las parcelas, las orientaciones (con calles noreste-sureste en la gran mayoría del viñedo), los portainjertos (el popular 110 Richter), las variedades (ya mencionadas), los sistemas de conducción (espalderas con doble cordón Royat, al menos en las viñas más cercanas a la bodega) y todo aquello que afectara al viñedo.

En cuanto a Manuel del Rincón –ingeniero agrícola, máster en viticultura, enología y marketing del vino pero, por encima de todo, “mano derecha” de Xavier Ausás–, lleva cuatro años y medio colaborando en la mejora del viñedo, que está en proceso de certificación ecológica.

Fernando Fuentes en Finca Río Negro
Fernando Fuentes es el gerente de Finca Río Negro.

De hecho, la sostenibilidad es una obsesión en Finca Río Negro, donde abonan el campo con materia orgánica compostada de los residuos de las ganaderías de la zona, generan su electricidad mediante placas solares, trabajan con cubiertas vegetales y limitan los rendimientos a entre 4.000 y 6.000 kilos por hectárea, con una media de 5.000 kg/ha.

Finalmente, Xavier Ausás es el fichaje estrella de la bodega. El que fue director técnico de Vega Sicilia durante 17 años se incorpora al proyecto de Finca Río Negro para tomar el relevo de Juan Mariano Cabellos. Este rey Midas del vino tiene por objetivo reflejar la singularidad de la zona, con una altitud de entre 950 y más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, una de las vendimias más tardías de la península y un legado vitícola que la familia Fuentes pretende poner en valor.

La carrera de fondo de Finca Río Negro

Y en realidad, todo esto que “suena sencillo” es una larguísima mezcla de carrera de fondo y carrera de obstáculos que hay que ir superando lentamente. De entrada, defender un terruño en el que nadie más que tú elabora vino, una zona sin fama, sin denominación de origen, en Castilla-La Mancha, no resulta fácil, a pesar de que el clima y la altitud de Finca Río Negro tengan más que ver con la vecina Ribera del Duero soriana que con la cercana y muy minoritaria D. O. Mondéjar o con cualquier otra denominación de origen castellanomanchega y, por supuesto, con los vinos de la indicación geográfica protegida Vino de la Tierra de Castilla.

Por el momento, los vinos de Finca Río Negro se certifican con esta última I. G. P., algo prácticamente imprescindible de cara al mercado exterior, el cual, no obstante, representa un porcentaje bajo de las ventas de las alrededor de 180.000 botellas que elabora la bodega.

La parte buena de esta fatigosa carrera de obstáculos es que algunas etapas ya se han superado, mientras que otras van por buen camino.

Así, la bodega ya es miembro de Cervim, el organismo internacional de origen italiano que defiende los viñedos en altura y la viticultura heroica, un sello que luce bastante cuando lo ves en la etiqueta de un vino que desconocías.

Espaldera con doble cordón Royat en Finca Río Negro.
Espaldera con doble cordón Royat en Finca Río Negro.

Por otra parte, el expediente de Finca Río Negro para certificarse como vino de pago ya está en Europa dando los que podrían ser sus últimos pasos. Y aunque en Nos Vamos de Vinos entendemos que ésta no es, necesariamente, una certificación que garantice “vinos auténticos” y que lo ideal es “sumar” en la denominación de origen que te toque, lo cierto es que si hay que elegir entre “pago” o I. G. P., la decisión de convertirse en pago parece bastante lógica, y más en un caso como el de Fica Río Negro, que sí puede presumir de un terruño único.

Visita a la bodega Finca Río Negro

Con certificación de pago o sin ella, la idea de la bodega es, por el momento, seguir creciendo, aunque no demasiado. De hecho, cuando visitamos las instalaciones de elaboración nos queda claro que aunque la finca duplicase el número de hectáreas cultivadas, no sería fácil meter toda esa uva en la bodega, especialmente si tenemos en cuenta que las cubas y tinos de fermentación son de un formato medio, ya que se vinifica por parcelas o, más bien, por grupos de parcelas.

En el momento de nuestra visita, en plena brotación de la Gewürztraminer, que es la variedad más temprana con la que trabajan en Finca Río Negro, sorprendemos a los trabajadores trasegando vino de las barricas a los depósitos de ensamblaje. También está en funcionamiento la etiquetadora, y en el fondo nos encanta ver que esto no es un museo, sino un lugar en el que se trabaja.

Víctor nos explica que, además de la poda en verde y el aclareo de racimos, realizan una selección de racimos en mesa y, por último, es la propia despalilladora la que descarta las uvas cuyo calibre se sale de un determinado rango.

La despalilladora Pellnec, además, no estruja las uvas y, por tanto, una vez encubados los granos, se produce una llamémosla “semi-maceración carbónica” con la que la bodega busca la máxima expresión frutal.

Foudres en Finca Río Negro
Tinos de madera de roble francés en los que fermenta Finca Río Negro 5.º Año.
Despalilladora y depósitos troncocónicos en Finca Río Negro
Despalilladora con selector óptico y depósitos troncocónicos para hacer delestages.

También podemos observar que en la sala de elaboración hay tres diferentes filas de depósitos. Los depósitos troncocónicas de acero inoxidable se usan para los delestages, mientras que en los cilíndricos, que disponen de palas internas para realizar bazuqeos automáticos, se lleva a cabo el grueso de la fermentación y la maceración.

Ya en la sala de crianza, observamos un importante parque de barricas de 225 litros y unas cuantas barricas de 500 litros. Por el momento, el roble francés convive con el roble americano, pero a partir de 2023 todo el roble nuevo que entre en la bodega será francés. Por supuesto, también han experimentado con robles europeos, pero por el momento no les han convencido.

Finca Río Negro bodega subterránea
Finca Río Negro, cementerio

Cata de los vinos de Finca Río Negro

Conocida la bodega, es hora de conocer lo que realmente da sentido a todo: los vinos de Finca Río Negro, una familia de cinco referencias que nace con la añada 2007 de Finca Río Negro, lanzada al mercado en 2009 con una producción de 10.000 botellas.

Aquel vino se elaboró en una pequeña bodega subterránea que hoy es el cementerio en el que se custodian las escasas botellas que se reservan de cada añada, y también será el lugar en el que comencemos nuestra cata, que se prolongará durante la comida, en un idílico patio de la vivienda y concluirá con sorpresa.

Cata de vinos de Finca Río Negro

Finca Río Negro Gewürztraminer 2022 & 2021

Comenzamos por el único blanco que elabora la bodega, un monovarietal de Gewürztraminer del que cataremos dos añadas: la primera, la 2022, se encuentra recién embotellada y aún no está a la venta, mientras que la segunda será el primer vino que degustaremos durante la comida.

Con una maceración pelicular de ocho horas para la mitad de la uva y prensa directa para la otra mitad, fermentación en frío y trabajo de lías de cuatro meses, este viejo conocido de Nos Vamos de Vinos sorprende por su estilo seco, sin una cantidad perceptible de azúcar residual.

Finca Río Negro Gewürztraminer 2022
Finca Río Negro Gewürztraminer 2022

La añada 2022 se muestra tímida, poco expresiva, casi “cabreada” como si la hubiéramos despertado de la siesta, si bien el 2021 muestra un carácter mucho más expresivo.

En cualquier caso, hablamos de unos vinos varietales, con una nariz floral (aunque nunca en exceso), complementada por aromas de fruta de hueso, notas tropicales e incluso, en el más joven, un toque de tapenade. Es un blanco con cuerpo, graso, de correcta acidez, notas anisadas y un fantástico posgusto amargo.

Nos encanta su doble personalidad: enfríalo sin miedo y tendrás un tremendo vino de chateo; te perderás matices, pero disfrutarás como un enano de este extraordinario refresco para adultos. Deja que se atempere y podrás degustar un fantástico vino gastronómico. Tú eliges.

Finca Río Negro Gewürztraminer 2021

992 Finca Rionegro 2020

Este parcelario de media crianza es, probablemente, el vino con mejor relación calidad/precio de Finca Río Negro. Debe su nombre a la altitud de la que proceden las uvas de Tempranillo (65 %), Syrah (20 %) y Merlot (15 %) con las que se elabora. 

Fermenta en depósito de acero inoxidable con control de temperatura y se cría durante siete meses en barricas usadas, de las cuales el 60 % corresponde a roble francés, mientras el 40 % restante es roble americano.

Finca Río Negro 992 2020
Finca Río Negro 992 2020

Se trata de un fantástico vino de calidad para chateo o para un picoteo ligero. Es muy frutal, con aromas a fruta negra y regaliz, una clara estructura tánica suficientemente refinada, trago medio y un gran equilibrio.

Finca Río Negro 2018

Llegamos al vino más emblemático de la bodega; el origen de todo. Se trata de un varietal de Tempranillo (68 %) complementado por Cabernet Sauvignon (12 %), Syrah (12 %) y Merlot (8 %). Tras la fermentación, el vino se cría durante 12 meses en barricas de roble francés (60 %) y americano (40 %), tanto nuevas como de diferentes usos.

Finca Río Negro 2018
Finca Río Negro 2018

Se trata de un vino muy fino, que expresa esa vertiente seria del Tempranillo, con aromas a fruta negra, regaliz y notas de monte bajo. En boca es amable, cremoso, de trago largo y taninos pulidos, con un agradable posgusto láctico.

No hay duda de que es un vino chulo, de esos que no te cansas nunca de beber, con un equilibrio tal que incluso puede jugar en su contra y hacer que nos parezca que estamos ante un vino demasiado técnico. Eso sí; déjanos la botella, danos tiempo, y te garantizamos que volverá vacía.

Cerro del Lobo 2019

Víctor nos explica que Cerro del Lobo comenzó a elaborarse en 2016 porque “nos lo pedía el viñedo”. Se trata de un parcelario cuyo nombre viene dado por la familia de lobos que habita en la zona, un monovarietal de Syrah con 12 meses de crianza en barricas de roble francés de 500 y 225 litros (al 50 %), de las cuales la mitad son nuevas y la mitad son de segundo año.

Finca Río Negro Cerro del Lobo Syrah 2019
Finca Río Negro Cerro del Lobo Syrah 2019

Es un vino de muy buena acidez, con fruta negra, especias, tapenade, una nota ahumada claramente presente y un gran peso en boca sin ser un vino cálido. Nuevamente, el equilibrio es la mayor virtud y, quizás, el peor enemigo de un vino delicioso pero a la vez muy técnico.

Tras catarlo repetidas veces, una nota balsámica acaba destacando y aportándole un plus de personalidad. Desde luego, se trata de un vino para triunfar tanto en la mesa como en la sobremesa.

Finca Río Negro 5.º Año 2017, 2015 & 2012

Finca Río Negro 5.º Año es el vino top de la bodega. Se elabora con Tempranillo de una única parcela (70 %) de baja producción y Cabernet Sauvignon de otra parcela próxima (30 %), en ambos casos con rendimientos de en torno a 4.000 kg/ha. Fermentado en tinos de madera y criado en barricas bordelesas nuevas de roble francés durante 19 meses, se afina al menos 30 meses más en la botella antes de salir de la bodega.

Finca Río Negro 5.º Año 2017
Finca Río Negro 5.º Año 2017

Es un vino intenso y complejo en el que nuevamente la fruta negra lleva la voz cantante, con presencia de ahumados y torrefactos, sin que el carácter pirazínico de la Cabernet tenga apenas peso en la nariz.

En boca es, como hemos apuntado, complejo e intenso, además de balsámico y muy estructurado, con taninos sedosos, buena acidez y una importante presencia de la madera que nos invita a creer que aún ha de mejorar con uno o dos años más de estancia en la botella.

Eso no le impide ofrecer algunos sugerentes aromas terciarios como el champiñón que empiezan a insinuarse y que no hace sino aportar complejidad a este vino de corte bordelés. 

Finca Río Negro 5.º Año cata vertical 2012, 2015 y 2017
Finca Río Negro 5.º Año cata vertical 2012, 2015 y 2017

Durante la comida volveremos a catar el 2017, que es la añada a la venta, junto al 2015 y al 2012, en una interesante cata vertical en la que encontramos el 2015 como el más expresivo, el más redondo, el más complejo e incluso el más intenso, con una clara presencia de aromas terciarios, un trago más fluido y un paso por boca aún más sedoso. Por su parte, 2012 se muestra algo cerrado, incluso con aromas reductivos. Poco a poco, a base de muñeca, va oxigenándose para revelarse como un vino tremendamente amable pero mucho menos expresivo que 2015; más apagado.

Tinto Fragoso 2019

Y, haciendo algo de trampa, dejamos para el final un vino que, en realidad, ha sido el primero que hemos degustado: un monovarietal de Tinto Fragoso. Se trata de una variedad autóctona de Cogolludo recuperada de un viejo majuelo que ha sido analizada y catalogada por el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha (IVICAM) y la Universidad de Castilla-La Mancha e incorporada al registro nacional de variedades de uva para la elaboración de vino.

Finca Río Negro la está recuperando; cuenta con cuatro hectáreas (de las que la mitad ya están en producción), y 2019 fue su primera vendimia, tras la cual se vinificó y pasó un año en barrica nueva de roble francés.

Finca Río Negro Tinto Fragoso 2019

Y ¿qué encontramos en una copa de este monovarietal sin nombre de Tinto Fragoso? Un vino sorprendentemente vertical, muy fresco, rebosante de vida pero con un perfil de fruta negra, violetas, toques de regaliz… En boca es delicioso, con una formidable acidez, una ligereza que separa este vino del resto de elaboraciones de Finca Río Negro, un toque balsámico y un enorme potencial de crecimiento en botella.

Por el momento, no hay planes para comercializar esta pequeña joya, pero su potencial es absolutamente incuestionable y nos hace pensar en el pasado vitivinícola de la zona, prácticamente desaparecido, dejándonos con una sensación agridulce mientras observamos la capa media de un vino que nos habla a la vez de pasado y futuro, de altitud, de cultivo ecológico, de potencial de adaptación al cambio climático pero, sobre todo, nos habla de pasión, de la pasión de la familia Fuentes por el mundo del vino. 

Finca Río Negro corchos
VinoAlcoholProducciónPrecio (75 cl)
Finca Río Negro Gewürztraminer 202213,5 %29.814 botellas de 75 clPróximamente
Finca Río Negro Gewürztraminer 202113,5 %~40.000 botellas de 75 cl14,75 euros
992 Finca Rionegro 202014,7 %11,50 euros
Finca Río Negro 201814,4 %80.000 – 85.000 botellas de 75 cl16,95 euros
Cerro del Lobo 201914,4 %6.437 botellas de 75 cl26,50 euros
Finca Río Negro 5.º Año 201714,6 %14.917 botellas de 75 cl30,50 euros
Finca Río Negro 5.º Año 201514,5 %7.521 botellas de 75 clNo está a la venta
Finca Río Negro 5.º Año 201214 %6.276 botellas de 75 clNo está a la venta
Tinto Fragoso 2019No está a la venta
Otros datos: Finca Río Negro Gewürztraminer 2021: pH: 3,25. Acidez total (tartárico): 5,30 g/l. Azúcar Residual: 1,7 g/l. 992 Finca Rionegro 2020: pH: 3,64. Acidez total (tartárico): 5,10 g/l. Azúcar Residual: 2,1 g/l. Finca Río Negro 2018: pH: 3,64. Acidez total (tartárico): 5,39 g/l. Azúcar Residual: 2 g/l. Cerro del Lobo 2019: pH: 3,49. Acidez total (tartárico): 5,90 g/l. Azúcar Residual: 2,8 g/l. Finca Río Negro 5.º Año 2017: pH: 3,72. Acidez total (tartárico): 5,55 g/l. Azúcar Residual: 2,2 g/l.
Finca Río Negro Sala de barricas
Detalle de una barrica. Nos Vamos de Vinos

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