Cata vertical de Finca La Emperatriz
Finca La Emperatriz Blanco y Tinto son dos emblemáticas etiquetas de Viñedos Hermanos Hernáiz, dos vinos nacidos de una única parcela ubicada en la localidad de Baños de Rioja y certificada como Viñedo Singular. Guiados por Eduardo Hernáiz, hemos catado sus cuatro últimas añadas para entender un poco más la esencia de unos vinos que buscan expresar la singularidad del terruño y de la añada inspirándose en los clásicos Rioja de los años 70.

Se le ve feliz; a pesar de que ha tenido que dejar aparcada la vendimia para hacer una “gira” por Madrid. Eduardo Hernáiz nos cita en el reservado del Bar Bareto para invitarnos a un viaje por el tiempo que nos hará entender un poco más la tierra de su familia, la tierra que, junto a su hermano Víctor, les permite soñar con reinterpretar los grandes vinos de guarda de esa Rioja de los años 70 que, cuando los descorchas en la actualidad, hacen que los astros se alineen; la tierra que un día fue de Eugenia de Montijo, de quien toma su nombre este Viñedo Singular al que vamos a trasladarnos hoy a través de una copa o, en realidad, de ocho.

Hoy vamos a catar cuatro añadas de los dos vinos que se elaboran con las uvas de Finca La Emperatriz, de una de las piezas del puzle que dibuja la imagen de esa Rioja parcelaria que siempre han reflejado nombres como Ygay, Remelluri, Contino, Tondonia y cientos de otras fincas menos conocidas; esa Rioja que dibuja un paisaje concreto, delimitado, detallado, con pinceladas finas que nos invitan a acercarnos al cuadro para disfrutar de todas sus texturas.

Cata vertical de Finca La Emperatriz. Eduardo Hernáiz
Eduardo Hernáiz dirige la cata vertical de sus vinos.

Cata de la añada 2016 de Finca La Emperatriz

Tras poner en contexto su bodega, su finca y su proyecto (del que tienes aquí toda la información), Eduardo Hernáiz nos explica que vamos a catar tres añadas frescas (2016, 2018 y 2019) y una más cálida, más mediterránea (2017). La añada que se encuentra actualmente a la venta es 2018, tanto para el blanco como para el tinto, y al final del invierno será reemplazada por 2019, que cataremos hoy “en avanzada”.

Aunque en el evento disfrutaremos primero de los cuatro blancos y a continuación cataremos los tintos, nuestro relato se ordena cronológicamente, como la propia vida, comenzando por 2016, por una añada fría con abundante lluvia entre enero y abril que dio paso a un verano seco y un mes de septiembre especialmente cálido.

Comenzamos hablando de Finca La Emperatriz Blanco 2016, un monovarietal de Viura que fermenta, a partes iguales, en depósitos de hormigón y barricas, tras lo cual se ensambla y pasa a criarse en barricas de 225 litros de roble francés nuevas (33 %) y de dos o tres usos (67 %) durante 10 meses, los cuatro primeros con sus lías finas, tiempo durante el cual se somete a batonages muy espaciados para no hacer un vino especialmente graso. Ya embotellado, descansará un par de años más en la bodega antes de salir al mercado.

Cuando lo catamos, encontramos un vino deliciosamente evolucionado, muy vivo, con una fantástica acidez y esas sugerentes notas de hidrocarburos que preceden a una boca fina, elegante pero con nervio, con un posgusto que hace imposible no repetir el trago. Es un vino con un interesante potencial gastronómico que puede disfrutarse igualmente sin acompañamiento.

Cata vertical de Finca La Emperatriz

Por su parte, Finca La Emperatriz Tinto 2016 es un coupage de parcela (una vez retirada una buena parte de la Viura, empleada en su hermano blanco) compuesto mayoritariamente de Tempranillo (70 %), complementado con Garnacha (28 %) y completado con un aporte de Viura (2 %). La madurez fenólica del Tempranillo determina la fecha de vendimia de las tres variedades, que fermentan juntas, despalilladas, si bien sólo el 40 % de la uva se encuba estrujada. Después de 20 días de maceración post-fermentativa, el vino se descuba en barricas en las que hará la maloláctica antes de pasar a criarse, ya ensamblado, durante 18 meses en barricas de roble francés de primer uso (60 %) y roble americano de segundo uso (40 %). Finalmente, el vino permanecerá al menos año y medio en el botellero de la propia bodega.

Cuando lo catamos, encontramos un delicioso y evolucionado vino con aromas a fruta roja y negra complementados por aromas terciarios como el champiñón. En boca es un vino muy vivo, de taninos pulidos que le dotan de una gran elegancia. No hay una intensidad abrumadora, ya que todo se encuentra muy amalgamado. Sí hay equilibrio y un posgusto amable que, al igual que en el blanco, te invita a repetir el trago una y otra vez. 

Cata de la añada 2017 de Finca La Emperatriz

No hemos preguntado a Eduardo Hernáiz si juega al póquer. En caso afirmativo, no creemos que sea tan bueno con las cartas como haciendo vinos. Cuando habla de la añada 2017, “la añada de la helada”, casi se disculpa. Brotaciones tardías tras la helada, mucha insolación, escasas precipitaciones, defoliaciones y una maduración irregular no son los ingredientes que un viticultor desea combinar en su receta, pero la cosa no es, ni mucho menos, tan mala como nos la pintan.

Para ser sinceros, ya habíamos catado la añada 2017 de estos dos vinos en un par de ocasiones (en este enlace y en este otro) y, si bien el blanco no había acabado de convencernos, el tinto sí, pero, no adelantemos acontecimientos.

Cata vertical de Finca La Emperatriz

Finca La Emperatriz Blanco 2017 se elaboró igual que la anterior añada salvo por la crianza, con sólo ocho meses de barrica. Lo más curioso es que, a pesar de ello, es el vino más maderizado de toda la cata y, de hecho, nos recuerda sutilmente a un Chardonnay fermentado en barrica.

Curiosamente, cuando lo probamos hace más de un año no encontramos ni rastro de madera, pero tampoco nada de expresividad. El tiempo en la botella le ha sentado bien y, aunque se trata del verso suelto de esta soberbia selección de vinos, no nos disgustaría si nos lo sirvieran en una cata a ciegas. Es, simplemente, un vino diferente, algo más cálido, más maderizado, con aromas a fruta más madura (melocotón en lugar de los cítricos) pero con acidez más que suficiente para mostrarse vivo y para prometer una mejora muy interesante si tenemos paciencia y dejamos que crezca en la botella otros dos o tres años.

En Finca La Emperatriz Tinto 2017 hubo más Tempranillo (76 %), menos Garnacha (22 %) y la misma cantidad de Viura (2 %) que en 2016, sin diferencias en la elaboración. Cuando lo catamos, encontramos un vino con fruta más madura, toques de cacao y una boca balsámica, más astringente, con un marcado final lácteo. Es también el vino que presenta menos equilibrio, con una entrada un tanto puntiaguda que nos hace pensar que, en el  fondo, esa añada cálida ha conseguido darle una marcada personalidad.

Cata de la añada 2018 de Finca La Emperatriz

Aunque 2018 fue una añada fresca, no fue un año fácil, con algo de granizo en julio y en septiembre y una gran humedad que coincidió con el paso al cultivo ecológico de este viñedo.

Cata vertical de Finca La Emperatriz

Tampoco es la primera vez que catamos Finca La Emperatriz Blanco 2018, puesto que tuvimos la ocasión de probarlo hace escasos meses durante nuestra visita a la bodega. Su elaboración es similar a la de otras añadas, con nueve meses de crianza en barrica y ocho meses en el caso de la parte que hace su crianza en hormigón.

Nuevamente estamos ante un vino con aromas cítricos y a fruta de hueso, florales y matices herbales y anisados. Quizás sea el menos expresivo en nariz y, aunque parezca un contrasentido, también el más floral. En boca, sin embargo, es menos sutil. Nos recibe con una vibrante acidez que da paso a un trago de textura perfecta, ni graso ni ligero, algo que es constante en todas las añadas. También nos llama la atención su buena longitud y el hecho de que, cuanto más lo probamos, más nos seduce.

Por su parte Finca La Emperatriz Tinto 2018 (con un 76 % de Tempranillo, un 20 % de Garnacha y un 4 % de Viura) nos sorprende con una moderada nota reductiva que desaparece casi de inmediato. Su perfil es de fruta más roja, y también hay mayor presencia de la madera, con aromas marcados a tabaco y a humo. En boca detectamos mayor acidez, taninos domados y un posgusto láctico.

Algo contrariado, Eduardo decide descorchar una nueva botella que finalmente nos parece un vino diferente, mucho más amable, más armonioso, con un perfil más cercano al de la fruta negra, sutiles notas especiadas, monte bajo y un paso por boca más sedoso, que ahora sí que nos recuerda a una versión más joven de esos Riojas clásicos que nos enamoran. 

Cata de la añada 2019 de Finca La Emperatriz

Acabamos la cata con primicia, con la añada que se pondrá a la venta a principios de 2024. Se trata de una añada nuevamente fresca, con algo de granizo durante el mes de agosto, un verano seco y baja producción, lo que dio lugar a fruta concentrada de buena calidad.

Finca La Emperatriz Blanco 2019 se muestra exuberante, más frutal, más herbal; a prueba de escépticos, de quienes consideran la Viura una variedad poco expresiva. Es un vino al que le encontramos un potencial tremendo, imaginando todos esos aromas terpénicos ya evolucionados dentro de unos años…

Cata vertical de Finca La Emperatriz

Por su parte, Finca La Emperatriz Tinto 2019, en cuyo coupage hay un 71 % de Tempranillo, un 25 % de Garnacha y un 4 % de Viura, nos muestra ese perfil tan riojano de la Tempranillo con fruta roja y negra en la nariz, toques de violeta y muy sutiles notas especiadas. En boca nos sorprende su equilibrio, sus taninos suaves y su buena acidez.

Es un vino en el que encontramos un potencial enorme, un “bebé reserva” que disfrutarás si lo bebes ahora pero que gozarás si te olvidas de él tanto tiempo como sea posible; un vino que nos lleva a una versión actualizada de esa Rioja clásica, parcelaria, que siempre han reflejado nombres como Ygay, Remelluri, Contino, Tondonia y cientos de otras viñas menos conocidas; esa Rioja que dibuja un paisaje concreto, delimitado, detallado, con pinceladas finas que nos invitan a acercarnos al cuadro para disfrutar de todas sus texturas.

Cata vertical de Finca La Emperatriz
VinoAlcoholProducciónPrecio (75 cl)
Finca La Emperatriz Tinto 201614,5 %632 botellas de 37,5 cl
41.876 botellas de 75 cl
660 botellas de 1,5 l
34 botellas de 3 l
6 botellas de 6 l
4 botellas de 12 l
2 botellas de 27 l
Finca La Emperatriz Tinto 201714,6 %600 botellas de 37,5 cl
37.950 botellas de 75 cl
650 botellas de 1,5 l
34 botellas de 3 l
6 botellas de 6 l
4 botellas de 12 l
4 botellas de 18 l
2 botellas de 27 l
Finca La Emperatriz Tinto 201814,5 %95 botellas de 37,5 cl
35.209 botellas de 75 cl
500 botellas de 1,5 l
40 botellas de 3 l
12 botellas de 6 l
6 botellas de 12 l
2 botellas de 18 l
2 botellas de 27 l
35 euros
Finca La Emperatriz Tinto 201914,5 %~40.000 botellas de 75 clPróximamente
Finca La Emperatriz Blanco 201613,5 %300 botellas de 37,5 cl
16.756 botellas de 75 cl
360 botellas de 1,5 l
18 botellas de 3 l
4 botellas de 6 l
3 botellas de 12 l
2 botellas de 27 l
Finca La Emperatriz Blanco 201713,5 %300 botellas de 37,5 cl
16.896 botellas de 75 cl
360 botellas de 1,5 l
18 botellas de 3 l
4 botellas de 6 l
3 botellas de 12 l
2 botellas de 18 l
1 botellas de 27 l
Finca La Emperatriz Blanco 201813,9 %14.011 botellas de 75 cl
282 botellas de 1,5 l
5 botellas de 3 l
2 botellas de 6 l
1 botella de 12 l
1 botella de 18 l
35 euros
Finca La Emperatriz Blanco 201913,5 %~15.000 botellas de 75 clPróximamente

Otros datos: Finca La Emperatriz Tinto 2016: pH: 3,52. Acidez total: 5,5 g/l. Acidez volátil: 0,53 g/l. Finca La Emperatriz Tinto 2017: pH: 3,70. Acidez total: 5,4 g/l. Acidez volátil: 0,56 g/l. Finca La Emperatriz Tinto 2018: pH: 3,70. Acidez total: 5,5 g/l. Acidez volátil: 0,56 g/l. Finca La Emperatriz Blanco 2016: pH: 3,20. Acidez total: 5,5 g/l. Acidez volátil: 0,37 g/l. Finca La Emperatriz Blanco 2017: pH: 3,28. Acidez total: 5,5 g/l. Acidez volátil: 0,37 g/l. Finca La Emperatriz Blanco 2018: pH: 3,32. Acidez total: 5,6 g/l. Acidez volátil: 0,42 g/l.

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