Llegamos a la estación Requena-Utiel tras un viaje relámpago en Ave desde Madrid. Cuando la puerta se abre, enseguida nos rodea una banda sonora diferente, un olor diferente, una luz diferente, aun a pesar de encontrarnos en uno de esos días vacilantes que no parecen nunca decidir si quieren ser lluviosos o permitir al sol romper las nubes. A tan solo hora y media de Madrid, las tímidas chicharras, los pinos y el sol titubeante pintan un lienzo de aires mediterráneos que se vuelve aún más expresivo cuando comenzamos a pasear por el viñedo viejo de Luis Corbí Coloma, por el viñedo de la Finca Cor Ví.
Finca Cor Ví: la última bodega de Valencia hacia Albacete
A apenas media hora en coche desde la estación del Ave se encuentra Finca Cor Ví, dentro del Parque Natural de las Hoces del Cabriel; una finca de 77 hectáreas de las que 22 son de viñedo, de un viñedo en el que predomina la Bobal, la uva reina de la D. O. Utiel-Requena que en esta finca cuenta con cepas de 1975.

–El 80 % del viñedo es Bobal. La mitad de las cepas son nuevas, mientras que la otra mitad tiene una edad mínima de 25 años y una media de 55 –nos comenta Yosu López de Ocariz, enólogo de la bodega valenciana, quien nos acompaña durante la visita.
En los cuatro años que la finca lleva en manos de Luis Corbí, se ha hecho un esfuerzo enorme por recuperar su viñedo, muy deteriorado, practicar un cultivo ecológico y buscar la autosostenibilidad instalando paneles solares y haciendo un estudio de permacultura para conducir el agua a balsas naturales y subir el nivel freático.

Todo esto nos lo cuentan Yosu, el propio Luis Corbí, y su hija Reyes, quien, consciente del potencial de la finca, ha decidido aprovechar su formación y experiencia como publicista para explotar todas las posibilidades de esta masía rodeada de montes y barrancos en plena reserva de la biosfera, un lugar ideal no solamente para hacer buenos vinos, sino para inmortalizar buenos momentos en eventos de todo tipo.
Mientras paseamos con Yosu, Luis y Reyes, nos detenemos en algunas parcelas. La primera que vemos, a escasos metros al sur de la masía, es un viñedo viejo de Garnacha con el que se elabora un vino rosado destinado a Holanda. A continuación llegaremos a El Valle, la parcela que produce la Bobal de mejor calidad, una ladera de orientación norte con 100 metros de desnivel hacia el río Cabriel, donde las cepas en espaldera se están reconduciendo a los tradicionales vasos; justo lo contrario de lo que observamos con frecuencia en las numerosas viñas viejas que podemos ver por el camino desde la estación.

Durante nuestro recorrido por la parcela, Yosu nos cuenta que hay 12 sensores de temperatura y humedad repartidos por la viña para decidir cómo y cuándo retirar la cubierta vegetal, desbrozarla y hacer mulching con ella.
El paseo continúa por La Madroñera, una parcela en la que las cepas conviven con algún madroño. “Aquí antes había Moscatel” –nos comentan nuestros anfitriones–, “pero fue reinjertado con Verdil”.
Y es precisamente esta uva blanca autóctona la protagonista de la siguiente viña, una uva que puede dar mucho que hablar en el futuro de esta región y que por ahora se está haciendo un hueco en esta finca de variedades surtidas que vamos recorriendo mientras sus responsables continúan contándonos los proyectos en marcha.
Uno de los más interesantes es un estudio que busca los mejores clones de Bobal contra la marchitez fisiológica, un problema que se produce en determinadas condiciones climáticas y que afecta especialmente a esta variedad en la época que media entre la floración y el cuajado de las uvas. En el mercado hay solamente tres clones de Bobal, y el estudio está analizando el comportamiento de seis nuevos clones que ellos han plantado en la finca.
Por el camino observamos también una parcela con riego por goteo, y sus responsables nos explican que lo utilizan ocasionalmente para la Garnacha y la Chardonnay, que, a diferencia de la Bobal (que cultivan exclusivamente en secano), sufren mucho la ausencia de humedad.
En la finca encontramos también cepas viejas de Macabeo, complementadas con una nueva plantación de Xarello, anticipo de un futuro rebosante de burbujas.
Maloco y la bodega de Finca Cor Ví
El paseo termina en un pequeño edificio próximo a la masía que alberga la bodega, una nave compacta en la que solamente se elaboran los tintos. Toda la uva (unos 75.000 kilos) se vendimia a mano, en cajas, se despalilla (sin estrujar), y la fermentación se lleva a cabo en depósitos de acero inoxidable y tinos de madera.

Tras haber abierto boca durante el paseo con el blanco Versat 2021, en la bodega cataremos Maloco 2020, mucho más frutal, más redondo, complejo y refinado que la primera añada, cuya cata se encuentra en este enlace. En realidad, ya habíamos probado hace unos meses este Maloco ‘20 en el Salón de las Estrellas de Peñín, y habíamos podido comprobar el buen salto adelante dado por este vino, que ahora muestra un tanino presente pero no molesto, un carácter mineral y terroso, fruta negra y toffe, tostados, notas de tabaco, balsámicos, azúcar quemado y un sutil recuerdo a almendras garrapiñadas.
Para elaborar el que hasta ahora es el único tinto de la bodega, las uvas de Bobal se someten a una maceración de entre cinco y seis días para pasar a criarse, tras la fermentación, durante cuatro meses en barricas roble francés de segundo uso seguidos de dos meses más en huevos de arcilla. Tras ser clarificado con patatina (proteína de patata) para hacerlo apto para veganos, Maloco se embotella con corcho natural y descansa unos meses en jaulones.
Clos Cor Ví: el origen de Bodegas Luis Corbí Coloma
Pero aunque hoy estamos en Requena, conviene recordar que ésta es solamente la segunda bodega. El origen de todo son cinco hectáreas de un viñedo de Riesling, Viognier y Verdil ubicado en Mogente, igualmente en Valencia pero en un terruño diferente, a más de una hora y media de la Finca Cor Ví. Luis nos explica:
–A mí me gustan mucho los vinos blancos de Alsacia y Condrieu, así que decidí plantar Riesling y Viognier para elaborar vinos con esas uvas. La Riesling se adaptó muy bien desde el primer momento, pero con la Viognier ha costado mucho, y creemos que aún puede dar más de sí –nos comenta.

Luis es directo cuando te habla, siempre sereno, sin levantar la voz, sin necesidad de enfatizar. Responde rápido, se interesa por las opiniones de quienes le rodean, y tiene una visión muy amplia del mundo, del mercado… de todo aquello que rodea al vino. Con los pies en la tierra, moderado, sin alardear ni presumir, lejos de la imagen de esos empresarios que entienden la bodega como un signo de estatus, Luis se muestra discreto, y a lo largo del día cede la palabra repetidamente tanto a su hija Reyes como a Yosu, huyendo reiteradamente del protagonismo. Y a pesar de esa muestra constante de mesura, cuando le preguntamos por su favorito, no lo duda:
–Cimera. Intuíamos que el coupage de Viognier y Riesling iba a funcionar. Probamos diferentes proporciones –pone una mueca un tanto contrariada– hasta que un año decidimos seleccionar únicamente las mejores uvas de las dos variedades y ensamblarlas al 50 por ciento. Y oye, tú, ahí surgió la magia.
A pesar de que la Verdil es una uva autóctona, ha sido una apuesta difícil para la Finca Cor Ví, ya que les ha costado sacarla adelante y que se adaptara al terreno.
A lo largo del día vamos catando todas las elaboraciones, desde ese Versat 2021 monovarietal de uva Verdil, mediterráneo, fresco, muy amable, con recuerdos de hinojo, fruta blanca, cítrica, buena intensidad y un final amargo… hasta el Corsalvatge (su hermano mayor), pasando por los monovarietales de Viognier y Riesling.

En la conversación se van colando planes de futuro como la colaboración de Pepe Hidalgo para los vinos altos de la futura gama de la Finca Cor Ví y, tras ser agasajados con un arroz al horno (de leña, por supuesto), cerramos la jornada con burbujas, catando un proyecto de espumoso, un método tradicional de Viognier degollado en el acto por Yosu; un vino tremendamente fácil, crujiente, un poco falto de esos aromas a panadería que nos gusta encontrar en estas elaboraciones, con la burbuja aún por refinar, pero rebosante de energía, de frescor, de potencial, de luz; Mediterráneo puro en una copa que catamos, casi sin darnos cuenta, acompañados de una banda sonora diferente, de un olor diferente, de una luz diferente, aun a pesar de encontrarnos en uno de esos días vacilantes que no parecen nunca decidir si quieren ser lluviosos o permitir al sol romper las nubes.

Vinos de Bodegas Luis Corbí Coloma catados durante la jornada
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Versat 2021 | 12,5 % | – | 8,20 euros |
Maloco 2020 | 14,5 % | – | 8,90 euros |
Clos Cor Ví Riesling 2020 | 13,5 % | – | 14,00 euros |
Clos Cor Ví Viognier 2020 | 13,0 % | – | 14, 00 euros |
Cimera 2020 | 13,0 % | – | 21,50 euros |
Corsalvatge 2020 | 12,5 % | – | 10,80 euros |
Clos Cor Ví y Finca Cor Ví elaboran, en conjunto, 70.000 botellas, que llegarán a 100.000 el próximo año, y a 150.000 más adelante gracias a las nuevas plantaciones. Para sus responsables, ese es el techo de producción al que quieren llegar.