Enate. Sala de arte de la bodega

Todo empezó hace algo más de 30 años con El Racimo o “el monigote”, como conocen cariñosamente en Aragón al original de Antonio Saura reproducido desde 1992 en todas las botellas de ENATE Chardonnay Fermentado en Barrica, de ese vino untuoso, largo y adictivo en el que los tostados dialogan con la fruta.

Desde entonces, cada referencia de esta bodega del Somontano marida con una obra de arte contemporáneo que forma parte de la colección ENATE, de una colección que sobrepasa ya las 400 referencias y que se exhibe en una galería creada a tal fin en la propia bodega, en la localidad de Salas Bajas, al norte de Barbastro.

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Colección de botellas históricas en la bodega ENATE.

Además de Saura, la colección cuenta con originales de Antoni Tàpies, Eduardo Chillida, Rafael Canogar, José Manuel Broto, Frederic Amat, Víctor Mira o Erwin Bechtold, entre otros muchos artistas; obras cuyas reproducciones pueden ser contempladas en las etiquetas de los vinos elaborados entre las paredes del mismo edificio en el que descansa esta asombrosa colección de arte.

Las obras de arte de ENATE “se escapan” de la bodega

Según nos acercamos a la bodega, nada nos invita a sospechar lo que nos espera en su interior. El paisaje es el protagonista, y el edificio casi se camufla en el entorno. Diseñado en dos fases por el arquitecto madrileño Jesús Manzanares, el “cascarón” de ENATE no compite con la naturaleza ni, por supuesto, con las obras de arte que atesora y que incluso salen del edificio para integrarse en la propia viña, como El Bosque de Hierro, del artista oscense Vicente García Plana, cuyas sugerentes vigas retorcidas parecen “crecer” junto al viñedo desde las entrañas de la propia tierra.

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La obra El Bosque de Hierro se encuentra junto al viñedo Las Valles, a pocos metros de la bodega.

El edificio combina la funcionalidad de su moderna nave de elaboración con la espectacularidad de su simétrica sala de barricas, reservándose siempre un discreto toque teatral que se materializa una y otra vez en pasarelas, pasillos, tragaluces, túneles y rincones repletos de sorpresas; sorpresas entre las que destaca La Vida del Vino, la obra con la que nuevamente García Plana nos atrapa mientras intentamos descifrar los secretos de la elaboración del vino y la relación del vino con el arte, los secretos que parecen haber sido atrapados, asimismo, en más de un centenar de marcos rojos que ponen orden a este aparente caos.

Pero, sin duda, el espacio que rompe los esquemas de cualquier visitante es la pinacoteca, una sala en forma de ‘T’ en la que se expone medio centenar de originales de una fabulosa colección de arte contemporáneo que plantea un paralelismo tan obvio como primitivo: arte y vino, vino y arte, la precisión casi matemática del enólogo frente a la imprevisible creatividad del artista, capaces ambos de lograr un objetivo idéntico por caminos distintos: atraparnos y lograr excitar nuestros sentidos.

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Detalle de la obra La Vida del Vino, en la bodega ENATE.

La pinacoteca “viajera” de ENATE

Cuando visitamos la pinacoteca nos asalta una cierta sensación de familiaridad al reconocer en las paredes las obras que han inspirado las etiquetas de algunos de los vinos de ENATE que ya hemos disfrutado con anterioridad; vinos sin los cuales, muy probablemente, no habríamos llegado a este lugar.

Y es que todas las etiquetas de ENATE representan obras de la colección de la bodega, obras que se han expuesto también en el Museo Thyssen de Madrid, en el Instituto Valenciano de Arte Moderno, en la Fundación Rodríguez Acosta de Granada o en el Museo Pablo Serrano de Zaragoza.

Pero, más allá del lugar en el que han sido expuestos los originales, sus reproducciones en las etiquetas de las botellas llevan tres décadas viajando por el mundo, mostrando la obra de decenas de artistas contemporáneos en millones de mesas de hogares y de restaurantes en Inglaterra, Japón, Países Bajos, Francia, Alemania, Suiza, México, Taiwán o Kazajistán, entre más de cuarenta países.

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En las paredes de la pinacoteca de la bodega ENATE se exhiben los originales reproducidos en las etiquetas de las botellas.

El compromiso de ENATE con el arte y con los artistas

Pero, además de apostar por artistas consagrados, en 1997 se crea el Premio de Arte Bodega ENATE, que cada dos años apoya a artistas emergentes como Eva Armisén, Patricia Albajar, Mapi Rivera, Andrés Begué, Ángel Masip, Alfonso Ascunce, Gema Rupérez, Viviana Guasch, Charo Carrera y Jorge Fin, quienes han aportado también sus obras a la colección ENATE.

Por otra parte, la bodega impulsa iniciativas que fomentan el arte, como A3RTE, la primera “aceleradora de arte” de Aragón, un proyecto que ayuda a los artistas emergentes de la región a contar con las herramientas necesarias para lograr sus objetivos de crecimiento en el mundo del arte. 

No hay que olvidar otras iniciativas como el Premio “ENATE & Estampa. Arte compartido”. En 2021 y 2022, ENATE ha destinado 10.000 euros a adquirir obras a una de las galerías participantes, poniendo en valor el trabajo de un artista profesional del territorio nacional. En 2021, Rafa Forteza (hoy etiqueta de ENATE TS, último lanzamiento de la bodega exclusivo para hostelería) se ha unido a la lista de artistas con obras en la colección ENATE, mientras que en 2022, Javier Garcerá ha sido el elegido.

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La sala de barricas de la bodega ENATE no está exenta de cierto carácter escénico.

ENATE: Una colección abierta al público

Dicho todo esto, lo mejor de todo es que hablamos de una colección de arte viva, abierta al público, que puede disfrutarse como parte de la propuesta enoturística de ENATE, ya que la bodega ofrece diferentes experiencias que puedes reservar a través de este enlace.

La experiencia El Arte del Vino te ofrece un recorrido guiado por la bodega, en el que, por supuesto, conocerás su sala de arte; un recorrido que está además acompañado de la cata de tres vinos. Cuesta 15 euros y es una manera fantástica de disfrutar simultáneamente del arte y del vino.

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Sala de arte de la bodega ENATE.

No obstante, nosotros te recomendamos que reserves la actividad El Bosque de Hierro, que añade a lo anterior una cata en la escultura ubicada junto al viñedo que se encuentra frente a la bodega, así como la degustación de un plato de jamón ibérico. Esta experiencia cuesta 20 euros.

Y si lo que quieres es hacer enoturismo “a tu aire”, la bodega te ofrece también disfrutar de su wine bar, con una nueva terraza acristalada que ofrece vistas al viñedo Las Valles y El Bosque de Hierro. Allí podrás disfrutar de todas las referencias de ENATE mientras disfrutas de una selección de ibéricos, ahumados y conservas gourmet.

Puedes también disfrutar de la visita a la bodega y la sala de arte en formato exprés antes de deleitarte con una barbacoa de productos kilómetro cero, o también puedes sumar a la visita normal una comida tradicional con alubias estofadas y ternasco de Aragón mientras disfrutas de los vinos ENATE Rosado y/o ENATE Reserva y, por supuesto, mientras observas las obras de Víctor Mira y José Manuel Broto que lucen, respectivamente, sus inconfundibles etiquetas.

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