Cristina Calvache Cabernet 2018

Cuando hablamos con ella hace unos meses, Cristina nos sugirió que, antes de catar su Cabernet, lo decantáramos. Y como nadie conoce su vino mejor que su enólogo, le hicimos caso… a nuestra manera. Así que sacamos la botella de la cava con mucho tiempo por delante, hicimos las fotos de rigor, lo descorchamos, lo servimos en una copa Rovini Grande, hicimos más fotos, y lo catamos por primera vez. Como era de esperar, se intuía un potencial enorme, pero le hacía falta respirar para expresarlo todo. A partir de entonces, fuimos probándolo nuevamente cada media hora, y poco a poco fuimos descubriendo la verdadera alma de este vino.
Cristina Calvache Cabernet 2018 es un monovarietal de Cabernet Sauvignon procedente de viñedos del paraje Alcozayar, en la sierra de Gádor (Almería), conducidos en espaldera sobre suelos calizos, con esquistos rojos y cuarcitas, a una altitud superior a los 1.000 metros. La fermentación se lleva a cabo en depósitos de acero inoxidable, a una temperatura de entre 28 y 30 grados, con una maceración de 10 días, tras la cual se realiza la conversión maloláctica. Posteriormente, el vino hace una crianza de 12 meses en barricas de roble francés de tostado medio y al menos 12 meses más de reposo en botella, a una temperatura constante de 16 ºC, antes de salir al mercado.

En la copa muestra un color rojo picota, con una capa brillante y el halo violáceo. En su nariz encontramos pimiento verde, fruta negra, violetas… y en un segundo plano aparecen los aromas de la crianza en sugerente forma de caramelo. Cuando se encuentra plenamente abierto, en la boca es un vino fresco con un toque rústico, muy buena acidez, un tanino presente pero domado y una nota láctea en un trago frutal con un fondo terroso. Es un vino de buena intensidad que, cuando se atempera, saca a relucir su grado alcohólico, sin que esa sensación llegue a ser nunca la protagonista.
No es quizá tan perfecto ni tan equilibrado como la deliciosa Jaén Blanca de la misma bodega, pero tampoco creemos que pretenda serlo, porque lo que sí es es un vino genuinamente varietal y un fiel reflejo de la zona.

When we talked to her a few months ago, Cristina suggested that, before tasting her Cabernet, we decant it. And since no one knows her wine better than its winemaker, we listened to her… in our own way. So we took the bottle out of our cellar with plenty of time ahead of us, we took the mandatory pictures, we uncorked it, we served it in a Rovini Grande glass, we took more pictures, and we tasted it for the first time. As expected, there was a sense of enormous potential, but it needed to breathe to express it all. From then on, we tasted it again every half hour, and little by little we discovered the true soul of this wine.
Cristina Calvache Cabernet 2018 is a Cabernet Sauvignon single-varietal from vineyards in the Alcozayar site, in the Sierra de Gádor (Almería), trained on trellises on limestone soils, with red schists and quartzite, at an altitude of over 1,000 metres. Fermentation takes place in stainless steel tanks, at a temperature of between 28 and 30 degrees, with a maceration of 10 days, after which the malolactic conversion takes place. Subsequently, the wine is aged for 12 months in medium-toasted French oak barrels and at least 12 more months in the bottle, at a constant temperature of 16ºC, before going on the market.
In the glass it shows a cherry red colour, with a bright layer and a violet rim. On the nose we find green pepper, black fruit, violets… and in the background the aromas of the aging appear in the suggestive form of caramel. When it’s fully open, in the palate it’s a fresh wine with a rustic touch, very good acidity, present but tamed tannins and a dairy note in a fruity sip with an earthy background. It’s a wine with good intensity that, when tempered, brings out its alcoholic strength, without that sensation ever becoming the protagonist.
Perhaps it isn’t as perfect or as balanced as the delicious Jaén Blanca from the same winery, but we don’t believe that it pretends to be either, because what it’s is a genuinely varietal wine and a faithful reflection of the area.