“Los territorios al límite siempre han dado buenos vinos.” Así es como Ramiro García Arnaiz, presidente de la D. O. Arlanza, empieza a contarnos por qué debemos prestar atención a esta pequeña región vitivinícola, que no se constituyó como denominación de origen hasta el año 2007. Pero he de reconocer que mi atención ya la tenían desde que le di el primer sorbo al vino rosado con el que nos recibieron nuestros anfitriones al llegar a La Fonda de la Confianza, el restaurante madrileño donde iba a tener lugar la cata de una selección de sus vinos más representativos.
Aperitivo y vino rosado
Vientos del Pueblo 2021 es el rosado en cuestión, elaborado por Bodegas Septien, una pequeña bodega situada en Puentedura, a 25 kilómetros de Santo Domingo de Silos. Se trata de un coupage de uvas tintas –Tempranillo, Mencía y Garnacha (70 %)– y blancas –Albillo y Viura (30%)–, procedentes de dos viñedos de más de 70 años situados a 900 metros de altitud. Tras una vendimia manual, las uvas fermentan con levaduras autóctonas en acero inoxidable, y el vino tiene una crianza de cinco meses sobre sus lías.
Estamos ante un rosado con una nariz en la que manda la fruta roja, pero también encontramos violetas y monte bajo. Su boca es golosa pero a la vez estructurada, con un buen volumen y mucha longitud; un rosado diferente, con personalidad, que te invita a llevarte la copa a la boca una y otra vez para intentar desentrañar todos sus secretos.
Ramiro nos cuenta que Arlanza es un territorio al límite ya que la altitud media son 850 metros, pero se pueden encontrar viñedos en la zona a 1.250 metros. Es, además, una zona con un intervalo térmico de más de 20 grados en todas las estaciones del año, por lo que la uva se concentra, se protege, desarrolla una piel muy dura y es alta en taninos y antocianos, lo que la hace ideal para hacer vinos de guarda.
Entrantes con vino blanco y tinto joven
Tras el aperitivo, hace su aparición el único vino blanco que cataremos: Colina Triste 2020. Se trata de un coupage de uvas procedentes de viñas en altitud –Viura, Malvasía Castellana y Chasselas– y de viñas más bajas –Albillo y Rojal–. El mosto fermenta parte en barrica y parte en depósitos de acero inoxidable, siempre con levaduras autóctonas.
Se trata de un vino en cuya nariz manda la fruta blanca, acompañada de flores, monte bajo y notas minerales, mientras que en boca es un vino con buena acidez, estructurado y con un posgusto amargo; un vino honesto que evoluciona en la copa, a la que volvemos durante toda la comida.
Y mientras seguimos aprendiendo cosas sobre esta denominación de origen, donde la mayoría del viñedo es viejo y el 95 % de él trabajado en ecológico, hace su aparición el primer tinto: Barbudo 2020. Estamos ante un monovarietal de Tempranillo que fermenta en pequeños foudres donde no se llevan a cabo remontados, sino que se realizan bazuqueos. El vino tiene una crianza de tres meses y medio en barricas de roble francés de segundo uso. Se trata de un vino muy frutal, en el que la madera apenas se nota y el tanino está presente pero no es nada molesto.
Principales y los tintos con crianza
Para acompañar un magnífico arroz a banda de sepia y calamar, tomaremos Picofino 2018, un vino que, al igual que el anterior, forma parte de la serie Radikal Wines, de la bodega Palacio de Lerma. Esta colección de vinos tiene como objetivo mostrar el terruño y dejar la madera en un segundo plano. El nombre Picofino es una alegoría al sentido común; hace referencia a esos pájaros que siempre se comen las uvas en su momento óptimo de maduración.
Estamos hablando de un monovarietal de Tempranillo procedente de viñas plantadas a 850 metros de altitud, que tiene una crianza de 26 meses en barricas de roble francés usadas. Es un vino con una nariz frutal, acompañada de notas de monte bajo y especias, con la madera en un segundo plano. Su boca es elegante, compleja, estructurada, con muy buena acidez y un tanino sedoso. Pero la mejor definición es que se trata de uno de esos vinos que siempre quieres tener en tu bodega.
Gran Lerma 2016 es probablemente el vino más clásico de los que tomaremos hoy, el vino más clásico en cuanto a sensaciones, porque la fermentación de este monovarietal de Tempranillo se lleva a cabo en pequeños depósitos con todo el raspón. La conversión maloláctica tiene lugar en barricas de roble francés, donde el vino tiene una crianza de 24 meses. La fruta negra madura es la protagonista en nariz, una nariz en la que también aparecen notas de monte bajo, especiadas y tostados. Por su parte, la boca es frutal, con notas balsámicas y un tanino pulido.
Casi al mismo tiempo llega a nuestras copas Castillo de Ura 2014, otro monovarietal de Tempranillo, esta vez etiquetado como Crianza, aunque su estancia en barricas de roble francés y americano es de 14 meses. Ocho años después de su vendimia, se encuentra en plena forma, con una nariz potente en la que manda la fruta madura, acompañada de cacao y vainilla. Castillo de Ura acompaña perfectamente a la carne sin robarle protagonismo.
Postre y coupage tinto de guarda
El vino con el que terminamos esta presentación de la D. O. Arlanza, de unos vinos que, como nos recuerdan nuestros anfitriones, proceden de viñedos recónditos, es Buezo Varietales 2005. Se trata de un coupage de Tempranillo (50 %), Cabernet Sauvignon (25 %) y Merlot (25 %), en el que cada variedad se elabora por separado en depósitos troncocónicos de acero inoxidable.
Se trata de un vino complejo, en cuya nariz en un primer momento manda la fruta y que evoluciona mucho en copa con la aparición de notas licorosas, cuero, especias, balsámicos… En boca es un vino elegante y muy fino, que conserva acidez y tiene un tanino sedoso que invita a beber y a conservar la copa de vino durante toda la sobremesa.
Y así, con este magnífico compañero de tertulia, termina esta muestra de vinos representativa de la denominación de origen Arlanza, de un territorio al límite con mucho que ofrecer.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Vientos del Pueblo 2021 | 14 % | 603 botellas de 75 cl | 21 euros |
Colina Triste 2020 | 13,5 % | – | 10,30 euros |
Barbudo 2020 | 13,6 % | – | 19 euros |
Picofino 2018 | – | – | 29 euros |
Gran Lerma 2016 | 14,5 % | – | ~22 euros |
Castillo de Ura 2014 | 12,5 % | – | 8,9 euros |
Buezo Varietales 2005 | 14 % | 30.000 botellas de 75 cl | ~19 euros |