No es la primera vez que escribimos sobre la denominación de origen Arlanza, y estamos seguros de que no será la última, ya que esta pequeña D. O. nacida en 2007 y formada por 27 bodegas lo tiene todo para elaborar grandes vinos. La mayor parte de su viñedo es viejo, se cultiva en secano y se vendimia de forma manual, y por su ubicación, el cambio climático está siendo más benévolo con esta pequeña región que con otras, ya que los viñedos están situados a una altitud media de 800 metros, y una buena proporción de ellos se encuentra incluso por encima de los mil metros.
La variedad reina allí es la Tempranillo, una uva que no vamos a descubrir a nadie y con la que se puede elaborar grandes vinos de guarda. Pero, además de con sus tintos, Arlanza promete darnos grandes alegrías con sus blancos, y rosados.
D. O. Arlanza: A caballo entre Palencia y Burgos
Estamos ante una denominación de origen con 450 hectáreas de viñedo en vaso repartido entre las provincias de Burgos y Palencia siguiendo el curso del río Arlanza, unos viñedos escondidos entre cerezos y campos de cereal, que lejos de la carretera maduran lentamente al ritmo de un clima extremo con un gran contraste térmico entre el día y la noche.
Ramiro García Arnaiz, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Arlanza, es nuestro anfitrión en esta jornada de puertas abiertas organizada en Madrid, y es quien nos presenta esta D. O. reivindicando que “es el momento de los pequeños, es el momento de los alternativos”.
La presentación comienza con una cata de ocho vinos de diferentes bodegas cuyos responsables nos explicarán la elaboración y la intención que hay detrás de cada uno de los vinos. Y para dirigir la cata nadie mejor que María José Huertas, sumiller del restaurante La Terraza del Casino y premio nacional de gastronomía, quien con sus apuntes nos hará viajar al territorio de los viñedos escondidos; a la denominación de origen Arlanza.
Boticario de Silos Blanco 2021
Empezamos la cata con el único vino blanco de esta selección, ya que en Arlanza un 70 % de la producción corresponde a vinos tintos, y el 30 % restante se lo reparten blancos y rosados. No obstante, como nos explica María José, la conjunción de suelo, clima y altitud consigue que sean blancos especialmente frescos y gastronómicos.
Boticario de Silos 2021 es un varietal de Albillo con un aporte de Viura cuyas cepas crecen rodeadas de variedades tintas, con lo que a la hora de vendimiar hay que ir a la rebusca. Las uvas proceden de los parajes El Caballo y Garapito, unas viñas de más de 70 años plantadas en vaso a más de 800 metros de altitud.
La vendimia es manual y en caja, y la fermentación, con levaduras autóctonas, tiene lugar en barricas nuevas de roble francés, donde el vino tendrá una crianza sobre lías de nueve meses seguida de otra de tres meses en tinajas de barro.
Este blanco de Bodegas Septién tiene una nariz frutal con notas minerales. En boca es un vino fresco, elegante, con muy buena acidez, todo ello en un trago bastante largo con una entrada cítrica que da paso a notas mentoladas y balsámicas, además de un punto salino, para acabar con un postgusto mineral. Es un vino gastronómico perfecto para descubrir los vinos blancos de Arlanza.
Dominio de Manciles Rosado 2021
Al igual que ocurre con los blancos, en esta cata solo disfrutaremos de un vino rosado, y el elegido es Dominio de Manciles Rosado 2021, elaborado por Bodegas Copaboca, un grupo con bodegas en distintas denominaciones de España que recientemente ha adquirido la cooperativa de Villaalmanza para su proyecto en Arlanza.
Estamos ante un coupage de Tempranillo (80 %) y Garnacha (20 %) procedentes de un viñedo de unos cien años. Las uvas son encubadas y, tras un sangrado del mosto yema, se procede al desfangado para que el mosto fermente limpio en depósitos de acero inoxidable a 15 grados de temperatura. Acabada la fermentación, el vino tiene una crianza sobre lías de dos meses.
Estamos ante un vino de un color fresa intenso con reflejos anaranjados. Su nariz es golosa, y en ella encontramos fruta roja y flores. En boca muestra muy buena acidez en un trago con un ligero resto carbónico, frutal y nuevamente goloso.
Colina Triste Tinto 2020
Recuperar viñedos históricos en el valle de Covarruvias, pequeños majuelos a 1.000 metros de altitud semiabandonados; esta es la idea que hay detrás de Vinos Sinceros, la bodega que nos presenta el primer tinto de la cata.
Colina Triste Tinto 2019 es un coupage de viña en el que manda el Tempranillo, pero también hay Mencía, Garnacha y Bobal, entre otras. Tras una vendimia manual, las uvas son despalilladas y fermentan, con levaduras autóctonas y por parcelas, en pequeños depósitos. La conversión maloláctica se realiza en barricas usadas de roble francés donde el vino también tiene una crianza de un año.
En nariz se reparten el protagonismo las flores y la fruta roja fresca, acompañadas de notas especiadas y minerales. En boca es fácil, frutal, con una buena acidez y un punto rústico. Es un vino expresivo, con personalidad, que es la fiel representación del terruño de donde proviene.
Dominio de Manciles Tinto Roble 2019
Repetimos bodega con este Roble de Copaboca. Estamos ante un varietal de Tempranillo (90 %) acompañado de Cabernet Sauvignon (5 %) y Mencía (5 %) que, tras una vinificación convencional, tiene una crianza de cuatro meses en barricas de roble americano (80 %) y francés (20 %).
Dominio de Manciles Tinto Roble 2019 se presenta con un color rojo intenso con halo violáceo. En nariz manda la fruta madura acompañada de notas de cacao, vainilla y especias. Su boca es frutal, con una buena acidez y un tanino presente que la botella acabará de domar.
Dominio de Manciles Crianza 2019
Seguimos con otro vino del grupo Copaboca, en este caso con el crianza. Se trata, al igual que en el roble, de un varietal de Tempranillo (90 %) con una ligera aportación de Cabernet Sauvignon (5 %) y Mencía (5 %). El vino tiene una crianza de doce meses en barricas de roble francés (80 %) y americano (20 %) seguida de un afinamiento en botella de al menos 18 meses antes de salir al mercado.
Estamos ante un vino donde la madera está más presente, aunque en nariz también encontramos fruta compotada y notas herbales. En boca hay, de nuevo, una buena acidez y un tanino presente que afinará la botella, todo ello en un vino con volumen y vida por delante.
Picofino Crianza 2018
Este vino, cuya etiqueta hace referencia a los pájaros que picotean las uvas en el momento perfecto de maduración, es una elaboración de Palacio de Lerma dentro de su serie Radikal Wines.
Se trata de un monovarietal de Tempranillo cuyas viñas viejas están plantadas a 850 metros de altitud. Tras una vinificación convencional, el vino descansa durante 26 meses en barricas de roble francés de segundo y tercer uso de diferentes tamaños (el 80 % barricas de 225 litros y el 20 % restante barricas de 500 litros). La bodega espera que sea un vino con una gran evolución en botella, ya que se elaboraron 8.000 botellas y sólo se han lanzado 2.000 al mercado, para ir sacando el resto, más evolucionado, en los próximos años.
Es un vino donde la fruta negra manda en nariz, acompañada de especias y notas de campo, con la madera en un discreto segundo plano. En boca, como todos los vinos de la cata, tiene una buena acidez en un trago lleno de matices, con un tanino domado y un postgusto balsámico y mentolado. Es un vino al que, al igual que la bodega, le vemos un gran potencial de evolución.
Alto Carmona Vino de Autor 2018
Bodegas Monte Amán presume de ser una de las pioneras dentro de la denominación de origen Arlanza cuando en 1985 Antonio Barbadillo Pozo plantó 30 hectáreas de viñedo, todo él de Tempranillo. En 1989 construyeron la bodega de elaboración y, posteriormente, la de crianza, donde sus vinos descansan en barricas de roble americano.
Alto Carmona Vino de Autor 2018 es un monovarietal de Tempranillo procedente de viñedos plantados a 900 metros de altitud sobre suelos franco-arenosos de pizarra y cascajo. Tras una vendimia manual en cajas de 20 kg y una vinificación convencional, el vino tiene una crianza de 23 meses en barricas de roble americano.
Estamos ante un vino con una nariz con fruta madura y notas herbales tostadas y de vainilla. En boca tiene una buena acidez y un tanino marcado en un trago con volumen y longitud. Es la interpretación del terruño por parte de una de las bodegas pioneras de la denominación de origen Arlanza
Gran Lerma Reserva 2016
Este reserva de Bodegas Lerma es el vino más viejo que probaremos en esta cata, aunque hay bodegas en la denominación de origen que sacan sus vinos con bastante más tiempo en botella.
Estamos ante un monovarietal de Tempranillo procedente de viñedos de entre 90 y 100 años de edad situados en los alrededores de Lerma. Tras una vendimia manual en caja que tiene lugar en el momento perfecto de maduración fenólica de las uvas, los racimos enteros son encubados y pisados ligeramente hasta que arranca la fermentación con levaduras autóctonas. La conversión maloláctica se lleva a cabo en barricas de roble francés donde el vino también realizará una crianza de 24 meses.
Gran Lerma Reserva 2016 se presenta en copa con un color rojo picota. En nariz encontramos fruta negra madura acompañada de notas especiadas, ahumados y monte bajo. En boca tiene una buena acidez y un tanino maduro en un trago largo y voluminoso, con un final ligeramente alcohólico. Es un vino con capacidad de crecer en botella a lo largo de los años.

Bodegas Sierra
Acabada la cata, podemos acercarnos a las mesas de las diferentes bodegas y así conocer un poco más en profundidad sus proyectos y sus vinos, y aprovechamos para centrarnos en las dos bodegas que todavía no hemos catado.
Bodegas Sierra es una bodega familiar dedicada a la viticultura desde los años sesenta. Se encuentra ubicada en Villalmanzo. Trabajan con viñedo tanto propio como de pequeños viticultores de la zona, todos ellos situados a más de 840 metros sobre el nivel del mar. Emplean barricas de roble francés (80 %) y roble americano (20 %), la mayoría de ellas de 225 litros, aunque también utilizan algunos formatos más grandes.
En la mesa de Bodegas Sierra pudimos encontrar una representación de su amplia gama de vinos que incluye blancos, rosados y tintos, con y sin crianza.
Buezo
Buezo Vendimias Seleccionadas y Vinos de Guarda nace en 1999 comprando suelos donde antes hubo viñas y haciendo un estudio de ellos para buscar las variedades que mejor se adaptan a ellos, siempre con la idea de crear vinos de guarda.
Tanto la bodega como el viñedo se encuentran en el paraje de Valdeazadón, en el municipio burgalés de Mahamud. Estamos hablando de una bodega que sólo elabora reservas y que vinifica y cría cada parcela por separado utilizando roble francés, americano y centroeuropeo. La base de sus vinos es el Tempranillo, pero en sus elaboraciones también se usa Cabernet Sauvignon, Merlot, Petit Verdot y Tannat.
Y así, tras visitar las mesas de las bodegas, ponemos fin a nuestro viaje sensorial a Arlanza no sin antes conocer la campaña “Un Vino Arlanza, un Árbol”, por la que tanto las bodegas como los locales de restauración adscritos donarán el 12 % de los beneficios por cada vino de Arlanza que se consuma; una campaña con la que se quiere repoblar la zona afectada por el gran incendio del pasado julio. Y es que en mano de todos está conseguir recuperar un paisaje que esconde viñedos centenarios; un paisaje que se bebe.