Aunque la uva Godello se ha convertido en el emblema de los vinos blancos del Bierzo, hasta hace poco tiempo apenas constituía un 4 % de su viñedo, un viñedo formado mayoritariamente por pequeñas parcelas en las que las variedades tintas se encuentran salpicadas de cepas de Godello, Malvasía, Doña Blanca y Palomino, que es con diferencia la uva blanca más plantada en el Bierzo, con un 17 % de la superficie del viñedo, según los datos de la propia denominación de origen.
De ahí que si buscas un vino blanco realmente representativo del terruño berciano, no vas a encontrar un ejemplo mejor que este Cantariña #4 La Blanca 2018, un coupage de Doña Blanca (50 %) y Palomino (50 %) –o de Valenciana y Jerez, que es como se conoce popularmente a estas dos variedades en la zona– procedentes de cepas muy viejas ubicadas en laderas de suelos arcillosos, con cantos rodados y arena, a entre 550 y 600 metros de altitud en los parajes de Las Gundiñas y Valdeobispo, en Villafranca del Bierzo. Las uvas, cultivadas de manera orgánica, se vendimian a mano. Tras una maceración en frío de 24 horas, la fermentación se lleva a cabo de forma espontánea en depósito de acero inoxidable, y el vino permanece durante seis meses en contacto con sus lías para pasar a descansar en botella durante al menos un año más en la bodega.
Cuando lo descorchamos, encontramos un vino de un color intenso, entre limón y dorado. Esa concentración nos conduce a una nariz en la que se amalgaman los aromas de frutas de hueso, cítricos, hierba fresca, toques minerales y una nota volátil. Su boca es fresca, nuevamente intensa, muy intensa, con una equilibrada acidez cítrica que poco a poco va solapándose con sabores amargos a lo largo de un trago de buena longitud, uno de esos tragos que te cuenta cosas diferentes. Es un vino que agradece servirse no demasiado frío, que agradece beberse no demasiado rápido, que agradece beberse acompañando un plato de sabores intensos y agradece también, por descontado, beberse en compañía.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Cantariña #4 La Blanca | 13 % | 1.200 botellas de 75 cl | 18 euros (75 cl) 101,70 (6 botellas en de-scorche) |
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Cantariña #4 La Blanca 2018: Bierzo wine is something more than Mencía and Godello
Although the Godello grape has become the emblem of white wines from Bierzo, until recently it barely made up 4% of its vineyard, a vineyard made up mostly of small plots in which the red varieties are dotted with strains of Godello, Malvasia, Doña Blanca and Palomino, which is by far the most planted white grape in El Bierzo, with 17% of the vineyard surface, according to data from the denomination of origin itself.
Hence, if you are looking for a truly representative white wine from the Bercian terroir, you will not find a better example than this Cantariña #4 La Blanca 2018, a blend of Doña Blanca (50%) and Palomino (50%) –or Valenciana and Jerez, which is how these two varieties are popularly known in the area – from very old vines located on slopes with clay soils, with boulders and sand, at between 550 and 600 meters of altitude in Las Gundiñas and Valdeobispo sites, in Villafranca del Bierzo.
The grapes, grown organically, are hand harvested. After a 24-hour cold maceration, fermentation takes place spontaneously in stainless steel tanks, and the wine remains in contact with its lees for six months before resting in the bottle for at least one more year in the cellar.
When we uncork it, we find a wine with an intense color, somewhere between lemon and gold. This concentration leads us to a nose in which the aromas of stone fruit, citrus, fresh grass, mineral touches and a volatile note are amalgamated. Its palate is fresh, again intense, very intense, with a balanced citric acidity that little by little overlaps with bitter flavors throughout a good length sip, one of those sips that tells you different things.
It’s a wine that is better appreciated if served not too cold, that is better appreciated if you drink it not too quickly, that is better appreciated if you drink it with a dish of intense flavors and is also better appreciated, of course, if you drink it in company.