Beronia. La nueva Bodega
Viajamos a Ollauri para conocer de primera mano la nueva bodega de Beronia, un edificio moderno y con la más alta calificación de sostenibilidad donde la bodega riojana elabora y cría los vinos de reserva y terruño. Matías Calleja, director técnico, y María Jesus Sáez, enóloga, nos acompañarán en nuestro paseo por las instalaciones y nos presentarán nuevos y viejos vinos de Beronia.

Salimos de Madrid en uno de esos días de septiembre en los que el otoño quiere hacer que olvidemos el tórrido verano que hemos padecido, uno de esos días en los que el cielo se rompe y parece que la lluvia no va a tener fin. Pero, según nos vamos acercando a Ollauri, la lluvia cesa y el gris de las nubes se vuelve más claro para dejarnos disfrutar del paisaje riojano con la luz tamizada de los últimos días del verano.

Nos dirigimos a conocer la nueva bodega de Beronia, una instalación pensada para elaborar y guardar vinos de reserva y terruño en la que la búsqueda de la sostenibilidad y la eficiencia ha sido uno de los pilares en su diseño y en su construcción, una bodega que tendremos el lujo de visitar de la mano de Matías Calleja Ugarte (director técnico de Beronia) y María Jesús Sáez Orive (enóloga de Beronia), quienes nos reciben a la entrada del edificio con una sonrisa y unas vistas espectaculares.

Matías Calleja y María Jesús Sáez nos explican el viñedo que rodea la bodega.

La bodega está rodeada de viñedo conducido de diferentes formas: desde el tradicional vaso al eje vertical, pasando por la espaldera y, como nos cuenta Matías, dentro de unos años, cuando las nuevas plantaciones estén más desarrolladas, será un auténtico muestrario del viñedo de Rioja, ya que se han plantado todas las variedades admitidas por la denominación de origen.

La Bodega: Entramos en el corazón de Beronia

Entramos en la bodega por el wine bar, un espacio amplio y diáfano donde la luz entra a raudales por sus grandes ventanales a través de los cuales el paisaje pasa a formar parte del espacio, algo que será una constante en todo el edificio. Comenzamos, además, nuestra visita de la mejor manera posible: con un picoteo y catando Beronia Viura 2021 y Beronia Crianza 2019. Pero ya hablaremos de los vinos catados durante nuestra escapada a Beronia más adelante.

Mientras los disfrutamos, Matías nos recuerda que ha sido un año tremendamente caluroso y muy seco, que tienen la esperanza de que en los pocos días que les faltan para la vendimia en Rioja Alta el contraste térmico entre el día y la noche ayude a la maduración fenólica de las uvas. Nos cuenta que las viñas con orientación noreste van más adelantadas que las de orientación sur, ya que debido al calor y la sequía se ha producido cierta parada vegetativa en las zonas más cálidas. No obstante, el carácter positivo de Matías le hace pensar en que va a ser una buena cosecha, en la que la salubridad de las uvas ha sido una constante durante todo el año, por lo que apenas ha habido que dar tratamientos.

Matías Calleja hablándonos de dos de sus vinos.
Vistas desde una de las cristaleras de la bodega.

Sala de elaboración: Depósitos autovaciantes, estores activos y selección óptica

Pasamos a la zona de elaboración de la bodega de este vanguardista edificio diseñado por Idom, el gigante de la arquitectura y la ingeniería, que en su diseño ha aprovechado la topología del terreno, con desniveles de entre seis y ocho metros, para integrar completamente las instalaciones en el paisaje, manteniendo una gran parte del edificio semienterrado, lo que va a contribuir a que gran parte del trabajo se realice por gravedad. Pero, además, el edificio es un ejemplo de sostenibilidad, alimentado por energías renovables, geotérmica principalmente apoyada por fotovoltaica, aerotermia y térmica solar. Y mientras observamos los depósitos de acero inoxidable con sensores internos para controlar las fermentaciones, lo que facilita su seguimiento desde un ordenador, Matías bromea con que todo fue idea de María Jesús para poder dirigir la vendimia desde el Caribe. Bromas aparte, este sistema facilita tremendamente el trabajo a los enólogos, ya que desde cualquier parte pueden monitorizar todas los depósitos, ver cómo evolucionan las fermentaciones y programar los procesos necesarios.

Además, la trazabilidad de sus vinos es un aspecto muy importante para Beronia, que lleva un control estricto de cada parcela y de cada depósito. Y es que la bodega controla cerca de 1.000 hectáreas de viñedo y tiene casi 280 proveedores de uva, la mayoría de los cuales repite cada año, y todos tienen que pasar controles en viña. De hecho, solamente entre el 6 y el 7 % de la uva con la que Beronia elabora sus vinos procede de viñedos propios, mientras que el resto proviene de viticultores de toda La Rioja con los que firman contratos anuales, ya que aunque la bodega esté situada en Rioja Alta, se utilizan uvas de toda la región para añadir más matices y complejidad a sus vinos.

Diferentes vistas de la sala de elaboración.

Todos los depósitos de acero inoxidable son troncocónicos, la mayoría de 25.000 litros, aunque también podemos observar algunos de 12.000. Además, son autovaciantes, para lo cual poseen una hélice en el interior que empuja las pastas hacia la puerta.

Pero los depósitos ceden cualquier protagonismo a la propia sala en la que se encuentran, una sala con una pared totalmente acristalada con vistas al nuevo viñedo. Múltiples estores se van abriendo y cerrando automáticamente según el sol incide sobre la cristalera, ayudando así a mantener la temperatura del edificio mientras se aporta la mayor cantidad de luz natural posible, algo a lo que no estamos muy acostumbrados en una zona de elaboración.

Durante nuestro paseo también reparamos en una despalilladora que no estruja la uva y en una mesa de selección óptica, que es la encargada de que solo entren en los depósitos los granos que están en perfecto estado, eliminando los verdes o botritizados así como hojas o cualquier otro material vegetal. 

Zona de crianza: Una escalera imposible, barricas mestizas y un sorprendente botellero

Mientras aún le damos vueltas en la cabeza al tema de la selección automática de la uva, pasamos a la zona de crianza. Para ello tenemos que atravesar el hall, donde se encuentra una gran escalera volada hecha de hormigón. Matías y María Jesús bromean sobre la cantidad de tiempo que estuvo encofrada durante la construcción antes de que el director técnico nos explique que fue pensada para aguantar muchísimo peso, por si los grupos que visitan la bodega la elegían como escenario para hacerse la foto de conjunto. Es, desde luego, una escalera espectacular que une el wine bar con la zona de crianza y que se ha convertido en la estrella de las fotografías de los visitantes que hacen enoturismo.

Distintas vistas de la escalera volada de la bodega, la auténtica protagonista de las fotos del enoturismo.

En el hall ya encontramos unas cuantas barricas mixtas, con duelas de roble americano y fondos de roble francés, así como algunos foudres de 3.500 litros que se utilizan para los vinos de terruño.

La sala de barricas es diáfana y está climatizada a 12 grados. Nuestros anfitriones nos explican que, en verano, para bajar la temperatura hasta 12,7 grados, se utiliza energía geotérmica, pero que las últimas siete décimas se bajan con aerotermia.

Las 4.800 barricas que actualmente hay en esta sala, que en próximas vendimias llegarán a 7.000, provienen de distintas tonelerías como Adour, Boutes, Saury, Radoux, Vicard… y la mayoría son de roble francés o mixtas. Trabajan muy poco con barricas de roble americano ya que, como nos cuenta Matías, “consideramos la crianza como una estabilización natural del vino. El éxito con nuestro crianza nos llegó cuando la fruta empezó a mandar sobre la madera”.

Vistas de la sala de crianza.

En una sala adyacente se encuentra un modernísimo tren de lavado de barricas que utiliza ondas electromagnéticas de alta frecuencia. Matías nos comenta que están muy contentos con él, ya que elimina cualquier resto de la madera, incluidos hongos y bacterias, y creen que con ello se podrá alargar el uso de las barricas, aunque todavía no ha pasado el tiempo necesario para comprobarlo.

Nuestra visita a la zona de trabajo de la bodega acaba en un sorprendente botellero, una habitación enorme y vacía, ya que ninguno de los vinos elaborados en esta nueva bodega ha sido embotellado aún.

El txoko: El verdadero corazón de la bodega

La otra ala del edificio es social, y en ella se encuentra un txoko con una cocina profesional. No podía ser de otra manera, puesto que Beronia fue fundada por cuatro empresarios y amigos para disfrutar del vino y de la comida. La historia comenzó comprando una vieja casa en Ollauri, llamada Berotxa, que contaba con 100 barricas de vino en la bodega. Cuando esas barricas se acabaron, los cuatro amigos empezaron a comprar uva para que les elaboraran vino los vecinos del pueblo. Posteriormente adquirieron algunas viñas, y al final, en 1974, nació Bodegas Beronia. Por eso el txoko siempre ha sido una parte fundamental tanto en la antigua como en la nueva bodega.

Vista del ala social desde la cubierta del edificio.

El Paisaje: Un viñedo rodeando la bodega y una cubierta viva

Acabamos nuestra visita a Beronia paseando por el viñedo que la rodea y por la cubierta del edificio, un trabajo paisajístico llevado a cabo por Isaac Escalante Camus. A la cubierta se accede por una cómoda rampa, al principio escalonada, con una pendiente muy suave que hace que sea la continuación natural del paseo entre las viñas que forman un jardín frente a la bodega. En ella se encuentran varias placas solares, así como plantas tapizantes y leguminosas que se ondean al ritmo que marca el viento; una cubierta vegetal que, aparte de colaborar en la sostenibilidad de la bodega, ya que actúa como aislante, ayuda a la integración del edificio en el paisaje.

Ascenso a la cubierta del edificio.
El edificio integrado en el paisaje desde la cubierta.

La Cata de Beronia: Viejos conocidos entre algunas sorpresas

Durante toda la jornada vamos catando diferentes vinos, algunos mientras vemos la bodega, como los viñedos singulares del 19 y del 20, y otros durante la Experiencia Txoko del restaurante Nublo o mientras cenamos en Echaurren Tradición, ya en Ezcaray. Varios de los vinos son viejos conocidos, mientras que otros son novedades que todavía no han salido al mercado, pero todos ellos tienen un denominador común: la pasión con la que han sido elaborados, la pasión de Matías Calleja, que lleva cuarenta vendimias en Beronia, y al que se le iluminan los ojos y se le dibuja una sonrisa cuando habla de cada uno de sus vinos. Siempre decimos que no hay mejor forma de entender un vino que compartirlo con su alma mater, con la persona que primero lo soñó y luego lo elaboró, y Matías es la prueba perfecta. Poder disfrutar de su compañía y su sabiduría durante toda nuestra estancia en La Rioja ha sido un auténtico lujo.

Vista de la antigua bodega desde la cubierta de la nueva.

Beronia Viura 2021

Se trata de un monovarietal de Viura, la uva blanca por excelencia de Rioja, procedente de viñas de unos sesenta años de edad. Los racimos son sometidos a una maceración pelicular en frío de 24 horas. El mosto fermenta en depósitos de acero inoxidable a baja temperatura. 

Es un vino fresco y frutal, con un fondo ligeramente mineral, que está para beber ya pero que promete crecer en botella.

Beronia Crianza 2019

Estamos ante un viejo conocido, aunque nunca hemos escrito de él. Es uno de esos vinos que hemos tomado por copas mil veces y que año tras año mantiene los mismos niveles de calidad. Se trata de un varietal de Tempranillo con un ligero aporte de Mazuelo y de Garnacha, esta última procedente de viñas viejas situadas en Rioja Oriental, lo que le aporta mucha fruta fresca y lo hace muy amable. Las uvas se someten a una maceración prefermentativa en frío durante varios días para luego fermentar en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura. El vino tiene una crianza de doce meses en barricas mixtas con duelas de roble americano y fondos de roble francés. 

Vinos catados durante la visita a la bodega.

Beronia Rosé 2021

Se elabora con Garnacha y Tempranillo cuyos racimos hacen una maceración pelicular en frío. La fermentación tiene lugar en depósitos de acero inoxidable a baja temperatura. 

Es un vino fresco, fácil, frutal; perfecto para disfrutar una tarde con amigos.

Alegra de Beronia 2021

Este coupage de Garnacha y Tempranillo es uno de nuestros rosados gastronómicos favoritos. Su crianza de tres meses sobre lías le aporta un volumen realmente interesante a un vino muy elegante, intenso y con un postgusto ligeramente amargo.

Beronia Reserva 2016

Es un varietal de Tempranillo con un ligero aporte de Graciano y Mazuelo. Fue vendimiado a principios de octubre de 2016 y, como es costumbre en la bodega, las uvas tuvieron una maceración prefermentativa en frío y fermentaron en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura. El vino hizo una crianza de 18 meses en barricas mixtas y de roble francés de dos usos seguida de otros 18 meses como mínimo en botella.

Es un vino con una gran carga de fruta madura en nariz, acompañada por especias y notas tostadas. En boca destaca una buena acidez, lo que le hará evolucionar muy bien en botella, con un tanino suave en un trago largo y profundo.

Beronia III A.C. 2016 y 2019

Estamos ante dos monovarietales de Tempranillo. Su elaboración es la normal de la bodega, con maceración prefermentativa en frío de varios días seguida de la fermentación en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura. Es en la crianza donde ya empezamos a ver diferencias entre las dos añadas. El 2016 tiene una crianza de doce meses en barricas nuevas de roble francés, mientras que 2019 pasó los ocho primeros meses en barricas nuevas de roble francés y los cinco siguientes en un foudre nuevo de 3.500 litros. 

Son dos grandes vinos. Como es de esperar, el 2016 es más dócil que el 2019, al que la botella le sentará muy bien. La fruta negra, las notas tostadas, el postgusto mentolado y una buena acidez son características de este par de vinos perfectos para disfrutar con calma ahora o dentro de unos años.

Vinos catados durante la comida servida en el txoko de la bodega por el restaurante Nublo.

Vareia Beronia Viñedo Singular 2019 y 2020

Serán la primera y la segunda añada de viñedo singular que sacará la bodega: un varietal de Tempranillo cuyas uvas proceden de un viñedo plantado en 1950 y conducido en eje vertical. El Viñedo Singular 2019 ha tenido una crianza de ocho meses en foudre nuevo, mientras que 2020 ha estado doce meses en un foudre de un uso.

Estamos ante dos vinos que aún no han salido al mercado y que presentan una evolución distinta. Aunque parezca mentira, Vareia 2020 está más hecho que el 2019, que tiene un gran potencial pero necesita de un tiempo en botella para terminar de afinarse y redondearse. Son, en cualquier caso, dos vinos con fruta negra en nariz, acompañada de violetas en ambos casos, y en el 2020 también apreciamos unos muy agradables aromas a lavanda; dos vinos que prometen hacernos disfrutar mucho cuando los catemos de nuevo dentro de unos años.

Beronia Edición Limitada 2018

Este monovarietal de Tempranillo se elabora con la habitual maceración prefermentativa en frío y fermenta en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura. Su crianza es de doce meses en barricas mixtas de roble francés y americano, seguida de una estancia mínima de seis meses en botella antes de salir al mercado.

En nariz encontramos, sobre todo, fruta roja, acompañada de notas de campo. Su boca es frutal y golosa, con un tanino domado y una buena acidez.

Beronia Viñas Viejas 2019

Es un monovarietal de Tempranillo procedente de viñedos de más de 50 años. La fermentación maloláctica se realiza en barrica, y es un vino con una crianza de nueve meses en barricas nuevas mixtas seguida de, al menos, otros doce meses en botella.

En nariz destaca la fruta roca junto con notas de regaliz y especias. En boca es fresco, vibrante, con mucha fruta y una buena acidez en un trago largo con un fondo mentolado.

Vinos degustados durante la cena en el restaurante Echaurren.

Beronia 198 Barricas 2015

Estamos ante un varietal de Tempranillo con un ligero aporte de Graciano y Mazuelo que, tras la maceración prefermentativa en frío y la fermentación en acero inoxidable, tiene una crianza de 24 meses en barricas mixtas seguida de al menos otros 24 meses más en botella.

En nariz manda la fruta negra madura acompañada de violetas y notas de regaliz y caramelo. En boca tiene muy buena acidez y un tanino sedoso en un trago largo y con volumen. Es un vino elegante que promete ir creciendo con los años en botella.

Beronia Gran Reserva 1973 

Acabamos con un auténtico privilegio, ya que hemos tenido el lujo de catar dos botellas de Beronia Gran Reserva 1973, la añada fundacional de la bodega. Es curioso ver cómo estos vinos han evolucionado muy bien. Aunque la fruta casi ha desaparecido, los aromas secundarios y terciarios hacen que su nariz sea muy agradable. La segunda botella estaba más evolucionada que la primera, si bien ambas aún conservaban una buena acidez. Cuando lo pruebas, lo paladeas, lo observas y vuelves a catarlo una y otra vez te acabas dando cuenta de que es un vino que te permite paladear la historia de Beronia y entender la verdadera grandeza de Rioja.

VinoAlcoholProducciónPrecio
Beronia Viura 202112,5%7,20 euros
Beronia Crianza 201913 %8,40 euros
Beronia Rosé 202113 %6,05 euros
Alegra de Beronia 202113 %20,80 euros
Beronia Reserva 201614 %14,30 euros
Beronia III A.C. 201614 %64,44 euros
Beronia III A.C. 201964,44 euros
Vareia Beronia Viñedo Singular 2019 4.800 botellas de 75 cl
Vareia Beronia Viñedo Singular 20204.800 botellas de 75cl
Beronia Edición Limitada 201814 %168.000 botellas de 75 cl14,54 euros
Beronia Viñas Viejas 201914 %19.200 botellas de 75 cl14,8 euros
Beronia 198 Barricas 201526,29 euros
Beronia Gran Reserva 197312,5 %210,01 euros
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