¿De verdad se notan los efectos? ¿Es quizá más salino? ¿Está más oxidado? Seguramente, como nosotros, te has preguntado si la crianza de un vino mecido por el mar tiene algún efecto extraordinario. Así que cuando unos buenos (y generosos) amigos decidieron invitarnos a descubrirlo descorchando una botella de Attis Mar, no lo dudamos ni por un instante.
Attis Mar 2020 es un monovarietal de Albariño procedente de cepas de más de 50 años conducidas en emparrado sobre suelos arcillosos con arena y granito orientados mayoritariamente al oeste, bajo la influencia de la costa atlántica. Las uvas, vendimiadas manualmente en cajas, se despalillan y, tras pasar por mesa de selección, se introducen en la prensa neumática. El mosto que se obtiene del prensado se encuba en depósitos de acero inoxidable y foudres, donde fermenta espontáneamente a temperaturas de entre 12 y 15 ºC. El vino permanecerá en los depósitos y foudres con sus lías finas durante seis meses, con batonages periódicos. Tras clarificarse con cola de pescado y filtrarse, se embotella.
Hasta aquí no hay ninguna diferencia con el Attis Albariño “normal”, que pasa una temporada descansando en el botellero de la bodega, en tierra firme, mientras que los jaulones de Attis Mar se desplazan a la ría de Arosa, donde embarcan con destino a una batea de mejillones de los propios hermanos Fariña, los dueños de Attis, para reposar durante otros seis meses mecidos por las olas y refrescados por las frías aguas donde confluyen los ríos Ulla y Umia con el océano Atlántico.
¿Qué es lo que encontramos cuando descorchamos su botella “decorada” por diminutos organismos marinos? Básicamente, un vino de color amarillo entre pajizo y limón, con una nariz muy varietal (fruta blanca, de hueso y flores blancas) y una boca fresca, larga, con un toque salino; uno de esos soberbios albariños atlánticos que no puedes dejar de beber. Pero ¿le aporta algo la crianza bajo el mar? Sí es cierto que encontramos un vino más maduro de lo que esperaríamos de un 2020, pero es difícil de saber sin catar a la vez el mismo vino con una crianza más convencional si de verdad hay algo diferente… más allá del precio, que se nos antoja algo excesivo.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Attis Mar 2020 | 13 % | – | 81,70 euros |
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Attis Mar 2020: An Albariño rocked by the waters of the Arosa estuary
Are the effects really noticeable? Is it maybe more saline? Is it more rusty? Surely, like us, you have wondered if the aging of a wine rocked by the sea has some extraordinary effect. So when some good (and generous) friends decided to invite us to discover it by uncorking a bottle of Attis Mar, we did not hesitate for a moment.
Attis Mar 2020 is an Albariño single-varietal from vines over 50 years old, grown in emparrado (traditional high trellises) on clay soils with sand and granite oriented mainly to the west, under the influence of the Atlantic coast. The grapes, hand harvested in boxes, are destemmed and, after passing through the selection table, are introduced into the pneumatic press. The must obtained from the pressing is placed in stainless steel tanks and foudres, where it ferments spontaneously at temperatures between 12 and 15 ºC. The wine will remain in the tanks and foudres with its fine lees for six months, with periodic batonages. After clarifying with fish gelatin and filtering, it is bottled.
So far there is no difference with the regular Attis Albariño, which spends a season resting in the wine rack of the winery, on the mainland, while the Attis Mar cages move to the Arosa estuary, where they embark on their way to a basin of mussels from the Fariña brothers themselves, the owners of Attis, to rest for another six months rocked by the waves and cooled by the cold waters where the Ulla and Umia rivers meet with the Atlantic Ocean.
What do we find when we uncork this bottle «decorated» by tiny marine organisms? Basically, a yellow wine between straw and lemon, with a very varietal nose (white fruit, stone and white flowers) and a fresh, long sip, with a salty touch; one of those superb Atlantic Albariños that you can’t stop drinking. But does breeding under the sea give it something special? It is true that we found a more mature wine than we would expect from a 2020, but you can hardly know without tasting the same wine with a more conventional aging at the same time if there’s really something different … beyond the price, that we think it’s a bit excessive.