Visita a Áster. Bodega.
Áster es la bodega que el grupo La Rioja Alta tiene en la Ribera del Duero, una bodega estilo château donde el viñedo es el que marca los tiempos y los vinos. Con sus tres referencias, Áster, El Espino y Finca el Otero, la bodega quiere llegar a un amplio espectro de público a través de un Ribera del Duero moderno –Finca el Espino–, y tanto un crianza como un parcelario –Áster y Finca el Otero– que representan la Ribera más clásica.

Cuando a finales de los años ochenta el grupo La Rioja Alta decidió montar una bodega en Ribera de Duero, lo primero que hizo fue estudiar los suelos, ver qué zona de esta amplia denominación de origen era la más propicia para elaborar los vinos que querían sacar al mercado. La zona elegida fue la burgalesa Anguix, donde en 1993 compraron su primer viñedo: El Otero; una viña de 7 hectáreas que se ha convertido en el emblema de la bodega. Poco a poco fueron plantando y adquiriendo otras viñas hasta llegar a las 87 hectáreas que Áster posee en la actualidad, todas ellas en los alrededores de una bodega que empezó a construirse en 1999, primera añada en la que se elaboró vino, aunque este no salió al mercado. La primera añada de Áster que vió la luz fue la de 2000, que salió al mercado en 2004.

La vendimia y la bodega de Áster

Nos encontramos en Fuentecojo, uno de los viñedos de Áster que durante nuestra visita se halla en plena vendimia. Desde una situación privilegiada, a la sombra de un árbol y con una copa de vino en la mano, podemos observar cómo una cuadrilla de trabajadores lleva a cabo la vendimia a mano. Nos cuenta Julio Sáenz ,director técnico del Grupo La Rioja Alta y uno de nuestros anfitriones, que todas las bodegas del grupo realizan una vendimia manual en cajas, ya que esta es la única manera de asegurarse una buena selección de uvas en el viñedo y que éstas lleguen intactas a la bodega.

Julio Sáenz explicando las particularidades de la vendimia en Áster.

Nos damos un paseo por las viñas comprobando cómo los suelos van variando según nos movemos; los hay más arenosos, algunos son arcillosos y otros un poco pedregosos. Esa conjunción de suelos y de viñas de diferentes edades y orientaciones es lo que va a marcar la personalidad de los vinos de Áster.

Dirigimos nuestros pasos hacia las instalaciones de la bodega, una bodega estilo château (rodeada de los viñedos que dan lugar a sus vinos) que coge su nombre de la flor de la vendimia, el áster, una planta que viste de morado la entrada de Áster durante esta época del año.

Ya en la bodega podemos observar en funcionamiento la despalilladora y la máquina de selección óptica, que están despalillando y seleccionando las uvas vendimiadas ayer, ya que todos los racimos tienen una maceración de unas 24 horas a menos de diez grados.

Ambas máquinas se encuentran en realidad en el primer piso de la bodega, donde nos sorprende un impecable suelo de madera de iroco por el que nos movemos entre las bocas de los depósitos, ubicadas en el suelo de este primer piso de una bodega en la que todo el trabajo se realiza por gravedad. 

Frente a la imparable actividad en la zona de elaboración, la sala de barricas está más tranquila durante esta época del año. Los vinos que se encuentran en las 1.300 barricas de 225 litros de roble francés que componen el parque de la bodega están durmiendo mientras esperan su próximo trasiego, una actividad que, como nos explica Miguel Muela, enólogo de Áster y otro de nuestros anfitriones, se realiza de la manera más clásica, observando el vino a la luz de una vela mientras se vacía la barrica.

Miguel Muela explicando cómo se realizan los trasiegos en Áster.

Una cata diferente en Áster

En la sala de catas de la bodega nos esperan ocho copas de vino; cuatro contienen los elementos que conforman los aromas de los tres vinos y del mosto que serán servidos en las otras cuatro copas y que vamos a catar. Es un ejercicio diferente y muy acertado, puesto que las combinaciones de aromas están muy conseguidas y nos ayuda a descubrir nuevos matices en nuestros vinos.

El Espino 2020

Estamos ante la primera añada del vino con el que Áster nos presenta la Ribera del Duero más moderna.  Este monovarietal de Tempranillo procede de los viñedos El Espino, Fuentecojo y El Picón, propiedad de la bodega; unos viñedos de unos 30 años de edad media. 

Tras una vendimia manual, en cajas, los racimos tienen una maceración prefermentativa de 24 horas antes de ser despalillados. Las uvas fermentan por parcelas en depósitos de acero inoxidable. Tras el coupage de las parcelas, la conversión maloláctica tiene lugar a partes iguales en barricas de roble francés de dos usos y en depósitos de acero inoxidable.

El vino tiene una crianza de doce meses en barricas de roble francés; el 20 % de ellas nuevas y el resto de dos usos. Durante la crianza en madera se realizan dos trasiegos.

En la copa de aromas de El Espino encontramos arándanos, caramelos de violetas, ciruelas pasas y cardamomo, unos aromas que no difieren mucho de los que nosotros encontramos en el vino, un vino dominado por la fruta negra fresca acompañada de violetas y especias. Encontramos también una nota láctica que se combina a la perfección con la fruta, transportándonos a la infancia cuando tomábamos yogures de frutas del bosque.

En boca es un vino con muy buena acidez y un tanino domado en un trago frutal, más fresco de lo esperado y bastante largo. La madera tanto en boca como en nariz siempre aparece en un segundo plano dejando que la fruta sea la protagonista.

Copa de aromas de El Espino.
Copa de aromas de Áster.

Áster 2020

Áster es el crianza de la bodega, de la que también toma su nombre; un Ribera del Duero clásico, muy bien hecho, que es la entrada de gama de la bodega. El Tempranillo con el que está elaborado procede de los viñedos Fuentecojo, La Cueva y Otero Joven; unos viñedos plantados sobre suelos franco limosos a una altitud que ronda los 780 metros.

Tras una selección en viña, la uva es despalillada y ligeramente estrujada, y pasa a fermentar en depósitos de acero inoxidable a una temperatura inferior a 28 ºC. La conversión maloláctica tiene lugar en barricas de roble francés con batonages semanales. El vino se somete a una crianza de 16 meses en barricas de roble francés nuevas (75 %) y de dos usos, tiempo durante el cual es trasegado tres veces.

En la copa de aromas de Áster observamos grosellas, regaliz, clavo, arándanos, pimienta negra y moras. Y cuando nos acercamos la copa de este crianza a la nariz encontramos una nariz especiada, con la fruta negra en primer plano acompañada de regaliz, tapenade y agradables notas vegetales y ahumadas. En boca es un vino con buena acidez y un tanino presente pero domado que un poco de tiempo más de botella acabará de redondear. Su trago es intenso, amplio, estructurado y bastante largo; uno de esos crianzas que nos muestran la mejor versión de la Ribera del Duero clásica.

Finca El Otero 2019

Finca el Otero es el buque insignia de Áster y el único vino parcelario que elabora el grupo La Rioja Alta en Ribera del Duero. Sus uvas proceden del viñedo que lleva su nombre, donde las cepas de Tempranillo, de unos 70 años de edad, están plantadas sobre suelos arcillosos limosos a 850 metros de altitud.

Tras una vendimia manual, en cajas, con selección de racimos en el viñedo, las uvas son sometidas a una maceración pelicular en frío de 24 horas tras la cual los racimos son despalillados y las uvas pasan por una mesa de selección óptica antes de ser encubadas y someterse a una maceración prefermentativa en frío de una semana en los depósitos de acero inoxidable donde luego tendrá lugar la fermentación. La conversión maloláctica se realiza en barricas de roble francés con batonages semanales. El vino tiene una crianza de 16 meses en barricas nuevas de roble francés. Tras seleccionar las mejores 85 barricas, el vino es ensamblado y embotellado.

En la copa de aromas de Finca el Otero descubrimos grosellas, tabaco, nuez moscada, cedro, pimienta blanca, moras, caramelos de café con leche y chocolate. Nosotros, al acercarnos Finca el Otero 2019 a la nariz, encontramos un vino con una nariz compleja en la que destacan los aromas a fruta negra acompañados de toffe, especias, cacao y tabaco, con la madera muy bien integrada en un segundo plano. En boca es un vino con buena acidez y un tanino pulido en un trago elegante, complejo, intenso, estructurado y largo; un vino muy gastronómico que promete seguir creciendo en botella.

Copa de aromas de Finca el Otero.
Copa de aromas del mosto.

El mosto de Finca el Otero 2023

Acabamos la cata con el mosto que se convertirá en el vino Finca el Otero 2023. En su copa de aromas encontramos arándanos, caramelos de violeta, gominolas de fresa y una rueda de regaliz negro, y eso es basicamente lo que percibimos cuando olemos el mosto; una nariz golosa con mucha fruta roja y flores.

Y así, imaginando cómo será Finca el Otero 2023, qué aromas destacarán cuando las levaduras hayan transformado todo el azúcar en alcohol y el ácido málico deje paso al láctico, cómo marcará el roble francés a este vino que aún está por hacer, qué encontraremos cuando en 2027 abramos una botella de Finca el Otero 2023, terminamos una cata diferente y muy instructiva que nos ha permitido conocer un poco mejor los vinos de Áster, de la bodega que el grupo La Rioja Alta tiene en la Ribera del Duero, donde el viñedo es el que marca los tiempos y los vinos. 

VinoAlcoholProducciónPrecio (75 cl)
El Espino 202014,5 %32,20 euros
Áster 202014,5 %18,50 euros
Finca El Otero 201915 %54,10 euros

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