Altos de Chipude es una historia de amor; el amor de Gloria Negrín a una viña que había plantado su abuelo y cuidado su padre, unas cepas de las que también se enamoró el enólogo Pablo López cuando las descubrió de la mano del padre de Gloria, Antonio Negrín, más conocido como “Pribilo”, mientras buscaba variedades autóctonas canarias con las que experimentar. En estos viñedos, cuyos frutos sólo se utilizaban para elaborar graneles que se vendían en el negocio de la familia, Pablo siempre vio un gran potencial. Por eso cuando Gloria heredó las viñas de su padre y le pidió ayuda, Pablo no dudó en unirse al proyecto para elaborar los vinos con los que Pribilo siempre había soñado: los vinos de Altos de Chipude.
Los viñedos de Altos de Chipude
Los ojos de Gloria brillan cuando habla de sus vinos, del terruño donde nacen, de Rajadero, la viña que plantó su abuelo con el dinero que su padre mandaba desde Venezuela, a donde tuvo que emigrar. Esa es la viña con la que comenzó todo, el origen de Altos de Chipude.
Rajadero es una viña plantada a 1.200 metros de altitud en el Parque Nacional de Garajonay. Allí crecen las cepas de Forastera Gomera con las que nació este sueño. Son cepas plantadas a pie franco y formadas muy bajas, casi rastreras, ya que su mayor enemigo es el viento, aunque éste también es un gran aliado a la hora de mantener la salubridad de las uvas. La viña, de alrededor de 50 años de edad, cubre sus faltas con acodos o “zancaños”, su nombre gomero, ya que, como nos cuenta Pablo, a La Gomera nunca llegó la filoxera.
Tanto Rajadero como La Montaña, la otra viña protagonista de este sueño, son cultivadas en secano y se encuentran en transición a ecológico. La Montaña es una viña situada a 1.000 metros de altitud y expuesta a los vientos alisios. Allí crecen las cepas de Tintilla y Listán Negro, de unos 60 años de edad y conducidas en vaso, con las que se elabora el vino tinto de la bodega.
Tres vinos con los que viajar a La Gomera
Gloria es la encargada de la viticultura y el trabajo en bodega de Altos de Chipude, donde se elaboran poco más de 10.000 botellas distribuidas en tres vinos. Con la vendimia de 2022 se produjeron aproximadamente 7.000 botellas de Rajadero, 3.000 botellas de La Montaña y 600 botellas de Pribilo.
Rajadero 2022
Se trata de un varietal de Forastera Gomera (85 %) con un ligero aporte de Listán Blanco (15 %), procedentes de las parcelas que trabaja la bodega, unas cepas de unos 50 años de edad plantadas sobre suelos de origen volcánico. Tras una vendimia manual, al alba, las uvas son sometidas a una maceración prefermentativa en frío. La fermentación alcohólica tiene lugar en depósitos de acero inoxidable a una temperatura controlada de entre 14 ºC y 15 ºC. El vino tiene una crianza sobre sus lías finas de cuatro meses.
Rajadero se presenta en copa con un color amarillo limón y reflejos dorados. En su nariz encontramos fruta blanca y de hueso acompañada de laurel, notas minerales y cítricas. En boca es un vino con buena acidez, en un trago frutal y untuoso.
Pribilo 2022
El vino elaborado en honor a Antonio Negrín “Pribilo”, como no podía ser de otra forma, está hecho con las mejores uvas de Rajadero. Se trata de un monovarietal de Forastera Gomera procedente de cepas de más de 60 años, plantadas en laderas con suelos volcánicos y conducidas en vaso. Tras una vendimia manual al alba, las uvas son sometidas a una maceración prefermentativa en frío en depósitos de acero inoxidable. La fermentación se lleva a cabo en una barrica de acacia de 500 litros, donde el vino también tendrá una crianza sobre sus lías finas durante seis meses.
Pribilo se presenta en copa con un color amarillo pajizo y reflejos dorados. Su nariz es mineral, y en ella también encontramos fruta de hueso, así como notas balsámicas y cítricas. En boca, tiene una entrada vertical para luego ensancharse, mostrando un buen volumen en un trago complejo y largo.
La Montaña 2022
El único tinto que elabora Altos de Chipude lleva el nombre de la viña donde nace: La Montaña. Se trata de un coupage de Listán Negro y Tintilla, procedente de cepas de más de 60 años, plantadas en vaso sobre suelos de origen volcánico. Tras una vendimia al amanecer, las uvas son sometidas a una maceración prefermentativa en frío. La fermentación alcohólica tiene lugar en depósitos de acero inoxidable con control de temperatura. La conversión maloláctica se lleva a cabo en barricas de roble francés de 225 litros, donde también tiene lugar la crianza.
La Montaña se presenta en copa con un color rojo brillante de capa media. Su nariz es más golosa de lo que su color nos hace prever; en ella encontramos fruta negra acompañada de regaliz, notas lácticas y minerales. En boca, volvemos a encontrar un vino ligero y frutal con una buena acidez, en un trago elegante, complejo y mineral.
Es un vino muy especial que nos hace viajar a una isla donde Gloria cuida las viñas que un día plantó su abuelo y cuidó su padre, unas cepas que, estamos seguros, de vez en cuando oyen cantar a Gloria con esa voz dulce que nos transporta al terruño de La Gomera, al origen de Altos de Chipude.
Vino | Alcohol | Producción | Precio (75 cl) |
Rajadero 2022 | 14 % | 7.000 botellas de 75 cl | ~22 euros |
Pribilo 2022 | 13 % | 600 botellas de 75 cl | – |
La Montaña 2022 | 12 % | 3.000 botellas de 75 cl | ~16 euros |
Hemos creado este espacio para ti
Si quieres que los lectores de Nos Vamos de Vinos accedan a la web de tu bodega, distribuidora, tienda, vinoteca, hotel rural… a través de un enlace con foto como éste, te sorprenderá lo económico que es.