Lo hemos hecho mal; hay que admitirlo. No deberíamos haber abierto este A de Arínzano Rosé 2019… aún. Y es que este vino (delicioso, por cierto) es un rosado diferente a los convencionales rosados navarros: se trata de un vino con capacidad de guarda; un 2019 que no ha alcanzado aún todo su potencial.
Para elaborarlo, se prensan los racimos enteros (100 % Tempranillo en esta añada, si bien en ocasiones se le añade un pequeño aporte de uva Chardonnay). Tras la fermentación, el vino hace una crianza sobre lías y permanece también un tiempo en la botella, una botella que nos recuerda a esa moderna reinterpretación de la popular botella provenzal o flûte à corset que últimamente parece haber perdido la cadera; toda una declaración de intenciones.
A la vista, encontramos un vino color piel de cebolla, de baja intensidad, que delata una maceración muy corta. Sin embargo, en nariz es bastante expresivo, floral sin ser goloso, sin empalagos, muy apetecible. Si las buscamos podemos encontrar notas de campo y hojas de geranio. Pero lo importante siempre está en la boca, y es aquí donde muchos rosados se desmoronan y donde A de Arínzano se crece, con una acidez extraordinaria que te recibe en un primer ataque y deja paso a un trago más complejo, de buena intensidad, equilibrado, con un posgusto largo y una nota amarga.
Es un vino adictivo, fresco, delicioso y, en nuestro caso, un poco frustrante, ya que promete mejorar en botella en los próximos años e insiste en recordarnos, trago a trago, que lo hemos hecho mal, que lo hemos descorchado demasiado pronto.
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We were wrong. We have to admit it. We shouldn’t have uncorked this A de Arínzano Rosé 2019 … yet. That’s because this wine (delicious, by the way) is a different than the usual Navarrese rosés: it’s a wine with bottle ageing potential, a 2019 vintage that hasn’t reached yet its full potential.
To make this wine, the whole bunches are pressed (100% Tempranillo in this vintage, although sometimes a small contribution of Chardonnay grapes is added). After the fermentation happens, the wine is aged on its lees and also remains in the bottle for a while, a bottle that reminds us of that modern reinterpretation of the popular Provençal or flûte à corset bottle that lately seems to have lost its hip; A real statement.
At sight, we find an onion-skin colored wine, low intensity, which reveals a very short maceration. However, on the nose it is quite expressive, floral without being sweet, without cloying, very appetizing. If we look for them we can find countryside hints and geranium leaves. But the important thing is always in the palate, and this is where many rosés crumble and where A de Arínzano grows, with an extraordinary acidity that welcomes you in the first attack and gives way to a more complex and good intensity sip, balanced, with a long aftertaste and a bitter note.
It’s an addictive wine, fresh, delicious and, in our case, a bit frustrating, as it promises to grow in the bottle in the coming years and insists on reminding us, sip by sip, that we were wrong, that we have uncorked it too soon.