4OjosWines Botas de oloroso en la microbodega
Lucía Fuentes, Olga Sánchez y Desirée Rodríguez forman 4OjosWines, un proyecto vinícola en el que los vinos secos elaborados con Moscatel de Alejandría son los protagonistas; todo un soplo de aire fresco dentro del tradicional Marco de Jerez.

Si aún no te suenan sus nombres, más vale que prestes atención porque están llamadas a jugar un papel importante en la nueva ola de elaboradores del Marco de Jerez. Desirée Rodríguez, Olga Sánchez y Lucía Fuentes se conocieron en un ciclo de viticultura; se conocieron y se entendieron bien, porque decidieron montar una bodega de elaboración, con mucho más ingenio que recursos.
Así, el proyecto vinícola de estas tres gaditanas comienza en 2015 con un depósito prestado por la propia escuela de viticultura en el que elaboran su primer Contratiempo, un moscatel seco que recibe su nombre a raíz de todas las dificultades que conllevó su elaboración. Embotellan el vino, y una de esas botellas es elegida en una cata a ciegas por el equipo de sumillería de Aponiente, el restaurante del chef Ángel León, que tras probarlo se hace con las 800 botellas que quedaban.

4OjosWine, un sueño en un vivero de empresas

A partir de entonces, el sueño se convierte en realidad, y poco a poco Lucía, Olga y Desirée van haciendo crecer su proyecto hasta prácticamente desbordar la pequeña nave del vivero de empresas en la que elaboran, crían y almacenan sus vinos, a las afueras del Puerto de Santa María. Allí producen en la actualidad 8.000 botellas anuales, que venden casi en su totalidad a hostelería, casi todo en España pero también en países como Reino Unido, Dinamarca y Suiza, donde ya han conseguido darse a conocer. Quieren crecer, nos comentan Olga y Desirée, y por eso muy pronto van a mudarse a un lugar más grande.

4OjosWines Desiree Rodríguez en la microbodega
Desirée Rodríguez en la microbodega de 4OjosWines.

Olga y Desirée son nuestras anfitrionas y las que llevan el mayor peso del trabajo en bodega, ya que Lucía es desde hace un tiempo sumiller de Aponiente, y no nos duelen prendas en admitir que teníamos unas ganas locas conocerlas y saber algo más de su proyecto desde que hace más de un año probáramos Contratiempo 2018, al cual le seguirían Al Tun Tún 2016 y Desvelao 2018, vinos todos ellos muy dispares pero con el factor común de ser irreverentes (con los habituales vinos de Jerez) y a la vez respetuosos (con la fruta y la tierra de la que proceden).
Así que finalmente conocemos a Olga y Desirée en su pequeña nave durante una cálida mañana a finales de septiembre. De alguna forma, nos da la sensación de conocer un poquito más de Desirée por su mayor actividad en las redes sociales, y es algo que nos gusta especialmente cuando subimos alguna historia de Instagram sobre uno de sus vinos y ella inmediatamente nos pregunta si nos ha gustado. No cabe duda de que hay una pequeña parte de toda esa pasión, de esa preocupación por su trabajo que consigue colarse en el interior de cada botella que sale de la microbodega de 4Ojos.

4OjosWines Olga Sánchez en la microbodega
Olga Sánchez nos habla de los vinos de 4OjosWines en su microbodega.

Olga y Desiré nos explican que no tienen viñedo, sino que compran uva a viticultores de la zona. La uva blanca es exclusivamente Moscatel, y procede del pago de Balbaína, aunque no descartan trabajar también con Palomino en un futuro más o menos próximo. La uva tinta la compran nuevamente en Balbaína (la Merlot de Bodega Forlong) y en Trebujena (Syrah), y en el pasado también compraban uva en San José del Valle, en las inmediaciones de la sierra de Grazalema.

Los vinos de 4OjosWines

Una vez que la uva llega a la bodega (o el mosto, en el caso de la Moscatel, que se prensa en el lagar de la propia viña, en la Finca La Blanquita), 4Ojos elabora diferentes vinos. El origen de todo, Contratiempo, “siempre da algún problema”, reconocen joviales Olga y Desirée mientras sonríen de manera cómplice. A pesar de que no parece tener mucho misterio, no vas a encontrar tan fácilmente un monovarietal de uva Moscatel que haga una fermentación convencional; un vino seco, procedente de uva sin pasificar, cuya cata de la añada 2018 puedes leer aquí.

4OjosWines Barricas en la microbodega

Al Liquindoi es el tinto de la bodega gaditana, y es tan gaditano como la expresión que le da nombre, calco fonético de ese Look and do it que al parecer un día pronunciara un capitán de barco a un tripulante conminándole a que vigilara el cargamento. Se trata de un coupage de Merlot y Syrah cuya etiqueta reproduce una escultura del artista gaditano Arsenio Rodríguez, quien realiza sus obras con materiales reciclados para concienciar sobre la sostenibilidad.
A Pulso toma su nombre del día en que llegó el depósito en el que hicieron por primera vez su original Syrah de maceración carbónica; un depósito que llegó en lo alto de la plataforma de un camión sin grúa del que hubo que bajarlo con más maña que medios. Como mandan los cánones, las uvas fermentan sin despalillar y, posteriormente, se pisan, pero no se prensan. Por el momento, A Pulso se ha tomado vacaciones, pero ya ha amenazado con volver en próximas añadas.
Al Tun Tún (aquí tienes la cata del 2016), otro monovarietal de Moscatel, permanece un año sobre lías y 10 meses más en bota de oloroso. Hemos probado diferentes añadas y hemos encontrado vinos diferentes. Pero, en cualquier caso, siempre recordaremos la primera botella que descorchamos para maridar impecablemente con sardinas ahumadas, uno de los retos más desafiantes a los que puedes enfrentar a un vino.

4OjosWines Siemprellenos en la microbodega

Desvelao es nuevamente un viejo conocido. Tras una vinificación convencional, la primera añada de este Moscatel seco fue, en realidad, un accidente, ya que le salió una capa de velo de flor en el propio depósito de fermentación, donde permaneció haciendo su particular crianza biológica más de medio año.
Por su parte, La Má, un Moscatel de crianza oxidativa, es una creación en exclusiva para maridar con algunos platos de Aponiente. Así que, si deseas probarlo, tendrás que visitar el restaurante.

4OjosWines interior de la microbodega a contraluz
Lucía y Olga nos explican el proyecto vinícola de 4OjosWines.

Y Molinero, por último,es nuevamente un monovarietal de Moscatel que se obtiene de ensamblar una parte del vino que permanece en inox con otra parte que hace una crianza de unos pocos meses en bota de oloroso. Pero, sobre todo, es un homenaje a Araceli Molinero, profesora del Grado de Viticultura en el I.E.S. Santo Domingo, donde todo empezó.

Cata de Desvelao 2019

Y una vez conocida la teoría, Olga y Desirée nos invitan a pasar a la práctica, para lo cual probamos la última añada de su Desvelao, elaborada en esta ocasión con premeditación y, según nos comentan las vinicultoras, con un velo más grueso. Desvelao 2019 es mineral, tiene aromas a fósforo y una boca muy amplia, con volumen, con mucha calidez sin dejar de ser fresca. Es un vino versátil, capaz de contentar a quienes busquen un fino o una manzanilla, a los amantes del vino natural (lleva solo sulfitos añadidos, en pequeñas dosis, en el embotellado) y a quienes busquen un blanco gastronómico, de esos que no tapan la comida pero que no desaparecen si hay sabores fuertes en el plato.

4OjosWines Desvelao
Cata de Desvelao 2019.

Para nosotros es un ejemplo más (y un ejemplo muy rico) de que Jerez es mucho más que vinos generosos, moscateles dulces y fortificaciones. De alguna forma, la microbodega de Lucía, Olga y Desirée es una puerta abierta a esa tipicidad sobresaliente que nos ofrece El Marco de Jerez, un mundo fantástico en el que las levaduras actúan al tuntún, los vinos se desvelan al menor contratiempo y hay que estar siempre al liquindoi para embotellar un poco de esa magia.

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